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Arte que construye memoria de paz

La Galería Artística Itinerante de la Memoria es una iniciativa de jóvenes que busca la paz y la transformación de su territorio a través del arte.

Beatriz Valdés Correa @beatrijelena
27 de agosto de 2017 - 07:00 p. m.
Réplicas artísticas locales de la Galería Itinerante de la Memoria. / Cortesía Pigmentarte Colectivo
Réplicas artísticas locales de la Galería Itinerante de la Memoria. / Cortesía Pigmentarte Colectivo

El circo, el teatro y el performance, la fotografía y la reconstrucción de la memoria son las cuatro miradas artísticas que construyen la Galería Artística Itinerante de la Memoria, un proyecto de transformación hacia la paz en el que participan niños y jóvenes de las localidades de La Candelaria y Mártires. Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo de Redepaz, Casa B, Fundación Procrear e Idartes, se presentará en la Semana por la Paz.

Jorge Enrique López es artista de circo y disfruta enseñar, por eso lleva cinco años trabajando con jóvenes en procesos de restitución de derechos y de fortalecimiento a la política pública de la juventud, todo a través del arte. En julio encontró una oportunidad de transformación hacia la paz y la memoria pasada y futura con niños desde los seis años hasta jóvenes de 28 años: la Galería Artística Itinerante de la Memoria.

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Este es un espacio en el que, a partir de las herramientas artísticas, se busca que los niños y jóvenes participen de la transformación de su barrio (Belén). Jorge Enrique López observa que las dinámicas de la ciudad ocasionan que muchos jóvenes, posibles artistas, se pierdan en ellas: “hay una tasa muy alta de desempleo, de delincuencia, y esto obedece a que muchos de nuestros de jóvenes no tienen la proyección de qué quieren para el futuro”.

Esos jóvenes que no tienen claro un camino son los que, según López, necesitan ser impulsados y apoyados. Ellos como organización juvenil y en trabajo con Redepaz intentan hacer parte de la memoria transformadora de la ciudad.

El eje transversal es el arte como elemento de memoria, que esta no la conciben como algo que ya pasó, como un recuerdo, sino como una función en construcción. Adriana Rodríguez, coordinadora del equipo de Comunicaciones de Semana por la Paz, piensa que el objetivo es “reconocer que somos territorio de paz y que la memoria no es solo de violencia, también de una memoria de paz, donde los jóvenes reconozcan en su localidad cuáles son estos sitios de encuentro, de construcción de paz y de tejido social a través de las artes”.

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La pregunta de por qué a través del arte tiene una respuesta sencilla, pero difícil de articular con la cotidianidad: porque muchos niños y jóvenes no se sienten identificados con las actividades que se ofrecen comúnmente en las escuelas y eso cierra sus posibilidades de pensar su vida de manera distinta. Jorge Enrique López los llama “artistas muertos” y piensa que la mejor manera de revivirlos es incentivando nuevos oficios. “En las instituciones educativas, los maestros deben reconocer que sus estudiantes tienen unas habilidades distintas y cuando se reconoce esto, entonces hay motivarlos e incentivar su participación en procesos artísticos, por ejemplo”.

La paz desde el arte es también impedir que la guerra, desde los actores que aún la hacen, le arrebate más jóvenes al barrio; por el contrario, la idea es hacer del arte un tema central y un posible proyecto de vida. Adriana Rodríguez lo pone en acciones: “Cuando tomas los colores y representas el país, usas el lenguaje en los cuentos, no estigmatizas; cuando les das cabida a las mujeres y a las víctimas y eres capaz de representar el dolor a través del tejido o de las pinturas, encontramos que con el arte los jóvenes se vinculan con mayor facilidad al proceso de transformación”.

En el proceso, que ellos llaman “construcción de memoria de paz”, han encontrado que a los chicos les gusta más la acción que la palabra. Prefieren subirse en zancos que recibir cátedra. Les gusta el riesgo y con él han aprendido a caerse, a perder el miedo y a confiar en el otro. Sin embargo, el “profe Kike” no deja de lado el discurso. La jornada se inicia practicando, pero a medida que los niños y jóvenes se reconocen en su contexto barrial, entonces habla del recuerdo, del conflicto y de cómo están haciendo algo diferente. (Puede ver: “A movilizarse por la paz”)

Precisamente el método es así porque la Galería Artística se piensa desde el concepto de la “memoria transformadora”: el constante reto de repensarnos, reconstruirnos y tejer nuevamente una sociedad que pueda contribuir a la reconciliación del país.

La Semana por la Paz será el escenario de exposición de la Galería. El 4 de septiembre, en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, los protagonistas serán los jóvenes que se han venido preparando para mostrar sus aprendizajes y sus creaciones artísticas. Ellos que construyen memoria futura.

Por Beatriz Valdés Correa @beatrijelena

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