Música, naturaleza, historia. También color, siluetas, formas, ideas plasmadas en paredes y columnas. Los murales que decoran las calles de Fort Myers hacen homenaje a los orígenes de esta ciudad ubicada en el condado de Lee, a unas dos horas y media de Miami, al otro costado de la península de El Estado del Sol.
Y es que caminar las calles de este centro urbano en el que habitan menos de 70.000 personas permite explorar el muralismo como una expresión artística que se tomó a Fort Myers desde finales de los noventa. De hecho, los artistas se agruparon en una sociedad que promueve “el arte al aire libre”.
Por eso, recorrer a pie el centro de la ciudad es uno de los planes más llamativos en su viaje a esta zona de la Florida. En medio del clima cálido que abriga a este estado al sur de EE.UU., Fort Myers se abre a sus visitantes desde sus raíces, de la mano de obras como “Welcome to Paradise”, de los artistas Brian Márquez, Silver Dietz y Annie Crouch.
El mural está ubicado frente a la Fort Myers Regional Library. En él, priman las tonalidades verdes, que se agrupan para darle vida a un pequeño ecosistema. Con árboles, flores, aves y anfibios, la pintura reúne a algunas de las especies que habitan la zona.
“El objetivo de estos murales es darle color al centro de la ciudad. También, tienen el propósito de contar historias, tanto de las personas que la fundaron, como las comunidades que la habitaron y la biodiversidad”, dice Shari Shifrin, directora de la sociedad de murales de Fort Myers, mientras lidera un recorrido por algunas de las obras.
A unos 15 minutos de “Welcome to Paradise” se encuentra el “McCollum Hall”, una serie de murales que rememoran la lucha contra la segregación racial y como la ciudad recibió a artistas de todo el país, promoviendo sus expresiones, la integración y la unidad. Allí hay pinturas de músicos como Louis Amstrong y Duke Ellington.
Actualmente, el centro de Fort Myers cuenta con alrededor de 60 murales. Casi 40 artistas han trabajado en su creación. Recorrerlos a pie es un plan que vale la pena, tanto solo o en compañía de un guía que cuente las historias que hay detrás del movimiento y de cada pintura.