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El rol de los carbones colombianos en la transición energética

Carlos Cante, presidente ejecutivo de Fenalcarbón, le contó a El Espectador cómo esta industria impulsa el desarrollo del país y pone a Colombia como uno de los principales exportadores de carbón y coque en el mundo, además de destacar la importancia de los carbones para lograr una eficiencia energética sostenible y duradera.

27 de agosto de 2023 - 02:00 p. m.
Carlos Cante, presidente ejecutivo de Fenalcarbón
Carlos Cante, presidente ejecutivo de Fenalcarbón
Foto: Cortesía

¿Cómo se han comportado las exportaciones de carbón en el último periodo?

Dado el contexto económico mundial observado durante el año 2022, esta industria experimentó altos precios de mercado, lo cual fuera de representar un estímulo para aumentar los volúmenes de producción tanto de carbón térmico, como de carbón metalúrgico, significó cierto desabastecimiento de carbón para el consumo interno. Las exportaciones colombianas de carbón térmico (2º producto de exportación) sumaron 54,4 millones de toneladas (aumento del 0,28 % respecto a 2021) y las de carbón metalúrgico (15º producto de exportación) fueron cercanas a las dos millones de toneladas (aumento del 65 % respecto a 2021). Llama la atención que Europa fue el destino del 49 % de las exportaciones colombianas de carbón térmico, en el 2020 eran el 38 %.

Sin embargo, durante 2023 los precios han caído dramáticamente y la demanda mundial empieza a mostrar signos de desaceleración, y aunque los volúmenes exportados durante el primer semestre están levemente por debajo de lo observado en el primer semestre de 2022, para lo que resta del año seguramente se va a sentir un mayor efecto en la caída de la demanda.

¿El país sigue siendo el de mayores reservas de carbón en Latinoamérica?

Con respecto a reservas, Colombia se ubica en el decimoprimer lugar a nivel mundial, y primero a nivel Latinoamérica, con recursos y reservas potenciales de 16.568 millones de toneladas.

¿Cómo está el panorama en cuanto a producción y consumo de carbón en Colombia?

Respecto a la producción creemos que se puede mantener en los niveles vistos desde 2020 en un promedio de 57 millones de toneladas (MT), o incluso puede decrecer un poco dado los mensajes del Gobierno de acabar con esta industria, pues esto genera alta incertidumbre para que los empresarios inviertan en ampliaciones y mejoras tecnológicas. Y respecto al consumo interno, también consideramos se mantenga entre las 7 a 10 MT, si es que logramos superar con suficiencia la ocurrencia de estrés hídrico para la producción o generación de energía, si no, podría ser mucho mayor.

¿Cuánto de ese consumo interno se usa en la producción/generación de energía?

En promedio la generación de energía puede consumir entre 3 a 5 MT de carbón térmico al año, dependiendo de si es un año seco o un año lluvioso. La generación térmica a carbón como energía de respaldo del sistema puede representar en el año corrido junio 2023 a junio 2024 un consumo mensual de cerca de 450 mil toneladas de carbón debido a la ocurrencia del fenómeno del niño.

¿Qué otros usos tienen los carbones que se producen en Colombia?

Los carbones tienen usos energéticos e industriales. El carbón térmico es el responsable de la generación de energía no solo de los sistemas de energía eléctrica sino de otras industrias como la cementera, ladrillera, cerámica, producción de papel y cartón, de textiles y de alimentos, entre los principales. Mientras que el carbón metalúrgico es el componente esencial para la producción de coque, un producto industrial que, a su vez, es la materia prima crítica para la producción de acero y ferroaleaciones. El coque es el primer producto industrial de exportación colombiano lo que nos convierte en el tercer exportador mundial de este producto con cerca de 4,5 millones de toneladas al año.

¿Cuáles son las proyecciones mundiales sobre el uso de los carbones? ¿Hasta cuándo se estima esa demanda?

El carbón sigue y seguirá teniendo futuro dado que su demanda se mantiene. Se estima que el consumo mundial de carbón pueda estar por encima de las 8 mil millones de toneladas, de las cuales China produce el 47 % y consume el 50,5 %, y a medida que la producción industrial de China e India se continue consolidando, el consumo industrial de energía puede aumentar 0,3 % por año en el período de 2022 a 2025.

