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La importancia de la sostenibilidad radica en su capacidad para garantizar que las generaciones futuras puedan disfrutar de los recursos y ecosistemas que hoy existen. La biodiversidad juega un rol clave en la preservación de esos recursos, proporcionando beneficios no solo ambientales, sino también económicos e impulsando la creación de un tejido social que propende por la utilización integral de los recursos y la relación consciente con la naturaleza y los ecosistemas. Por esta razón, este enfoque sostenible debe estar en el centro de las políticas públicas, sectores empresariales e industriales y, en general, en el comportamiento del ser humano.
La biodiversidad como el corazón del desarrollo sostenible. Este fue el tema que inició la conversación que dirigió Mónica Rivera, editora de la sección Colombia de El Espectador, con Vicente Borrero, gerente general de Providencia, María Lara, gerente de asuntos corporativos de Latam Airlines Colombia, y Ricardo Lozano, exministro de Medio Ambiente, quienes también exploraron cómo la preservación de la biodiversidad puede ser el motor de un futuro más verde, armónico y económicamente viable.
Los panelistas, desde el Parque Ecológico Providencia, abordaron perspectivas empresariales, políticas y sectoriales, destacando la urgencia de integrar prácticas sostenibles y economía circular en todos los sectores.
Asimismo coincidieron en que el sector privado y público tienen la responsabilidad de adoptar prácticas sostenibles que equilibren el crecimiento económico con la conservación ambiental.
“Nosotros somos un ingenio azucarero fundado hace 98 años y desde siempre hemos protegido los recursos naturales que impactamos. Aprovechamos todo lo que produce la caña. Producimos azúcar convencional y orgánica, tenemos 4.000 hectáreas y producimos 32.000 tóemelas de azúcar orgánica al año. De la caña también sale el bagazo y lo utilizamos como biocombustible, generamos 35 megas de energía. El barro y las vinazas las llevamos a una planta de compost, todos esos residuos nos llevan a producir 80.000 toneladas de compost. Y también tenemos el alcohol carburante, con el que tenemos la mejor huella de carbono de la agroindustria colombiana, con una reducción de emisiones, en los últimos siete años, del 36 %”, explicó Vicente Borrero.
Esto es un ejemplo de cómo Providencia entiende la sostenibilidad, no como una tendencia, sino como una necesidad para garantizar un futuro próspero y equilibrado. Por eso, a través de diversas acciones ha demostrado que la implementación de políticas sostenibles logran beneficiar al medio ambiente mientras se generan ventajas económicas y se construye tejido social.
“Acá donde nos encontramos tenemos un proyecto de restauración natural y hemos sembrado, hasta el momento, 220.000 árboles de los 500.000 que tenemos pensados (…) en este parque ecológico hemos identificado 303 especies de aves, y todos nuestros proyectos están relacionados con ellas, porque donde prosperan las aves prosperan las personas”, precisó el gerente.
Por su parte, María Lara destacó la relevancia de Colombia en el objetivo que tiene la empresa de cumplir con los retos de sostenibilidad como la reducción de CO2: “Colombia se volvió un centro muy importante para el tema de transición energética: por el desarrollo de combustible sostenible de aviación, porque en el país hay una industria de biocombustibles que tiene experiencia y hay materia prima. Y también por el mercado de carbono que se volvió muy importante”.
Entre los temas que coincidieron los panelistas fue en la importancia de incluir a las comunidades en cualquier decisión que tenga que ver con el territorio, pues, en principio y como lo dijo el exministro, son las dueñas y las que han habitado el lugar, por lo que su conocimiento es clave para poder estructurar, ejecutar y mantener de manera más integral los proyectos de sostenibilidad.
Ante esto, la gerente de asuntos corporativos de Latam reconoció cómo las comunidades en Colombia han sido clave para poder escalar los proyectos de la empresa, y con esto, los objetivos en procesos de conservación. “Lo más importante es el proceso transformador que ha generado la comunidad en nosotros. Cómo combinamos los saberes de cada uno para potenciar las cosas, y la comunidad de Casanare nos ha enseñado cosas muy básicas de cómo estábamos pensando nuestro modelo”.
Durante el conversatorio también se cuestionó los modelos de consumo y producción principalmente de los sectores empresariales, a lo que Vicente Borrero argumentó que el consumidor tiene un rol crucial en la promoción de la sostenibilidad. “Las decisiones que tomamos en nuestras compras y en la manera en que interactuamos con las empresas pueden presionar a estas para que adopten prácticas más responsables. Además, la sociedad civil puede influir en las políticas públicas y las iniciativas empresariales, haciendo que la sostenibilidad sea una prioridad colectiva”.
En conclusión, la preservación de la biodiversidad es esencial para garantizar un desarrollo sostenible. Empresas, gobiernos y consumidores deben trabajar juntos para proteger los ecosistemas y crear un modelo económico circular. Solo a través de esta colaboración se puede asegurar un futuro más armonioso, equilibrado y respetuoso con el medio ambiente.