Según la Defensoría del Pueblo, entre el 1.° de enero y el 5 de noviembre de 2024, se registraron 282 casos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en el departamento del Cauca, lo que representa un alarmante 72 % del total nacional.
Es por eso que varias colectividades de derechos humanos reconocen que la situación en esta región es un reflejo de las profundas heridas que el conflicto armado ha dejado en la niñez y la adolescencia nacional. En este contexto, la Fundación PLAN ha invitado a diversas organizaciones a implementar estrategias que buscan empoderar a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, promoviendo su participación en la construcción de un futuro más pacífico.
Una historia marcada por el conflicto
El Cauca ha sido uno de los departamentos más afectados por la violencia, confirmado por la Defensoría del Pueblo, entidad que emitió 35 alertas tempranas en lo corrido del año pasado, de las cuales 29 estaban relacionadas con el riesgo de reclutamiento y uso de menores por los grupos armados no estatales. Asimismo, en un informe reciente, la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (Coalico) documentó 201 eventos que impactaron directamente a más de 17.359 menores, incluyendo desplazamientos forzados y violaciones a sus derechos fundamentales.
Sin embargo, a pesar de esta adversidad, las comunidades han mantenido viva la esperanza de construir un entorno más justo y libre de violencia. Este deseo ha dado lugar a iniciativas como “EmpoderArte por la Paz”, un proyecto que quiere transformar la realidad social mediante el arte y la cultura.
Esta iniciativa ha trabajado desde 2019 para empoderar a niñas, niños y jóvenes en Buenos Aires y Suárez, municipios ubicados en el extremo occidental del río Cauca. Gracias a recursos de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI), este programa ha llegado a más de 26.000 personas en la región a través de talleres artísticos y formativos, en los que han promovido los derechos humanos y fomentado un liderazgo activo entre la niñez y la juventud.
Esta estrategia ha sido implementada por Fundación PLAN, en colaboración con el Foro Nacional por Colombia, capítulo suroccidente, la Corporación Otra Escuela y seis organizaciones comunitarias de Buenos Aires y Suárez: Asomuafroyo, Orjudec, Asocordillera, Asojuntas Suárez, Colombia Sana y Trascendiendo por la Paz. Según Emilse, integrante de una organización social local, “este proceso nos fortaleció organizativamente. Hoy tenemos unas políticas propias de salvaguarda y género para activar una ruta de protección a las mujeres en el territorio”, detalla.
Cabe señalar que el proyecto también ha desarrollado una escuela social y artística que enseña a niñas, niños y jóvenes sobre sus derechos, igualdad de género y participación ciudadana, como explica Laubry, una participante de estos espacios de formación: “En la escuela social y artística nos enseñaron sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos... Ese aprendizaje significa mucho porque eran cosas que yo no sabía”.
Este tipo de talleres han incluido actividades creativas como teatro, música y arte visual, permitiendo a la niñez y la juventud expresar sus preocupaciones e ideas. “Hacer parte del proceso ha sido muy importante para mí, me ha permitido ser consciente de que lo que creía que era normal no lo es”, comenta Sebastián, quien participó en laboratorios sobre masculinidades transformadoras.
“Una parte fundamental del proyecto ha sido el diseño de una Estrategia de Protección Comunitaria, desarrollada en colaboración con la Universidad ICESI. Esta estrategia busca garantizar que los derechos a la participación sean respetados en condiciones seguras para todas las niñas, niños, adolescentes y jóvenes involucrados”, detalla la Fundación PLAN, resaltando que las comisarías de familia en Buenos Aires y Suárez han sido claves en este esfuerzo. Con la estrategia se ha llegado a más de 1.700 personas en áreas rurales para promover factores protectores en sus vidas..
Su participación importa
En estos municipios el liderazgo juvenil también se ha manifestado en espacios formales de participación como las Mesas de Participación y los Consejos Municipales de Juventud, pues, a través de talleres formativos, cerca de 110 jóvenes han podido movilizarse para crear agendas ciudadanas que reflejan sus necesidades e inquietudes.
“El trabajo que realizamos fue muy bonito, nos permitió crear una ruta de incidencia”, expone Nicol, otra integrante del programa, quien afirma que resumiría “EmpoderArte por la Paz” en la frase “transformación del ser”.
Es justo reconocer que iniciativas como esta ofrecen una luz de esperanza a través del arte, la educación y el empoderamiento comunitario, creando espacios donde la niñez y la juventud puedan no solo aprender sobre sus derechos, sino también ejercerlos activamente. La resiliencia mostrada por estas comunidades es un testimonio del deseo colectivo por un futuro sin violencia. Con proyectos como este, se está sembrando una semilla para un cambio duradero que podría transformar el presente y el futuro del Cauca.