En un mundo donde los avances médicos ocurren a velocidad exponencial, Colombia enfrenta el doble desafío de garantizar terapias farmacológicas efectivas para su población y asegurar que este conocimiento llegue de manera clara y oportuna a quienes más lo necesitan. Para lograrlo, la investigación farmacológica se ha convertido en un pilar estratégico para el desarrollo científico del país y la sostenibilidad del sistema de salud. Desde el desarrollo de nuevos medicamentos hasta la comunicación eficaz de cómo manipularlos, cada estudio representa una oportunidad para salvar vidas, reducir costos hospitalarios y mejorar el bienestar de millones de colombianos.
En este sentido, la Universidad El Bosque se posiciona como un actor fundamental en la investigación y divulgación de conocimiento a través de su Maestría en Farmacología, que está formando profesionales capaces de impulsar avances científicos y contribuir a políticas farmacéuticas más eficientes, además de articular las diversas áreas de la salud para construir y proveer información que contribuya al conocimiento del contexto de las enfermedades y lo que ocurre en la población colombiana.
“Los egresados de Farmacología tienen factores importantes porque son profesionales del área de la salud que van a profundizar sus conocimientos: desde cómo se desarrolla, se obtiene y se piensa un fármaco. Nuestros estudiantes conocerán de primera mano qué se hace con el fármaco hasta cómo se usa, cómo es el marco regulatorio, cómo se educa a la comunidad y a los pacientes en torno al uso de medicamentos. Todo esto desde una perspectiva muy importante asociada al modelo y enfoque biopsicosocial y cultural que le da sentido a la vida de la Universidad El Bosque”, explicó Carmen Juliana Pino Pinzón, directora de la Maestría en Farmacología de la Universidad El Bosque.
Un factor importante de esta maestría es que fomenta el trabajo colaborativo y el intercambio de ideas positivo en torno a los medicamentos, ya que está orientada a los profesionales de la salud en general: médicos, enfermeros, odontólogos, optómetras y químicos farmacéuticos.
“Por ejemplo, los odontólogos, optómetras y médicos tienen la potestad, por regulación nacional, de prescribir medicamentos. Los enfermeros, si bien no prescriben, son los autorizados para administrar medicamentos, y los químicos farmacéuticos para fabricarlos. Justamente esto va ligado mucho al sentido de la maestría: todos somos parte de ese proceso científico y, si estamos bien entrenados, podemos extrapolar ese conocimiento a la comunidad, a los usuarios y a los pacientes”, añadió la directora.
Estos últimos son los más importantes, pues son quienes usan el medicamento y deben saber cómo se manipula y cuáles son sus riesgos y contraindicaciones.
Al respecto, la directora explicó que si bien el medicamento tiene el objetivo de tratar, curar o hacer prevención de enfermedades, también es un bien social porque está en el marco de una regulación, obedece a lineamientos regulatorios, y media un proceso de distribución y compra, que se define como cadena del medicamento.
“Por más de que haya información sobre los medicamentos, el que al final lo usa es el paciente, y posiblemente todos lleguemos a ser pacientes o cuidadores. Y cuanto más informados estemos, pues mejor se utilizarán los medicamentos. La importancia es que todos somos parte de la cadena del medicamento. Entonces, la relevancia es tener profesionales de la salud con el conocimiento científico y académico, con habilidades blandas para la comunicación asertiva en torno al uso de medicamentos, para aclarar las dudas no solo de los pacientes, sino de nuestros familiares y de la comunidad”, comentó.
Teniendo claro que sin importar el área de la salud en la que se desempeñen los profesionales estarán en contacto con pacientes, familiares o cuidadores, esta maestría cobra mayor importancia al permitir conocer y divulgar la información de una manera más precisa que permite fortalecer la educación en torno al uso seguro de los medicamentos.
Es así como el panorama de la farmacología en Colombia evidencia que el futuro de la salud pública depende de los avances científicos y de la capacidad de traducirlos en acciones tangibles para la sociedad.
En este contexto, programas académicos como la Maestría en Farmacología de la Universidad El Bosque representan un eslabón esencial al formar profesionales que integran el rigor investigativo con la comunicación asertiva, cerrando así la brecha entre el laboratorio y la comunidad. Además, su enfoque interdisciplinario refleja una comprensión profunda de que el medicamento es más que una molécula: es un bien social cuyo impacto depende de su uso informado y responsable.
Conozca más información visitando la página web de la Universidad El Bosque.