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"En Tumaco nada ha cambiado para bien después del Acuerdo de Paz": alcaldesa

De las 29 veredas en el río Chagüí, 26 tienen alertas de conflicto por la guerra entre los grupos armados ilegales. Desde el 11 de enero más de 4.000 personas han sido desplazadas desde veredas hacia zonas rurales de Tumaco.

- Camilo Pardo Quintero / cpardo@elespectador.com
17 de enero de 2020 - 02:00 a. m.
Según estima la alcaldesa Angulo, actualmente la tasa de desempleo en Tumaco asciende el 70 %.  / Iván Muñoz
Según estima la alcaldesa Angulo, actualmente la tasa de desempleo en Tumaco asciende el 70 %. / Iván Muñoz

Tumaco es uno de los municipios colombianos con mayores índices de violencia y las cifras de desplazados son muestra de ello. Desde el 20 de diciembre, cerca de mil familias han sido confinadas y desplazadas a raíz de las disputas territoriales entre grupos armados ilegales. A pesar de que su tasa de homicidios se redujo un 20 % durante el tercer trimestre de 2019, según la Fundación Ideas para la Paz (FIP), en la zona confluyen por lo menos 12 estructuras armadas que se mueven en zonas rurales y en el casco urbano del puerto.

En materia de elecciones regionales, este puerto del Pacífico nariñense ha contado por años con figuras omnipresentes de barones electorales. Uno de los ejemplos es el liberal Neftalí Correa Díaz, quien en 2016, cuando fungía como representante a la Cámara, fue destituido e inhabilitado por 14 años para ejercer cargos públicos, pues la Procuraduría lo halló responsable de celebrar de manera irregular un contrato de dotación de internet, cuando fue alcalde de Tumaco.

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Correa es el padrino político de María Emilsen Angulo (Partido Conservador), única mujer en llegar al cargo de alcaldesa en Tumaco. En diciembre de 2016 -durante su primer mandato como alcaldesa-, fue destituida por el Consejo de Estado, por tener una relación marital con el entonces subgerente del hospital San Andrés de Tumaco, Jairo Guagua; circunstancia que la inhabilitaba para aspirar al cargo. Sumado a esto, su figura fue fuertemente cuestionada por varios sectores políticos a nivel nacional luego de que Neftalí Correa fuera acusado por corrupción.

En diálogo con El Espectador, la alcaldesa habla de la situación de Tumaco, los desafíos que se deben cumplir y de los fantasmas políticos que la rodean.

¿Cuál es la radiografía de la situación de orden público en el municipio?

El fin de semana pasado hubo un episodio de desplazamiento de más de 1.000 familias, que con el paso de los días se está agravando. En este momento los grupos armados ilegales tienen control más que todo en la zona rural del distrito y la población, que sin lugar a dudas es la primera afectada. El sábado 11 de enero tuve que realizar un consejo de seguridad de emergencia a raíz de esto, en el cual participaron miembros de la Fuerza de Tarea Poseidón del Ejército. Sobre las cifras de cuántos grupos armados hay no contamos puntualmente con esos números, pero sabemos que nunca ha habido en la historia de Tumaco un desplazamiento de tal magnitud como el que se vive hoy.

¿A qué le atribuye la escalada de la violencia?

Las situaciones de violencia no son algo que se presentan como un fenómeno reciente en el territorio. El conflicto en Tumaco data de hace tres o cuatro décadas, debido a que llegaron los cultivos de uso ilícito, y como es de conocimiento general, los grupos al margen de la ley se alimentan del narcotráfico. Si eso se suma al hecho de que hay un índice de necesidades básicas insatisfechas muy alto -uno de los más altos del país-, con que las condiciones de vida son lamentables, no hay empresa, educación, salud y los cultivos lícitos no tienen mercado, pues al final hay un escenario en el que el cultivo de coca es una alternativa.

¿Cuáles dinámicas en el municipio han cambiado desde la desmovilización de las Farc?

