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Daniela Soto, la joven lideresa indígena herida en ataque armado a la minga en Cali

Estudiante de filosofía en la Universidad del Cauca, ha sido autoridad del cabildo indígena universitario de Popayán, lideresa de jóvenes en el CRIC y lideresa vinculada a ONU Mujeres en el territorio. Hace un mes fue vocera en el Foro Global Generación Igualdad celebrado en México.

Sebastián Forero Rueda
11 de mayo de 2021 - 09:00 p. m.
Daniela Soto es ampliamente reconocida entre los jóvenes indígenas del Cauca y el movimiento estudiantil de Popayán.
Daniela Soto es ampliamente reconocida entre los jóvenes indígenas del Cauca y el movimiento estudiantil de Popayán.
Foto: Cortesía

La noche del viernes 7 de mayo en que desde una camioneta de alta gama dispararon contra los manifestantes en el sector de La Luna, en el centro de Cali, Daniela Soto acompañó al grupo de mingueros del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) que se dio a la persecución de los agresores. Al recibir información sobre la presencia de la camioneta que merodeaba en ese sector, un grupo de guardias indígenas, al que se sumó también Daniela, acudió allí pero fueron recibidos sin mediar palabra también con disparos. Allí mismo también fue atacada una misión médica.

En una transmisión en vivo, desde la página de Facebook del CRIC, quedaron registrados los instantes en que los mingueros avanzan detrás de los agresores. Finalmente, alcanzan a uno de ellos que intentó esconderse en una licorera. El hombre, al que se le encontró el arma de fuego, fue capturado y puesto a disposición de la justicia indígena. Dos días después, sería Daniela Soto quien saldría herida con un disparo de bala en el abdomen, en un nuevo ataque por parte de civiles armados en camionetas blindadas, esta vez en el sector La María, en Cañas Gordas, en el sur de Cali.

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A Cali había llegado desde la semana pasada. Hizo parte de las delegaciones de los 127 territorios del CRIC que acudieron a la capital del Valle a respaldar el Paro Nacional. “Después de varias juntas y de consultar en los territorios, se concluyó que había que venir a respaldar; no porque seamos los salvadores, sino porque somos parte del Paro Nacional, a nosotros también nos afecta un escenario en el que están masacrando a la población. La decisión fue venir a acompañar en una acción mediadora, como garantes de que la Fuerza Pública no atacara a los manifestantes y viceversa; estar en calma”, explica desde Cali Diana Collazos, indígena del pueblo nasa, integrante de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN).

Este es el estado de Facebook que publicó Daniela ese viernes 7 de mayo, ya en Cali: “Acá estamos más firmes que nunca y fortaleciendo el corazón bien bonito.”

Desde su llegada a esa ciudad, Daniela hacía parte de los grupos que iban a los puntos de concentración en Puerto Resistencia, Siloé, Sameco, Portada del Mar, entre otros, donde manifestantes y miembros de la primera línea de protestantes tienen instalados bloqueos y barricadas.

Pese a tener 23 años, Daniela es una lideresa de larga trayectoria. Nacida en el resguardo Kwet’h Kina, en territorio Sath Tama Kiwe, Caldono, empezó a mostrar señales de lo que iba a ser su vida como lideresa desde muy temprano. Su madre, Rosa Pito, dice que desde muy niña “manejaba el feminismo”. En una ocasión, revisando la maleta de su hija le encontró una cuchilla vieja y oxidada. “Yo le dije: no le saque la punta al lápiz con eso que de pronto se corta; y ella me dijo ‘es que no es para sacarle punta, es por si los otros niños se quieren burlar de mí yo les muestro eso y ellos se asustan’. Ella era así, no permitía que nadie la tocara, siempre fue muy autónoma”, cuenta Rosa Pito sentada al lado de la camilla en la que permanece postrada hoy su hija.

También empezó a llamar la atención de los adultos porque era una lectora feroz. Aprendió a leer pronto y el primer libro que se devoró fue El Principito y luego Alicia en el País de Las Maravillas. Lo que le pedía a su madre eran libros. Quería leer. “Una vez un libro me costó $45.000 y le estoy hablando de hace 18 años; era mucha plata, pero era el querer de ella”, dice su madre.

Con ese potencial, le decían sus familiares que estudiara medicina o una ingeniería. Pero ella se negó. “Voy a estudiar es filosofía porque el pueblo necesita gente pensante”, sostiene su madre que le dijo. Y dijo que no quería ir a Cali a estudiar en la Universidad del Valle, sino que quería estudiar en la del Cauca, en Popayán.

Pronto tuvo que suspender su carrera, porque fue elegida como coordinadora regional del programa de jóvenes del CRIC en 2017. Entonces recorrió los territorios, habló con los jóvenes, se formó políticamente: “caminó orientada desde lo que decía la juventud”, sostiene Diana Collazos, quien es además amiga cercana de Daniela.

