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Polifonías del miedo

“Recordar: volver a pasar por el corazón” se consolida como la primera exposición permanente del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, con el objetivo de plasmar lo que fue de la guerra en las urbes colombianas.

Daniela Vargas
13 de diciembre de 2018 - 02:20 a. m.
“Recordar”, una exposición sensorial que se inauguró el 10 de diciembre. /Cortesía
“Recordar”, una exposición sensorial que se inauguró el 10 de diciembre. /Cortesía

Se escucha el eco de una explosión, los pasos apresurados de la gente en la calle, sirenas de policía, un carro que se detiene cerca y noticias de última hora que anuncian el asesinato de trece personas, el secuestro de otras cinco y la violación de una mujer en Bogotá.

Cada sonido representa un miedo, son seis en total. La angustia que evocan es tal que, de no ser porque la sala está totalmente iluminada y los demás visitantes caminan con tranquilidad, uno alcanzaría a pensar que un evento catastrófico está a punto de suceder. Hacen parte de “Polifonías del miedo”, una de las siete estaciones que conforman la primera exposición permanente del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, ‘Recordar: volver a pasar por el corazón’.

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Otra estación es “El incalculable peso del desplazamiento forzado”: si tuviera que empacar su maleta y ser obligado a dejar su hogar ¿qué llevaría y cuánto pesaría? Según el Registro Único de Víctimas, 8’760.290 personas —casi la misma cantidad de habitantes que hay en Bogotá— han sido registradas como víctimas del conflicto en Colombia.

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En ‘La memoria a través de los objetos’, dos hombres con canas y trajes elegantes sonríen frente a una vitrina que expone un radio antiguo. Se ríen porque recuerdan que hace 50 años iban al estadio con esos ya obsoletos aparatos para escuchar la narración de los partidos de fútbol. El radio está junto a una cadena de plata que lleva una cruz, un bolso de colores tejido, una carta escrita a mano del año 98, y otros objetos pertenecientes a los actores —tanto víctimas como victimarios— del conflicto. Cada uno cuenta una historia diferente de cómo fue vivir la guerra de frente.

En cuatro minutos y 41 segundos de video, Leopoldo Romero, de Sumapaz, cuenta que perdió a dos de sus tres hijos por culpa del conflicto, mientras sostiene sus fotografías en las manos. El 15 de marzo del 2002, su hijo, Hernando Romero, fue herido de muerte por tropas del Ejército Nacional; y su hija, Sandra Rojas, fue reclutada por las Farc, el 4 de diciembre del 2001.

La máquina de escribir del exdirector de El Espectador, Guillermo Cano, junto con la cámara de la periodista Jineth Bedoya y el saco del máximo comandante del M19, Carlos Pizarro, también hicieron parte de la muestra, como símbolos de la historia.

‘Rostros que transforman la ciudad’ —otra estación— es una serie de cubos que le dan rostro y color al desplazamiento forzado. Bogotá es la ciudad que más población desplazada ha recibido en la historia, seguida de Medellín con 483.371 personas.

En un túnel se proyectan las movilizaciones ciudadanas que han tomado protagonismo en la capital. Desde la histórica marcha del silencio convocada por Gaitán el 7 de febrero de 1948, hasta la del 5 de octubre del 2016, en la que, tras la victoria del No en el Plebiscito por la Paz, miles de ciudadanos salieron a protestar para que no se rompieran los acuerdos de La Habana. Esta estación lleva por nombre ‘Paz en Movimiento’.

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¡Pueblo, por la restauración moral! ¡A la carga! ¡Pueblo, por nuestra victoria! ¡A la carga! ¡Pueblo, por la derrota de la oligarquía! ¡A la carga! Un discurso seguido de un tiro directo al pecho y el eco resonante de un pueblo que gritaba “¡Mataron a Gaitán!”. ‘Miradas de la guerra en la ciudad’ resalta los momentos de violencia que marcaron a la ciudad y a sus habitantes. El asesinato del periodista Jaime Garzón, los falsos positivos, la toma y retoma del Palacio de Justicia hacen parte de una memoria colectiva que no nos permite olvidar los hitos ocurridos en el marco del conflicto armado.

Los secuestros, las amenazas, los asesinatos colectivos, las desapariciones y las bombas se volvieron una constante en las calles de Bogotá. La guerra dejó de ser ajena y se cargó de cotidianidad. Ahora el paisaje se adornaba con rejas y cintas en las ventanas para que, en caso de que hubiera una onda explosiva, los vidrios no se convirtieran en proyectiles. La costumbre de tener una maleta preparada para hacer más digno un posible secuestro era habitual. Y “la desconfianza comenzó a ser una forma de protección”.

“Los recuerdos llenan la memoria y le dan sentido a nuestra vida”, dijo el coordinador del Centro Memoria, Paz y Reconciliación, Carlos Arturo Charria, en el evento de inauguración de la exposición, que se dio en el marco de los 70 años de la declaración de la Carta Universal de los Derechos Humanos.

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‘Recordar: volver a pasar por el corazón’ permite de forma sensorial, revivir las experiencias de la guerra y reconstruir la identidad del país, a través de relatos de indígenas, negros, afrocolombianos, raizales y palenqueros, como víctimas del conflicto. “Teníamos una deuda pendiente que era contar lo que pasó con el conflicto en Bogotá. Hay una cantidad de historias que no se escuchan, y la idea es que la ciudad se convierta en un sitio de reconciliación”, comentó el alto consejero para las Víctimas del Distrito, Gustavo Quintero.

La exposición es una iniciativa de la Alcaldía de Bogotá y la Alta Consejería para los Derechos de las Víctimas, la Paz y la Reconciliación, y estará abierta al público a partir de este martes 11 de diciembre, en jornada continua.

Por Daniela Vargas

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