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“Ninguna estructura se está preparando para la guerra”: Pastor Alape

Alias “Pastor Alape”, miembro del Secretariado de las Farc, plantea la manera como manejarían la estrategia en las ciudades para incluir en el proceso de paz tanto a las estructuras guerrilleras como a los llamados “combos”, a las bandas de narcotraficantes y a los nuevos paramilitares.

Maryluz Avendaño
11 de julio de 2016 - 11:22 p. m.
“Pastor Alape” estuvo el fin de semana en zona rural de Briceño.   / Luis Benavides
“Pastor Alape” estuvo el fin de semana en zona rural de Briceño. / Luis Benavides

Mucho se habla de la paz rural, pero ¿qué están planteando las Farc en materia de la paz urbana?

Lo que hemos venido planteando es generar primero espacios de diálogo, de conversación con todos los sectores que están en los “combos”, como dicen en Medellín. No se puede desconocer a ninguno ni a ninguna problemática y, a partir de ahí, iniciar un proceso en que cada sector haga compromisos y manifieste su interés de solucionar la violencia urbana.

¿Y eso cómo se haría?

Es necesario que el Estado estructure planes de asistencia social con proyectos económicos para que la gente tenga otras posibilidades de integrarse al mundo de la cultura, de la reconciliación, que sea todo un proceso que despierte la sensibilidad humana de cada habitante de la ciudad. También deben establecerse, con cada comunidad, mecanismos de control, observación o monitoreo a agentes del Estado que no están cumpliendo sus funciones, para que la gente pueda ejercer sus derechos y que no sean grupos armados los que, bajo la supuesta promesa de prestar seguridad, mantengan a las personas sometidas con extorsiones.

¿Cuando habla de agentes del Estado, se refiere a las denuncias sobre policías corruptos?

A todos los servidores públicos, no sólo agentes de la Policía o miembros de las Fuerzas Militares, sino además a integrantes de las administraciones públicas que se hacen los de la vista gorda o reciben dividendos para que la delincuencia actúe en impunidad.

¿Existe ya una guía o una hoja de ruta sobre cómo se haría en la práctica esa paz urbana?

Este es un proceso que debe construirse con el Estado y con la comunidad internacional, aportando y monitoreando para que la reconciliación en las ciudades sea posible. Como le decía, debe tener tres ejes centrales: espacios de empleo para la subsistencia, socialización de todos los programas que hay para los jóvenes y participación.

¿Ya las Farc han mandado alguna directriz a sus estructuras urbanas para que se sumen a ese proceso?

Es una orientación que se ha transmitido a las estructuras políticas en las ciudades con el fin de comenzar a abrir esos espacios para la participación de la gente que está interesada. Estamos en esa fase, lo estamos haciendo con manifestaciones artísticas y debate político. En Medellín, por ejemplo, no es fácil cuestionar de manera abierta, pero sí vamos generando conciencia para una nueva metodología para superar las dificultades.

¿Es posible realmente sumar los “combos” y otras bandas? ¿Qué dicen los jóvenes que hacen parte de estas estructuras?

Hay sectores muy sumidos en problemas de vicio y hay otros que no están tan afectados por el fenómeno de la drogadicción, pero hay un escenario que venimos valorando, como en Medellín, y es el diálogo urbano, tratando de que todos los actores hagan esa discusión, y ese es un ejercicio que va a aportarle a la paz. Por esa vía podemos construir, escucharlos a todos y aportar para que este proceso realmente sea exitoso, porque la paz debe incluir a todos los sectores.

¿Cómo será la desmovilización de las estructuras de las Farc en las ciudades?

Entrarán como estructuras político-militares, porque están inmersos en esta lucha y los cobija el delito de rebelión. Cuando hablamos de las bandas y “combos”, estos deben enmarcarse en sometimiento y negociación, por eso hablamos de la participación de la comunidad internacional para que se haga en el marco del sometimiento a la justicia bajo la sombrilla de la protección de los derechos humanos. Es fundamental que a esos jóvenes se les garanticen sus derechos, porque una cosa es que tengan que someterse a la justicia y otra la garantía de los derechos.

Para poner un ejemplo, en el caso de Medellín, ¿cuántos hombres integran las estructuras de las Farc?

Nosotros evitamos hablar de censos, de cifras. No hemos establecido esa metodología, excepto cuando lleguemos a las zonas donde nos vamos a ubicar y esa información la manejaría la comunidad internacional, ni siquiera el Gobierno, que es la que establecerá el mecanismo de verificación. En ese momento, cuando lo tengamos todo claro, se conocerán esos datos.

Usted hace mucha referencia a Medellín. ¿Será esta ciudad un laboratorio para lo que se haga en el resto del país?

No, esto tendrá que hacerse en Cali, Barranquilla, Bogotá y muchas otras ciudades. Hablo de Medellín porque estoy más enterado de lo que pasa allí, pero en Quibdó hay que hacer lo mismo, o en Apartadó hay una serie de bandas que generan mucha zozobra en los barrios, pandillas que se enfrentan. Todos estos fenómenos hay que integrarlos al proceso, repito, con oportunidades y sometimiento.

¿Qué tan viable es lograr la paz teniendo en cuenta las estructuras de neoparamilitares y narcotraficantes que están ahí con ofertas para los jóvenes?

La solución tiene que ser en un marco global, coger las estructuras paramilitares, bandas, narcotraficantes, “combos”, a todas, y enmarcarlas en ese acuerdo. Por eso es importante el acompañamiento de la comunidad internacional, para que verifique cómo debemos hacerlo, en el marco de la justicia y las oportunidades. Así es que creemos en la construcción de paz.

Los desplazados son una seria problemática en las ciudades. ¿Qué se plantea para ellos?

Eso es parte del proyecto que hay que promover en las ciudades. Hay que tratar de descongestionar las urbes y darles alternativas para que retornen al campo en condiciones de vida digna, demostrarles que en el campo es viable su existencia, que se puede desarrollar la vida con dignidad, que el campo tiene muchas oportunidades y estamos trabajando mucho para que así sea.

El presidente Santos dijo hace poco que si el proceso de paz fracasa, la guerra se libraría en las ciudades. ¿Las Farc tienen estructuras urbanas listas para atacar?

Todas nuestras estructuras se están preparando para la paz, no hay ninguna preparándose para la guerra. Hay que decir que las declaraciones del presidente Santos fueron muy inoportunas, porque así no se les responde a quienes están en contra del proceso, si es que se le quiere responder a la derecha por la campaña que ellos hacen. A estos sectores hay que decirles que la guerra va herida de muerte, que está siento derrotada, que quienes han vivido de ella se manifiestan heridos y rabiosos. Hoy estamos caminando con pasos de paz y en tiempo de paz.

Por Maryluz Avendaño

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