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Una semana entre bombas y balas en Hacarí

En el corregimiento de Mesitas se presentaron combates desde la noche del sábado dos de junio. Los civiles han quedado en medio del fuego: cuatro han resultado heridos y uno muerto. El riesgo persiste.

Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez
11 de junio de 2018 - 04:39 p. m.
Los habitantes del corregimiento de Mesitas aseguran que artefactos como esos fueron lanzados en la confrontación entre el Ejército y el Epl./ Cortesía.
Los habitantes del corregimiento de Mesitas aseguran que artefactos como esos fueron lanzados en la confrontación entre el Ejército y el Epl./ Cortesía.

La noche del sábado 2 de junio los habitantes del corregimiento Mesitas, del municipio de Hacarí en Norte de Santander, escucharon helicópteros sobrevolando. Luego escucharon disparos y explosiones. El Ejército iba en búsqueda de integrantes del Epl que hacen presencia en ese sector.

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Los combates se extendieron hasta el miércoles 6 de junio. Habitantes de la zona, que hablaron con Colombia2020 con la condición de que sus nombres no fueran revelados por miedo a represalias, cuentan que el Ejército llegó el sábado en tres helicópteros que dispararon indiscriminadamente. Esa noche resultaron heridas dos personas con esquirlas.

Los heridos civiles pudieron ser atendidos hasta la mañana del domingo. Una Misión Médica que tiene como sede el casco urbano del municipio se desplazó hasta el corregimiento y los atendió. Por su parte, dos personas de la comunidad indicaron que el Ejército les pidió que les ayudaran a sacar a cuatro soldados heridos, pero los habitantes del sector se negaron debido al riesgo de ser estigmatizados después.

Los hechos motivaron a que la Comisión por la vida, la reconciliación y la paz del Catatumbo, una iniciativa de varias organizaciones sociales de la región, se pronunciara. “Los bombardeos y ametrallamientos son indiscriminados, se han impactado viviendas y bienes civiles, la Fuerza Pública ha tomado viviendas sin orden judicial y ha tomado pertenencias de los civiles”, señala en el comunicado que se hizo público tras una verificación en el terreno a la que fueron, además de la Comisión, la Defensoría del Pueblo, Regional Ocaña, y la Personería del municipio.

El domingo 3 de junio varias familias de Mesitas salieron desplazadas. Unas salieron hacia las veredas La Esperanza y La Estación, otras se fueron al casco urbano de Hacarí, que está a una hora y media en moto de donde sucedieron los hechos. La Personería del municipio contabilizó 64 familias que se desplazaron entre veredas y 55 que lo hicieron hacia el casco urbano. Era la segunda vez que tenían que abandonar sus casas en menos de cuatro meses, lo habían hecho previamente por enfrentamientos entre el Eln y el Epl y estaban en medio de una guerra desde el 11 de marzo.

La situación empeoró la noche del miércoles. Un habitante de Mesitas cuenta que llegaron helicópteros de la Fuerza Pública que lanzaron bombas y ametrallaron. “Esa gente disparó indiscriminadamente, no les importo que hubiera población civil”, señaló el poblador. Según él, Yurjen Soto Gutiérrez, un agricultor de la región de 19 años, se encontraba en su casa cuando una bomba lanzada por el Ejército cayó en la habitación donde estaba y acabó con su vida. En el hecho resultaron heridos dos jóvenes más. “De puro milagro no hubo más muertos”, afirmó.

“Yurjen hacía parte de la junta de acción comunal. Con su muerte nos afectaron a toda la comunidad. Era una persona muy querida por nosotros”, cuenta la misma persona.  “Yo tengo casi 50 años y nunca había visto el atropello que hizo el Estado contra la población civil”, agregó.

Sin embargo, la versión del Ejército es diferente. La institución señala a Los Pelusos (nombre con el que llaman al Epl) de lanzar los artefactos que acabaron con la vida de Yurjen. En un comunicado de la Segunda División, de la cual dependía el desarrollo de las operaciones, señalan que las unidades del Ejército fueron atacadas “con medios y métodos de guerra no convencionales de fabricación artesanal, los cuales según el Derecho Internacional Humanitario son prohibidos por su alto nivel de afectación e imprecisión”.

Por su parte, el personero de Hacarí, Yoni Galviz, dice que las investigaciones deberán esclarecer qué fue lo que pasó ese día, pero que los pobladores del sector coinciden en que la muerte se produjo luego de que el Ejército lanzara artefactos explosivos.

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La petición de los civiles

Desde el 14 de marzo, cuando empezó la guerra entre el Eln y el Epl, los habitantes del Catatumbo vienen haciéndole una petición a los actores armados (legales e ilegales) que operan en la región: que saquen a los civiles de la guerra. Un habitante de Mesitas insiste en eso “ellos saben que aquí están los grupos insurgentes, entonces que peleen con ellos, pero que no nos afecten a nosotros”. En el mismo sentido se pronunció el Personero: “Lo único que manifiesto es que se deje a un lado la población civil”.

El riesgo persiste en la región. “Los niños ahora escuchan cualquier cosa y se asustan”, dice un poblador de la región. La situación se agrava porque en la región siguen haciendo presencia el Epl y el Eln, grupos que están en medio de una guerra. Además, el operativo que llevó a cabo el Ejército en Mesitas dejó asustados a los pobladores.

En reiteradas ocasiones la Comisión para la vida ha pedido que la solución no sea militarizar el territorio. Piden que se llegue a una solución dialogada del conflicto para que, después de décadas de guerra, los catatumberos puedan sentir la paz en su región.

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Por Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez

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