En Colombia el 74% de las mujeres han sufrido violencia por causa de su género. Así lo demuestran cifras recogidas por Profamilia en la última Encuesta Nacional de Demografía y Salud. Estos índices hacen parte del repertorio escalofriante de afectaciones que el conflicto armado nos ha dejado.
Para hablar de los enormes retos que enfrenta Colombia para acabar la violencia hacia las mujeres y promover la equidad de género, cuatro mujeres premios nobel de paz, así como otras empresarias y lideresas, se reunieron. Esto durante la Cumbre Mundial de Premios Nobel que se desarrolla en Bogotá.
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El panel se llamó El rol de la mujer en la construcción de paz y estuvo moderado por Patricia Janiot, periodista colombiana de CNN. Las cuatro laureadas que asistieron fueron Tawakkol Karman, periodista y activista yemení, quien recibió el premio Nobel en el 2011; Rigoberta Menchú, activista guatemalteca galardonada en 1992; Lisa Clark, copresidenta de la organización International Peace Bureau, galardonada en 1910; y Jody Williams, quien recibió el premio Nobel de Paz en 1997 por su trabajo por el desminado humanitario.
También las acompañaron Marie Andersson Frutos, embajadora de Suecia en Colombia, Mónica de Greiff, presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá, Daniel Bassey, presidente del Comité Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, y Elena Ambrosi, miembro de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.
"Las mujeres no pueden ser vistas solo como víctimas. También son constructoras de paz, por eso hace falta vincularlas al proceso de implementación de los acuerdos", dijo enfáticamente la embajadora Andersson de Frutos. La alta funcionara explicó que promover la participación de las mujeres implica vincular a la mitad de la población del país que ha sido históricamente
marginada.
Para Tawakkol esta participación no solo debe ser política, sino también económica ya que así se promueve la independencia de la mujer y se la hace menos vulnerable a la violencia intrafamiliar. "Hablar del derecho de libre expresión es hablar de los derechos de la mujeres. Hablar de los derechos de los trabajadores es hablar de los derechos de las mujeres. Promover los derechos democráticos es promover los derechos de las mujeres. Cada discusión sobre derechos humanos debe tener un enfoque hacia las mujeres", afirma la periodista yemení que lleva décadas luchando por la libre expresión en su país y fundó, en 2005, el grupo Mujeres Sin Cadenas.
El evento tuvo una gran respuesta del público, que aplaudía con frecuencia a las panelistas. "Cada hombre del mundo debe hacer un análisis de conciencia y preguntarse si justifican de alguna manera, aunque sea muy pequeña, la violencia hacia la mujer. Hay muchas organizaciones de hombres que están repensando los roles masculinos que impone la sociedad. Ese trabajo no es solo de las mujeres. Los hombres deben empezar a criticar los estereotipos con los que los criaron, porque esa violencia los afecta a ellos tanto como a nosotras", dijo enérgicamente Jody Williams.
Para Rigoberta Menchú fue muy sorprendente ver al empresariado bogotano comprometido con la construcción de paz y alentó a la Cámara de Comercio a promover entre las escuelas prácticas y enseñanzas de ética y convivencia ciudadanas. "Ya no necesitamos príncipes y princesas en nuestros cuentos infantiles. Cada niño debe aprender a perseguir sus sueños, ayudar a los demás y agradecer a la madre tierra todo lo que nos ha dado. Es desde ahí que se construye la paz".
Al concluir el encuentro quedó claro que si Colombia quiere tener un verdadero posconflicto debe poner a las mujeres donde se toman las decisiones. "Es cierto que las mujeres tienen un rol muy importante en los escenarios de posconflicto, pero debemos tener en cuenta que si llegamos al final de la guerra es gracias a las mujeres que mantuvieron a la sociedad unida", concluyó Lisa Clark luego de recordar el valeroso papel de las mujeres en Sarajevo durante los constantes bombardeos en la Segunda Guerra Mundial.
Al final del evento todas se abrazaron en un acto de hermandad y por un solo mensaje dirigido a las lideresas colombianas: luchen por sus derechos y los de sus familias, no están solas.