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En un momento clave para la educación privada en Colombia -con más de 700 colegios cerrados en los últimos 18 meses, según un estudio de la Universidad Javeriana-, la editorial Libros & Libros ha decidido ir más allá de su tradicional rol como proveedor de textos escolares. Con más de 40 años de experiencia en el sector y una trayectoria como operadores educativos a través del colegio Evergreen School, la editorial ha desarrollado herramientas innovadoras como FLEX, su sistema educativo adaptable, y el Interpretador, una plataforma tecnológica que cruza datos de pruebas estandarizadas con las mallas curriculares para ofrecer soluciones pedagógicas personalizadas.
Hablamos con Ernesto Díaz Centeno, director general de la editorial, sobre los desafíos que enfrentan hoy los colegios privados, las apuestas de la compañía por la sostenibilidad educativa y como herramientas como la solución FLEX y el Interpretador están enfocados en ayudar a los colegios a mejorar su oferta educativa dada la crisis de cierre de colegios que hay en todo el país.
Su sello como editorial parte de una mirada pedagógica y personalizada. Ahora que cumplen 40 años, ¿cuáles han sido los grandes retos que han enfrentado?
Varios, uno de los principales ha sido asumir con seriedad el impacto que tiene nuestro trabajo en la vida de las personas. Es cierto que, como en cualquier industria, enfrentamos desafíos comunes: competencia, innovación, sostenibilidad financiera. Pero en el sector editorial educativo hay una responsabilidad mucho más profunda. Nosotros, como editorial, trabajamos con colegios, sí, pero el verdadero destinatario de lo que hacemos son los estudiantes y cuando uno entiende que lo que produce puede marcar la formación, el desarrollo y hasta el futuro profesional de una persona, el compromiso cambia.
En ese sentido, el reto ha sido mantenernos fieles a un principio: no publicar nada que no cumpla con los estándares de calidad que consideramos indispensables. No se trata solo de vender libros o cumplir metas comerciales, sino de entregar materiales que de verdad aporten a la formación integral de los estudiantes. Dormir tranquilo, sabiendo que lo que ofrecemos es útil, ético y transformador ha sido siempre una meta, y creo que lo hemos logrado. Esa exigencia viene también de nuestro origen: somos una editorial que nació en el corazón de una familia con vocación docente. Esa raíz pedagógica nos ha llevado a ubicar al libro como un actor clave en la transformación social, y por eso nunca hemos perdido de vista que detrás de cada página hay una persona formándose.
Además de ser editorial, dirigen el Evergreen School. ¿Cómo ha influido esta doble experiencia en la forma como desarrollan soluciones educativas?
Ha sido clave para nosotros porque nos ha permitido convertirnos en una editorial que no solo diseña desde el escritorio, sino que prueba y mejora en tiempo real. Este colegio lo fundamos en 1996, cuando ya teníamos diez años de experiencia editorial, no con fines comerciales, sino como un laboratorio pedagógico. La idea era simple: si de verdad queríamos garantizar la calidad y pertinencia de nuestros materiales, necesitábamos un espacio donde pudiéramos experimentar, ajustar y validar todo lo que hacíamos antes de llevarlo a otras instituciones.
Como decía mi papá, usaré su metáfora: “sería como sacar un carro al mercado sin haber probado los frenos o los airbags”. No se puede. Nuestro compromiso con los estudiantes es tan serio, que no podíamos darnos el lujo de equivocarnos con ellos. Entonces este colegio nos permite evidenciar, no solo imaginar o suponer, si nuestras propuestas educativas funcionan o no.
Esta doble experiencia también nos hizo conscientes de algo fundamental: que muchos colegios saben a dónde quieren llegar, pero no siempre tienen claro en qué punto están. Por eso, además de crear contenidos, desarrollamos herramientas de diagnóstico que permiten saber en qué estado están los estudiantes, qué competencias necesitan reforzar, y cómo construir una ruta personalizada para llevarlos a ese ideal educativo.
Hoy estamos en la capacidad de decirle a un colegio: “Antes de hablar de libros, miremos cómo están sus estudiantes en matemáticas, en lenguaje, en ciencias. ¿Dónde están los vacíos? ¿Qué habilidades necesitan desarrollar?”. Y a partir de esa información real, concreta, construimos materiales hechos a la medida de esas necesidades. Eso es verdadera personalización.
Por eso, más que vender libros, lo que queremos es acompañar procesos de transformación real, con data, con evidencia, con compromiso pedagógico. Y esa posibilidad nos la ha dado el colegio, que nos reta todos los días, que nos obliga a mejorar y a estar siempre un paso adelante.
Este año lanzaron el Interpretador, ¿Qué lo diferencia de otros sistemas de evaluación educativa y cómo ha sido su recepción por parte de los colegios?
Lanzamos el Interpretador como una evolución natural de nuestro sistema editorial personalizado, FLEX. El año pasado dimos el primer paso al ofrecer libros adaptables a las necesidades curriculares de cada colegio, pero este año decidimos ir más allá: hacerlos más precisos con base en evidencia. El Interpretador nace precisamente de esa inquietud por afinar aún más nuestra propuesta.
A diferencia de otros sistemas, nosotros no evaluamos directamente a los estudiantes. Nos apoyamos en empresas expertas en evaluación que ya tienen la confianza del sector educativo. Lo que hacemos es tomar los resultados que ya existen y convertirlos en información útil y accionable para el colegio.
¿Cómo lo hacemos? El Interpretador analiza esa data y la cruza con nuestra base editorial para identificar fortalezas, falencias y oportunidades de mejora por área y por grado. Luego, nuestros editores —expertos en cada materia— interpretan esos resultados a la luz del proyecto educativo del colegio y diseñan una propuesta editorial a la medida. Así logramos que los libros no solo se ajusten a los objetivos del colegio, sino también a las necesidades reales de sus estudiantes.
La recepción ha sido muy positiva porque, como decimos, esto no es solo diagnóstico, es acción. No se trata de identificar un problema y ya, sino de acompañar con una solución concreta. Es como ir al médico: no basta con saber que tienes el menisco dañado, necesitas un plan de tratamiento. Con el Interpretador, damos ese tratamiento: una receta pedagógica específica, con materiales diseñados para cerrar brechas y potenciar fortalezas.
Además, este enfoque responde a una necesidad clave que también surgió en nuestros foros con rectores: tomar decisiones basadas en datos. Gracias a esta herramienta, los directivos no dependen de intuiciones o percepciones, sino que pueden construir sus estrategias pedagógicas sobre evidencia concreta. Eso marca una diferencia clara frente a lo que ofrece hoy el mercado.
Única editorial 100% colombiana reconocida como Marca País
Libros & Libros ha sido reconocida recientemente con el sello Marca País, distinción que resalta su aporte al desarrollo y la proyección de Colombia a través de la educación. En un mercado ampliamente dominado por editoriales internacionales como Santillana y Norma, esta editorial se posiciona como la única gran empresa del sector con capital 100 % colombiano.
“Más que un motivo de orgullo, esta identidad nacional ha sido el motor de nuestra propuesta pedagógica, centrada en las realidades, valores y talentos del país”, menciona Díaz, detallando que más del 70 % de su catálogo recomendado para el plan lector en los colegios está compuesto por escritores colombianos.
El reconocimiento como Marca País ratifica el valor diferencial de esta editorial: no solo ofrece libros de texto y literatura, sino un ecosistema educativo que incluye consultoría especializada, materiales personalizados y acompañamiento docente.