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Conversamos con Carlos Cante, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Productores de Carbón (Fenalcarbón), sobre el panorama actual y futuro de la industria carbonífera en Colombia. Abordamos los retos que enfrenta el sector, desde la competencia asiática hasta las fluctuaciones en los precios internacionales, así como las estrategias para fortalecer la posición del país como uno de los principales exportadores de carbón y coque del mundo.
¿Cómo ha influido la industria del carbón en el desarrollo económico de las regiones?
La minería del carbón representa el 1 % del PIB nacional (el total del rubro minas y canteras, que incluye hidrocarburos, es del 4 % del PIB de Colombia, de los cuales el carbón es responsable del 17 %), sin embargo, para las economías de La Guajira y el Cesar, este rubro representa el 19,7% y 30,4% PIB departamental, respectivamente, y para los departamentos del interior (Norte de Santander, Santander, Cundinamarca, Boyacá, Córdoba, Antioquia, Cauca y Valle del Cauca) del 2 % al 5 % de sus economías.
Adicionalmente, somos una fuente crucial de recursos para inversión pública, representando el 96% de las regalías mineras en Colombia, dinero que ha facilitado proyectos de infraestructura y programas sociales. Pero vamos más allá: somos un importante generador de empleo formal y de ingresos elevados en comparación con otros sectores. Los trabajadores de la gran minería del carbón ganan, en promedio, 3,86 veces más que quienes trabajan en agricultura, y 2,6 veces más que el promedio de otros sectores económicos; y en el caso de la minería de carbón del interior, los ingresos de nuestros trabajadores son, como mínimo, 1,4 veces los de otras actividades económicas. Estos niveles salariales contribuyen significativamente al bienestar de las familias locales, haciendo complejo garantizar ingresos similares con otras actividades.
Por otro lado, hemos sido un motor clave de desarrollo social y económica en zonas productoras como La Guajira y Cesar, pero también en el interior del país, generando importantes beneficios en términos de empleo, infraestructura y finanzas públicas, ya que en estas regiones el carbón térmico, el carbón metalúrgico y el coque constituyen una fuente significativa de exportación y generación de riqueza.
Entre 2023 y 2024, el Cesar y sus municipios recibieron cerca de $1,4 billones en regalías, mientras que La Guajira obtuvo cerca de $1 billón. Hablo de estos dos departamentos, en particular, porque concentran más del 90 % de las exportaciones de carbón térmico del país, con 50,5 millones de toneladas en el último año, generando ingresos superiores a los US$7.000 millones, lo que equivale al 16 % del total de exportaciones nacionales, y cuyos recursos de regalías han irrigado por todo el país a través del Sistema General de Regalías - SGR.
Además, el efecto multiplicador de la industria es notable: por cada peso generado en la economía del carbón se producen $2,42 adicionales en otros sectores encadenados, lo que dinamiza la economía regional y nacional.
El país es el tercer exportador mundial de coque. ¿Qué medidas está tomando Fenalcarbón para fortalecer la posición de Colombia?
Es una buena pregunta, porque le estamos apostando a mejorar la competitividad y asegurar el abastecimiento en un mercado global cada vez más desafiante, por eso trabajamos en colaboración con otros países de América Latina, como Brasil, México y Argentina, para proteger nuestras industrias locales de acero, desarrollando cadenas regionales de suministro que aseguren un flujo constante de materias primas, donde Colombia pueda seguir siendo un proveedor confiable.
Esto gracias a que, en los últimos años, hemos logrado incrementar nuestra capacidad de producción de coque a más de cuatro millones de toneladas, lo que ha permitido mantener una posición competitiva en el mercado internacional. Este crecimiento ha sido impulsado por la necesidad de satisfacer una demanda global que supera los 700 millones de toneladas anuales. Panorama en el que desde Fenalcarbón somos conscientes del impacto que tiene la producción masiva de acero en China y sus inversiones en otros países productores. Para contrarrestar esto, estamos buscando estrategias que permitan a Colombia mantener su cuota en el mercado sin comprometer la calidad ni los volúmenes exportados
¿Cuál es el papel del carbón en la seguridad energética del país y cómo contribuye a satisfacer las necesidades energéticas?
El carbón tiene un papel clave que en medio de las discusiones recientes ocasionalmente lo olvidan. La generación eléctrica a carbón garantiza el suministro confiable y costo eficiente de electricidad, cuando la generación de energía hidroeléctrica, que representa el 68 % de la matriz eléctrica del país, se ve afectada por la disminución de lluvias y bajos niveles en los embalses, como ha pasado recientemente.
Durante períodos de estrés hídrico, el carbón ha sido fundamental para mantener la estabilidad del sistema eléctrico. En abril pasado, por ejemplo, las plantas térmicas a carbón llegaron a cubrir más del 20 % de la demanda diaria de energía, asegurando el suministro eléctrico en todo el país, y esto solo lo logramos gracias a que contamos con recursos propios de carbón en regiones como Boyacá, Cundinamarca, Norte de Santander, Santander, y Córdoba, lo que permite al país tener soberanía energética y evitar la dependencia de fuentes externas o condiciones geopolíticas adversas.
No obstante, es importante destacar que el carbón es una fuente energética más accesible en términos de costo para los ciudadanos, especialmente cuando se compara con energías renovables como la solar y la eólica, que requieren inversiones significativas y cuyos costos se trasladan a los consumidores. La generación térmica a carbón permite ofrecer energía a precios más bajos y equitativos para la población, asegurando que todos puedan acceder a electricidad asequible y confiable.