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En Colombia, el acceso al crédito sigue siendo una barrera para miles de pequeños emprendedores que sueñan con consolidar sus negocios. Sin embargo, entidades como el Banco Mundo Mujer han logrado convertir esta necesidad en una oportunidad para el desarrollo económico local y regional. A través de una estrategia de inclusión financiera responsable y acompañamiento constante, este banco ha facilitado que historias como las de Katherine Torres, Danny González, José Paz y John Jairo Sierra se conviertan en referentes de transformación.
Crédito que transforma vidas
Katherine Torres Navarro, artesana wayuu de Riohacha, es uno de esos casos. Hace cinco años encontró en el Banco Mundo Mujer el apoyo financiero para fortalecer su emprendimiento Lanas Wayú 3. Comenzó con un pequeño crédito para insumos, y con el tiempo logró ampliar su maquinaria, su local y su equipo de trabajo. Hoy su empresa emplea a mujeres cabeza de hogar, adultos mayores y migrantes, y exporta sus productos a Estados Unidos, España y Aruba. Otro ejemplo de cómo las entidades bancarias entienden las necesidades de sus aliados es Danny Esperanza González, agricultora de la vereda Hungría en Soacha. Junto a su esposo fundó Fresas La Frontera, una microempresa que al día de hoy produce 1.800 libras semanales y les vende directamente a cadenas de restaurante de nivel nacional, como Crepes & Waffles. Danny destaca la facilidad para acceder al crédito en Banco Mundo Mujer, lo que le ha permitido renovar sus cultivos y garantizar el ingreso de 10 familias.
En el sur del país, en Cauca, José Paz convirtió una freidora prestada por su padre en el inicio de Grupo Empresarial José Paz, una fábrica de empanadas que hoy abastece mercados en Huila, Cauca y Valle del Cauca. A sus 27 años, este hombre ha logrado generar empleos directos e indirectos, apoyando además a los productores locales que le proveen los insumos. “Banco Mundo Mujer fue la primera entidad que me facilitó un crédito”, recuerda.
Por su parte, John Jairo Sierra, un quindiano radicado en Cauca, pasó de remanufacturar máquinas usadas a crear una empresa con un catálogo de 60 productos, incluyendo despulpadoras de café con menor impacto ambiental. Gracias a su persistencia y al respaldo financiero de Banco Mundo Mujer, su planta hoy emplea a 35 personas directamente y exporta a Panamá, Ecuador, España y México.
Un modelo centrado en las personas
El éxito de estos microempresarios no es casualidad. Banco Mundo Mujer basa su estrategia en conocer a fondo a sus clientes, entender su actividad productiva y brindarles educación financiera desde el primer momento. El acompañamiento va más allá del desembolso: incluye seguimiento, orientación y formación para que el crédito se utilice de forma efectiva.
Actualmente, el banco cuenta con 734.120 clientes, de los cuales 471.004 son activos de crédito y 263.116 corresponden a ahorradores e inversionistas en CDT. El 76 % de la cartera del banco corresponde a microcréditos, de los cuales el 13 % son a microempresarios agrícolas y pecuarios, 13 % a pequeñas empresas y el 11,38 % a crédito de consumo. En total, la entidad administra $2,7 billones en cartera y $2,3 billones en captaciones del público.
Regionalización del crédito y sectores claves
El impacto del banco también se refleja en su presencia regional. El crédito agropecuario, por ejemplo, se concentra principalmente en Nariño, Cauca y Huila, donde se destinan recursos al cultivo de café, la ganadería, la cría de aves y el cultivo de frutas. El microcrédito, por su parte, tiene alta demanda en Nariño, Cauca, Tolima y la Costa Occidental, y se orienta al comercio de víveres, la elaboración de alimentos y el comercio de prendas de vestir. En cuanto al crédito para pequeñas empresas, Valle del Cauca, Cundinamarca y los Llanos Orientales lideran la demanda, con destinos como el comercio de materiales de construcción, ferreterías y transporte de carga.
Es claro que las finanzas deben tener un propósito. A diferencia del enfoque tradicional de muchos bancos, Mundo Mujer apuesta por una visión social del crédito. El objetivo no es solo prestar dinero, sino impulsar la productividad, mejorar la calidad de vida de las familias y dinamizar las economías locales. Su modelo demuestra que las finanzas también pueden ser una herramienta de transformación social cuando se alinean con las necesidades reales de las personas. En un país donde miles de emprendimientos surgen en contextos adversos, experiencias como las que respalda Banco Mundo Mujer evidencian que el crédito bien administrado puede marcar la diferencia entre sobrevivir y crecer. Porque cuando el dinero tiene propósito, se con-vierte en motor de esperanza y progreso.