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Ex-Farc y Ramón Isaza estrechan sus manos como reconciliación en el Magdalena Medio

El antiguo jefe paramilitar recibió en Puerto Triunfo (Antioquia) a más de 300 exguerrilleros que se desplazan rumbo a Bogotá, en el marco de la “Peregrinación por la paz y la vida”, movilización que pretende clamar por la vida de los 236 reincorporados asesinados tras la firma del Acuerdo de paz y por la implementación de lo pactado en La Habana.

Redacción Colombia +20
31 de octubre de 2020 - 11:46 p. m.
En los años de guerra, el bloque José María Córdova de las Farc tenía enfrentamientos a muerte con Ramón Isaza y sus hombres, en el oriente antioqueño. -- Alan Gómez.
En los años de guerra, el bloque José María Córdova de las Farc tenía enfrentamientos a muerte con Ramón Isaza y sus hombres, en el oriente antioqueño. -- Alan Gómez.
Foto: Cortesía

Los años de odios intensos entre el exlíder paramilitar Ramón Isaza y sus hombres con las antiguas Farc parecen haber quedado en el pasado. Lejos se ven los días descritos por María Teresa Ronderos, en los que el comandante guerrillero Rubén Cano, Manteco, del Frente 36 o los miembros del Bloque José María Córdova de las Farc querían expandirse en el oriente anqtioqueño y a su paso tenían crudos y sanguinarios enfrentamientos con los ‘paras’ de Isaza, ya fuera con los residuos de los “Escopeteros” o con las estructuras que los sucedieron.

En la tarde de este viernes, sin armas y con voluntad de paz, Ramón Isaza, sus gregarios de las extintas Autodefensas Unidas del Magdalena Medio y las autoridades locales de Puerto Triunfo (Antioquia), recibieron en el corregimiento de Doradal a más de 300 reincorporados de las Farc, para llevar a cabo un acto de reconciliación colectiva.

Este no es el primer encuentro de este tipo en el que los exguerrilleros participan en el marco de la “Peregrinación por la vida y la paz”. Durante la última semana, otro grupo de hombres y mujeres a la cabeza de Pastor Alape y Rodrigo Granda, han caminado desde el oriente y suroriente colombiano, haciendo paradas estratégicas -especialmente en el departamento del Meta- para reunirse con víctimas y demás actores de la guerra, con el fin de pedir perdón y ofrecer garantías de no repetición.

Sin embargo, por el contexto histórico, el encuentro entre los Ex-Farc provenientes del norte y noroccidente del país con Isaza tiene un tinte especial.

Al comienzo del encuentro en Doradal, Rubén Cano agradeció la oportunidad de encontrarse con los que en su momento fueron sus más acérrimos enemigos y declaró que “estamos marchando porque creemos en la paz, que sí son posibles los actos de reconciliación entre adversarios, que dejemos de matarnos entre hermanos y que no dejemos la maldita herencia de la guerra en la que nacimos”.

(También le puede interesar: Así fue el perdón que los ex-Farc pidieron a las víctimas de las “pescas milagrosas”)

Posteriormente, Cano le habló directamente a Ramón Isaza y resaltó su “compromiso por abrazar la paz”. “En campos de combate dejamos sangre. Hoy debemos dejar ánimo, amor, compromiso y reconciliación”, dijo el ahora reincorporado en el ETCR de Mutatá.

A este mensaje se sumó Albeiro Castaño, militante del partido FARC, quien aseguró que “hay que detener esta ola de violencia, de asesinatos y desapariciones a los 236 excombatientes que ha habido y también estamos exigiendo las garantías de seguridad para los líderes de las organizaciones sociales. Para ello debemos entender y participar en escenarios de perdón para seguir adelante”.

Las palabras de diálogo y perdón continuaron entre las partes. Cano e Isaza se estrecharon las manos y el acto lo cerró la entrega de una “bandera de paz” por parte de las antiguas Farc al histórico exlíder paramilitar.

Entre las personas que celebraron el acto de reconciliación está Pastor Alape, comandante del extinto bloque del Magdalena Medio de las Farc, quien durante el conflicto armado también fue uno de los némesis de los hombres de Ramón Isaza.

(Lea también: El clamor de los ex-Farc por la protección de sus vidas y de lo pactado en La Habana)

Se espera que entre hoy y mañana, la autodenominada “Peregrinación por la vida y la paz” llegue a Bogotá para pedirle al gobierno nacional garantías para su derecho a la vida; reclamar por el asesinato de los 236 firmantes reincorporados, tras la firma del Acuerdo de Paz; y ofrecer al pueblo colombiano garantías de no repetición de sus delitos, como ya sucedió esta semana en Pipiral (Meta), donde los ex-Farc organizaron un evento de perdón a las víctimas de las llamadas “pescas milagrosas”.

Las verdades de Ramón Isaza

En este tipo de escenarios, las verdades contadas desde distintas orillas del conflicto armado también tienen peso a la hora de conocer intenciones reales de paz y de honrar a las víctimas. Las Farc, paulatinamente, están haciendo lo propio ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Pero, hasta la fecha, ¿qué verdades ha hecho públicas Ramón Isaza?

Según documentos de Justicia y Paz, el fundador de los “Escopeteros” se atribuyó responsabilidades directas en la masacre de La Esperanza, perpetrada entre junio y diciembre de 1996, en la que fueron asesinadas 17 personas. A su vez, el antiguamente conocido como El Viejo se atribuyó asesinatos selectivos en el Magdalena Medio, de los cuales son de alta recordación los crímenes de Yosimili Silva, Aldemar Cruz y Jhon Ferned Niño.

Los hechos de la guerra pululan pero, en este y en cualquier otro caso, el encuentro entre partes opuestas para la reconciliación y el perdón son bienvenidas; la experiencia internacional da muestra de ello. Y, por qué no, esto puede ser entendido como algo similar a cuando el protestante David Trimble y el católico moderado John Hume dejaron sus resentimientos atrás y fueron artífices del Acuerdo de Viernes Santo en Irlanda del Norte, en abril de 1998.

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