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En 2023, Colombia fue parte de una decisión histórica de la Organización Marítima Internacional (OMI) para alcanzar las emisiones netas cero del transporte marítimo en 2050.
Ahora, los 175 estados miembros deben decidir detalles sobre las políticas que coadyuvarán a cumplir ese objetivo, incluyendo una medida económica, que será el punto focal de la reunión que celebrará la OMI este mes.
El transporte marítimo global emite cinco veces más gases de efecto invernadero que Colombia en un solo año y representa el 5 % de la demanda global de petróleo. Cómo se diseñe esta política y qué tan ambiciosa sea, determinará el futuro de los compromisos climáticos del sector.
Una medida económica ambiciosa tendría beneficios para los países en desarrollo, algunos de ellos especialmente relevantes para Colombia, como la promoción de las energías limpias, el desarrollo de la industria del hidrógeno verde y la dotación de recursos para la resiliencia climática.
Medida económica: ¿impuesto o tarifa?
Una tasa al carbono es la forma más costo-efectiva de alcanzar los objetivos climáticos, como lo demuestran las investigaciones de la agencia de Comercio y Desarrollo de la ONU (UNCTAD), siendo además el primer precio global al carbono en cualquier industria.
Éste envía una señal a las partes interesadas para que hagan la transición hacia combustibles de cero emisiones, ayudando así a cerrar la brecha de precios entre los combustibles tradicionales y las alternativas limpias.
Si bien existen mecanismos alternativos, como una tarifa, estos conllevan riesgos de prolongar el uso de combustibles dañinos para el clima.
Otro debate clave: distribución de ingresos
Si se acordase por una tasa global al carbono, lo siguiente es decidir el precio y la distribución de los ingresos. El precio debe ser lo suficientemente alto como para incentivar la inversión en combustibles limpios y cerrar la brecha de precios. Por otro lado, un impuesto más alto significa una mayor merma en la actividad económica. Sin embargo, investigaciones recientes encontraron que estos impactos pueden ser mitigados con un uso estratégico de los ingresos.
Un impuesto permitiría canalizar financiamiento crucial de los contaminadores privados para apoyar la descarbonización de la industria marítima y aumentar la resiliencia del comercio global. Además, parte de los ingresos podría ayudar a las naciones más vulnerables a los riesgos climáticos del Sur Global a compensar por los costos más altos del transporte marítimo y a adaptarse al cambio climático.
Implicaciones para Colombia y América Latina
Las economías latinoamericanas que dependen del comercio internacional deberán invertir recursos importantes en hacer la infraestructura portuaria resiliente al clima, que implicará temperaturas más altas, tormentas más fuertes, subidas del nivel del mar y otros impactos para los cuales nuestros sistemas de transporte y logística no están preparados. Lo recaudado por esta medida económica podría ayudar a detonar las inversiones necesarias, tanto en infraestructura como en capacitar a la fuerza laboral.
Además, esta medida incentivaría nuevas cadenas de suministro energético, creando empleos verdes de calidad. El Foro Marítimo Global estima que la transición a combustibles marinos de cero emisiones podría crear hasta cuatro millones de empleos en el sector energético en el Sur Global para 2050.
En Colombia, esta transición podría apoyar directamente el desarrollo de la industria del hidrógeno verde en la región del Caribe a través de la canalización de recursos e innovación, ayudando así al país a utilizar el enorme potencial que tienen las energías renovables en el norte.
Es fundamental que los representantes de gobierno se mantengan informados sobre los detalles de las diferentes opciones que serán discutidas en la reunión de la OMI. Un frente latinoamericano ambicioso y unificado para la fijación de precio a las emisiones de los barcos ayudaría a asegurar mejores resultados para un futuro bajo en carbono en la región, así como para el bienestar y prosperidad de nuestras comunidades.
Aquí puede encontrar más información.
*Tania Miranda, directora del Programa de Medio Ambiente y Cambio Climático en el Instituto de las Américas.