Después de la firma del Acuerdo de Paz, lo que en su momento se llamó la guerrilla de las Farc no se fue nunca del territorio. Ahora se presentan con nombres diferentes, pero siguen en Tumaco, y además tenemos conocimiento de que nuevos grupos han llegado a nuestro territorio. Esto quiere decir que la situación no mejoró, sino que los problemas se acrecentaron. Sobre los cultivos ilícitos, vemos que estos crecen y decrecen (Un informe de Pares reporta que para 2018, Tumaco era el segundo municipio con más cultivos de coca en el país (16.046), detrás de Tibú), porque hubo un momento hacia 2017 cuando el gobierno Santos firmó un acuerdo de sustitución voluntaria con más de 17.000 familias de diferentes consejos comunitarios de Tumaco, pero desafortunadamente hoy, más de dos años después, los resultados son inaceptables porque no se cumplieron los compromisos de seguimiento para los proyectos productivos. Muchas familias erradicaron, pero no les llegaron los recursos para avanzar con los cultivos lícitos. Les dieron, por ejemplo, un subsidio de alimentación, pero como no tuvieron la posibilidad de sembrar cultivos lícitos, volvieron a los ilícitos. Es decir, que el Gobierno. En últimas, si me preguntan por un balance después del Acuerdo de Paz, debo decir que nada ha cambiado para bien.

¿Cómo ve la implementación del Acuerdo de Paz en Tumaco?

 Enfocándonos en la sustitución de cultivos, el Gobierno ha empezado una política de erradicación que es muy mal vista dentro del territorio. Esta ha generado una serie de situaciones lamentables, como la que sucedió en una vereda de Alto Mira, llamada El Tandil, Tumaco, hace más o menos un año, cuando se presentó una masacre a raíz de enfrentamientos entre comunidades y erradicadores.

Retomando los temas electorales, ¿qué la motivó a seguir con la campaña de 2019 después de recibir amenazas?

Durante la campaña recibí una amenaza puntual que también iba dirigida a los líderes y dirigente de nuestro equipo político; eso me llevó a lanzar un comunicado en el que decía que ya no continuaría. Sin embargo, con el transcurso de los días, la gente siguió con el fervor y la alegría de la campaña, y los que creían en mis capacidades sentían que conmigo podíamos hacer un trabajo bonito por Tumaco. En algún momento sentí que estaba traicionando a mi pueblo. Todo indica que fue un grupo político el que mandó a unas personas para que me atemorizaran. Pasó eso, y con mi equipo dijimos que así nos costara la vida seguiríamos luchando ante las grandes crisis que vive Tumaco.

No es un secreto el rol de barón electoral que tiene Neftalí Correa en el Pacífico. Teniendo en cuenta que él es su padrino político, ¿qué papel simbólico tendrá el excongresista durante su administración?

Para mí el doctor Neftalí es una persona muy valiosa, y como alcalde de Tumaco su desempeño fue muy bueno. Quiero hacer grandes cosas y por eso debo rodearme de un buen equipo que me aporte consejos, sugerencias y que tenga experiencia. Esto, por supuesto, incluye a Neftalí, quien es un gran amigo al que respeto mucho.

¿Qué le respondería a sus detractores que no desligan su imagen con la de Neftalí Correa y su clan?

Ese tema no me preocupa mucho. Los enemigos buscan cualquier cosa para tratar de enlodar el nombre de una persona. Cuando uno toma la decisión de hacer política en este país, uno sabe que este tipo de cosas pueden pasar. Para mí sería muy interesante que los medios que le han dado tanta divulgación a los temas de esta persona y las personas que quieren hacer una mala imagen, vayan al territorio y averigüen acerca de las obras y escuchen la opinión de la gente en torno a todas las cosas tan bonitas que se hicieron en Tumaco durante su periodo. El dejó legados importantes y lo que les diría es que los invito a ver más allá de los comentarios mal intencionados para ver la esencia y la intención y servir.

¿Cuáles son las necesidades más primordiales que tiene Tumaco en estos momentos?

Lo que Tumaco más necesita en este momento es generación de empleo y de oportunidades para la gente. Hago un llamado al presidente para que al territorio llegue el Ministerio de Agricultura. Si ellos llegan en plenitud, cumplirían un papel protagónico a la hora de mejorar condiciones del municipio, porque tenemos potencialidades gigantescas, y en la medida que la exploremos, Tumaco puede cambiar. Si se trabaja en las producciones de palma de cera, cacao, plátano y coco, podríamos crear industrias que generen empleo. No podemos olvidar que tenemos al 70 % de la población desempleada, y así es imposible avanzar.  También creo necesario contar con vías terciarias alternativas. En estos momentos ya coordinamos eso con autoridades de Invías.

Por - Camilo Pardo Quintero / cpardo@elespectador.com

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