Aunque no es claro hasta cuándo se mantengan esos niveles de demanda, se estima que hasta el año 2050 serán muy parecidas a lo actualmente registrado, pues la eficiencia y penetración de las energías no convencionales o renovables será en el largo plazo, y de acuerdo con las previsiones IEA la transición energética principalmente debe focalizarse en la eficiencia energética, con redes más inteligentes y mejor conectadas. Y aunque las economías desarrolladas han venido desescalando su consumo de carbón, las economías en desarrollo van a experimentar un incremento en su consumo en el mediano plazo por su crecimiento poblacional, su crecimiento económico y su necesidad de fuentes de energía baratas y confiables.

¿Cuáles son los retos que tiene que superar el país para lograr una correcta transición energética? ¿Cuál es el rol de la industria carbonera?

El principal reto es entender qué significa una transición energética a partir de nuestras contribuciones como país a la oferta mundial de carbón y las emisiones de CO2 a nivel global para establecer dos rutas: una transición energética interna y otra transición energética que podríamos llamar exógena. La primera, parte de reconocer que nuestra matriz eléctrica es cerca de 70 % renovable, porque nuestra generación depende fundamentalmente del agua a través de las hidroeléctricas y la generación térmica a carbón, que en épocas de estrés hídrico alcanza menos del 10 % de la oferta eléctrica nacional, es básicamente la energía de respaldo que nos garantiza la confiabilidad en el suministro, frente a la intermitencia de las renovables, es decir cuando bajan los embalses por falta de lluvias, cuando no hay sol ni viento, entran las térmicas a garantizar que podamos prender el interruptor. Eso no se puede perder.

La segunda, que es la transición externa, debe preguntarse primero cuánto significan los carbones colombianos en el consumo global y eso es fácil, en un mundo que consume más de ocho mil millones de toneladas de carbones al año, Colombia aporta con sus exportaciones menos de 1 %, y acabando con nuestras exportaciones no vamos a mover un milímetro la aguja de las emisiones globales. Pero si esa es la decisión como país, debemos entonces enfrentar varias transiciones, la transición fiscal ¿Cómo vamos a reemplazar esos recursos de impuestos y regalías? La transición económica- productiva ¿con qué vamos a reemplazar esas actividades productivas y sus encadenamientos en las regiones?, la transición laboral ¿Cuáles son las fuentes de empleo que se van a generar para la reconversión laboral?

Por esto es que el rol del carbón en la transición energética es esencial, no solo porque se requiere para la producción de otras materias primas como el acero, sino que para Colombia es decisivo, pues cuál es el costo fiscal de restringir su producción (más del 90 % de nuestra producción no se consume internamente) que aporta solo en regalías un promedio anual de 3 billones de pesos; si el carbón es la fuente de respaldo del sistema interconectado nacional en épocas de estrés hídrico (ej. intenso verano), ¿cuál puede ser el costo de la sustitución o jubilación temprana de la termoeléctricas del país?, ¿se va a poner en riesgo la soberanía y seguridad energética colombiana?, ¿hasta dónde puede llegar el costo de la energía para los hogares y la industria?

Las repuestas a estas preguntas deben ponderarse en el tiempo y teniendo en cuenta los avances tecnológicos. Alemania lleva 25 años en su ruta de la transición energética y aún sigue consumiendo más de cien millones de toneladas de carbón al año. Lo que demuestra que una transición requiere de planeación, decisiones, inversiones y tiempo.

En cuanto esto, ¿cuáles son las estrategias y proyectos que impulsa el sector para evolucionar hacia una industria más sostenible y con impacto comunitario?

Primero, la industria del carbón per-se no es la industria contaminante o la que más emite Gases Efecto Invernadero (GEI), lo dañino es la combustión o el uso de este mineral. Segundo, vemos necesario establecer una estrategia de incentivos a la incorporación de nuevas tecnologías, como el aprovechamiento del calor residual para la generación de energía, las llamadas tecnologías HELE (high efficiency low emission), y la captura, uso y almacenamiento de dióxido de carbono (CCUS), entre las principales.

En este contexto, es posible utilizar carbón y reducir significativamente sus emisiones de material particulado, lo cual depende principalmente de la tecnología que se utilice para hacer la combustión, en este sentido, se pueden considerar varias soluciones país, como crear estándares que incentiven y luego obliguen a todo lo que emita carbono (automóviles, plantas de energía, industria etc.) a instalar tecnologías de reducción de emisiones, se requiere fomentar el recambio a tecnologías más eficientes.

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Dario(17472)28 de agosto de 2023 - 10:26 p. m.
Jódanse carboneros, uds son una especie en extinción en un mundo compatible con un aumento máximo de T de 1.5°C. Vergüenza que @elespectador El Espectador les siga dando vitrina. Vergüenza!!
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