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Elizabeth Castillo, profesora del departamento de Estudios Interculturales de esa universidad, resalta el liderazgo que ha tenido Daniela en la Universidad del Cauca. Cuenta que fue elegida autoridad del cabildo indígena universitario de Popayán, que agrupa a todos los estudiantes indígenas en las distintas instituciones de educación superior de la capital del Cauca. “Desde ese espacio velan por las situaciones particulares que tienen los indígenas que se vienen a estudiar a Popayán sus carreras universitarias. Ahí desarrolló un trabajo muy activo, que la hizo muy visible en el contexto universitario. Ese cabildo es una organización absolutamente reconocida y legítima dentro del movimiento estudiantil”, explica la docente.

En su estadía en la universidad, convenció a las directivas de que tenía que ir a un diálogo sobre la liberación de la madre tierra en Guatemala. Por su insistencia, los directivos no tuvieron de otra que enviarla. Y estando en ese país centroamericano, aprovechó y se fue hasta México donde anduvo varias semanas con los indígenas de Chiapas y su levantamiento zapatista.

En 2019, empezó a participar en lo que hasta ahora venía trabajando: procesos de mujer y género con el CRIC y con ONU Mujeres. Junto a otros líderes y lideresas del departamento, Daniela participó en la creación de la Agenda de Paz Joven del Cauca, una red de organizaciones sociales juveniles que reúne procesos de organizaciones indígenas, campesinas y urbanas de todo el departamento. Desde ese espacio lideraron en 2020 el primer campamento de liderazgo para mujeres jóvenes en el Cauca, en el que participaron más de 100 mujeres.

Bibiana Aído, española y representante de ONU Mujeres en Colombia, habló con Colombia+20 y resaltó el trabajo que venía realizando Daniela Soto. Contó sobre una de las más recientes participaciones de la joven lideresa nasa en un encuentro promovido por ONU Mujeres en México. “Daniela es una de nuestras referentes de jóvenes líderes a nivel global. De hecho, hace menos de un mes participó como vocera en el Foro Global Generación Igualdad celebrado en México, convocado por ONU Mujeres y copresidido conjuntamente por los Gobiernos de México y Francia. Daniela fue dialogante en la sesión ‘La crisis en la construcción de la igualdad de género para la paz y la seguridad y el sector humanitario’, aportando desde su experiencia como lideresa indígena y su trabajo con las juventudes rurales del Cauca y construyendo a favor de las necesidades de mujeres y niñas desplazadas en el marco del conflicto interno”.

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El día del ataque

El domingo 9 de mayo, a integrantes de la minga en Cali llegó el llamado de auxilio de un consejero del CRIC, Harold Secue, que se desplazaba en un vehículo con otros tres miembros de la minga y cuyo paso fue obstruido a la altura del puente de La Viga, sobre la avenida Cañas Gordas que conduce a Jamundí, por una manifestación de personas vestidas de blanco, con camionetas Toyota. Le atravesaron camionetas que dejaron el vehículo atrapado. “A él lo estaban amenazando y él lo que hace es bloquear las puertas, para que no lo atacaran. Se dijo ‘vamos a hacer presión para que lo liberen y salimos para allá’”, sostiene Diana Collazos.

Ello coincide con el testimonio del representante a la Cámara John Jairo Hoyos, quien presenció desde el otro lado lo que ocurría: “Allí estaban unas 20 personas vestidas de blanco y con camionetas de alta gama. Nos invitaron a que entre todos atajáramos a los indígenas. En uno de los vehículos que pasó por aquel punto venían tres indígenas. Ese carro quedó rodeado por otros carros. Estancado. Al que tuviera pinta de indígena, no lo dejaban pasar. Luego llegó una chiva llena de indígenas. Los de blanco se atravesaron en el camino, los detuvieron y les decían que “Cali se respeta”, así que finalmente la chiva se devolvió”.

Llegaron más miembros de la minga. “Empezaron a insultarnos. Con Daniela y otras mujeres estábamos mediando para que la comunidad no se alterara. Pero nosotros también terminamos respondiendo a los insultos. Si a mi me insultan yo no me voy a dejar. Otros compañeros también ya estaban muy alterados, entonces lo que hicimos fue empezar a halar a nuestra gente para atrás porque no encontrábamos al consejero. Se alteraron los señores de la marcha y uno de ellos pateó a una compañera y aruñó a otra. Ese fue el detonante y se armó la montonera”, sostiene Diana.

Allí, según las versiones de los mingueros y como evidencian varios videos captados en esos instantes, hombres vestidos de civil y armados, junto a la Policía, dispararon hacia la minga. Un disparo impactó en el abdomen de Daniela Soto, que se desplomó en el lugar. Sus compañeros corrieron a auxiliarla y también levantaron a los otros heridos. Los registros hablan de 12 lesionados: Segundo Pequí Ramos, Alexander Frider Yule Ramos, Kevin Antonio Mora, Pedro Herney Ramos Perdomo, Dubán David Ciclos Ñuscue, Educardo Ul Ul, Yerson Javier Tálaga Ulcué, Marlon Yesid Matínez Canas, Jerson Ignacio Tróchez Tenorio, Sandro Leonel Camayo Ipia, Iván René Casso Hurtado, Daniela Soto.

El representante John Jairo Hoyos también contó: “Me acerco a los indígenas y uno de ellos me dice: ‘mire, señor, nosotros venimos desde la Universidad del Valle porque un consejero indígena se encuentra atrapado en el puente de La Viga y nos llamó pidiendo auxilio. Desde que salimos hemos tenido obstáculos: primero, nos levantaron a bala en el rompoi de Ciudad Jardín. Logramos pasar y al llegar de nuevo a este punto, volvieron a atacarnos con balas. Tenemos personas heridas, pero nosotros no queremos inconvenientes. Ya el consejero pudo salir y nosotros vamos a retirarnos”.

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Hay otros videos en los que se observa un camión perteneciente a la minga que arremete contra las puertas de un conjunto residencial y estrella varias camionetas que estaban allí. Se ve también a varios indígenas que lanzan piedras contra ese conjunto y esos vehículos. La versión de los mingueros, que respalda el representante Hoyos, es que en ese conjunto se refugiaron algunas camionetas que habían participado en el ataque.

Existen también testimonios y videos de residentes y participantes de la manifestación de camisetas blancas que denunciaron haber sido agredidos por integrantes de la minga. En uno de ellos, un hombre con sangre en su rostro denuncia que indígenas lo agredieron con piedras y machetes. “Yo pues no tengo armas, pero me amenazaron con machetes y todo. Esto es lo que estamos viviendo todos. Son 50 personas contra una sola persona o dos personas que nos atravesamos”.

Salvar la vida

El domingo Daniela entró por Urgencias al Hospital Valle del Lili, por la herida de bala que le propinaron que entró por el abdomen y salió por la cadera. Llegó sin signos vitales porque el disparo le había comprometido la vena femoral y había perdido mucha sangre. Ese mismo día le hicieron la primera cirugía para abrirle la herida y lavarla. Estuvo en cuidados intensivos y este martes le hicieron la segunda cirugía para sellar la herida y los orificios que dejó el recorrido de la bala. Según le confirmaron los médicos a Rosa Pito, su madre, hoy su estado es estable y se recupera de la cirugía.

Aún no ha despertado pues permanece sedada. A su lado permanece Rosa, esperando el momento en que su hija pueda abrir los ojos. Si bien en redes sociales circuló que Daniela necesitaba donación de sangre, no era para ella sino para el hospital, para tratar de reponer un poco de toda la sangre que se utilizó para salvarle la vida cuando entró el domingo. “Cuídate mucho, que cuando termine todo esto quiero bailar salsita contigo”, fue el último mensaje que Daniela dejó en su cuenta de Facebook.

Sebastián Forero Rueda

Por Sebastián Forero Rueda

Periodista y politólogo de la Universidad Javeriana, con experiencia en cubrimiento de temas de paz, conflicto armado, derechos humanos y economía de la coca.@SebastianForerrsforero@elespectador.com

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Usuario(51538)12 de mayo de 2021 - 07:27 p. m.
Esta mañana en la "W" un congresista del Valle, no recuerdo si de Cambio Radical o de la "U", salió a decir que no se trataba de armas de fuego, sino de rifles a base de aire comprimido, armas traumáticas, prácticamente inofensivas. Qué tal esa belleza, ah?
Usuario(13424)12 de mayo de 2021 - 04:14 p. m.
lo mejor es no seguir destruyendo a colombia y perjudicandonos a todos los mas pobres que somos los que llevamos del bulto con sus desordenes, ya que la protesta no incluye ni cierres de via por semanas asi como tampoco destruir el patrimonio de todos los que pagamos impuestos incluso ellos mismos le toca pagar tambien. no es justo no tengo nada en contra de la protesta pacifica.
Usuario(13424)12 de mayo de 2021 - 04:07 p. m.
si ya la reforma no va por que siguen protestando es sabido que el gobierno no tiene una varita magica para cada pedido de los protestantes. y ademas eso de bloquera el paso de los vehiculos eso es como secuestrar al pueblo, ya que no te permiten la movilidad, y las necesidades de el pueblo son muchas y a veces son de vida o muerte cuando se trata de insumos medicinales. eso tambien es un atropel
A(31678)11 de mayo de 2021 - 11:15 p. m.
Los videos que han circulado son claros frente a las múltiples agresiones de ciudadanos armados contra otros ciudadanos de la Minga, fueron muchas en contraste con la del señor y los carros. La versión de Hoyos no puede ser pasada por alto. Este es un país multiétnico y multicultural que debe ser entendido. Existen aspectos que deben ser aclarados, lo que pasa es que este gobierno no es de fiar.
TYRONE(48852)11 de mayo de 2021 - 11:03 p. m.
Todos los heridos y muerdos duelen, todos somos colombianos y agredirnos no tiene lógica. Que prospere el diálogo y surja el entendimiento. Esto empezará a ser posible, cuando “El Incendiario” o mejor conocido como El Espectador, deje de ser un medio parcializado y adepto a una corriente, generando más odios y sectarismos.
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