El programa LEAP4Peace (Liderazgo y Participación de las Mujeres para la Paz), implementado entre 2021 y 2025 en Colombia, Burundi y Myanmar, es una iniciativa orientada a fortalecer el liderazgo político de las mujeres como estrategia clave para la construcción de paz. El programa fue liderado por el Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD), en alianza con organizaciones locales e internacionales, y contó con el respaldo del Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos.
Tras cinco años de implementación, el programa llegó a su etapa final. Por esta razón, entre el 7 y el 11 de julio de 2025 se realizó en Bogotá el evento de cierre titulado “Women’s Voices Forward: Building Peace Across Continents. Lessons and Experiences from Burundi, Colombia and Myanmar”, un espacio para socializar experiencias y aprendizajes entre liderazgos femeninos, equipos técnicos y actores institucionales de los tres países participantes, en torno al rol de las mujeres en la democracia, la participación política y la construcción de paz.
El encuentro también fue un escenario para revisar los avances alcanzados durante la ejecución del programa y para identificar los retos que persisten y que limitan la participación plena y efectiva de las mujeres en política en contextos de conflicto y postconflicto.
Logros alcanzados y el camino a continuar
A lo largo de estos años de trabajo, LEAP4Peace cooperó para promover acciones concretas que reforzaron la participación política de las mujeres en Colombia. Para NIMD, los avances logrados en el marco del programa son positivos, especialmente porque el inicio del proyecto se dio en un contexto difícil como la pandemia, y superó eventualidades como cambios de gobierno, ciclos electorales y nuevas formas de violencia en los territorios.
Según explica Ángela Rodríguez, directora ejecutiva de NIMD Colombia, los resultados generales del proyecto son satisfactorios, destaca el impacto del programa en el acompañamiento a partidos políticos, el trabajo legislativo y el fortalecimiento de diferentes liderazgos. Así mismo, a lo largo del proceso se promovieron alianzas entre mujeres de diferentes orillas ideológicas, la construcción de redes de confianza y la implementación de mecanismos internos en los partidos políticos para prevenir la violencia de género y apoyar candidaturas femeninas.
Igualmente resalta que uno de los aspectos más significativos del programa fue el acompañamiento a mujeres que nunca habían participado en política, pero que llegan de ejercer liderazgos comunitarios. Para facilitar su presencia en estos espacios, se implementaron estrategias prácticas como la creación de guarderías durante las jornadas de capacitación, permitiéndoles conciliar sus responsabilidades de cuidado con su rol político.
Además, uno de los logros más relevantes fue contribuir a la aprobación de la Ley 2453 de 2025, que establece un marco jurídico integral para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres en política. Esta ley es un avance histórico, ya que reunió a mujeres de diferentes corrientes políticas en el Congreso, consolidando un compromiso conjunto para luchar por acabar las prácticas discriminatorias y violentas en los espacios de participación y poder, garantizando a las mujeres un entorno político más seguro e igualitario.
“El balance es bastante positivo. Partimos del hecho de que la lucha de las mujeres por acceder a espacios de participación y a escenarios de toma de decisiones aún tiene muchos retos, pero también hemos avanzado. Hemos logrado juntar mujeres de origen político completamente diferentes entre del centro democrático y del pacto histórico para trabajar juntas y avanzar en este proceso”, aseguró la directora ejecutiva.
Países diferentes, barreras comunes
El programa LEAP4Peace se diseñó para implementarse en tres contextos contrastantes: Burundi, un país en posconflicto; Myanmar, que se encuentra en un conflicto activo tras el golpe de Estado de 2021; y Colombia, con un acuerdo de paz en implementación. A pesar de las diferencias históricas y políticas, en los tres escenarios se identificaron obstáculos estructurales similares que dificultan la participación de las mujeres en procesos de paz y espacios políticos, cuenta Jimena Durán, coordinadora del consorcio LEAP4Peace.
Desde las normas sociales restrictivas, la violencia basada en género, la falta de marcos legales eficaces, hasta las estructuras políticas dominadas por hombres, las mujeres de los tres países enfrentan retos comunes para ejercer sus liderazgos. El programa buscó precisamente construir redes entre mujeres de estos países para compartir experiencias, generar aprendizajes colectivos y avanzar en la implementación de la agenda global de mujeres, paz y seguridad definida por la Resolución 1325 de la ONU, la cual reconoce el papel crucial de las mujeres en la construcción de políticas de paz.
“Muchas veces se espera que las mujeres se ocupen solo de temas como educación o seguridad alimentaria infantil, pero no más. Los espacios de decisión en los partidos políticos siguen siendo dominados por hombres, y eso termina afectando la financiación de las campañas de mujeres o relegándolas al final de las listas. Es una doble lucha que enfrentan las mujeres en todos los contextos”.
Mujeres, de la teoría a la práctica
A través de procesos de formación en normativas nacionales e internacionales, las participantes aprendieron a reconocer sus derechos, entender las estructuras del Estado y, sobre todo, diseñar propuestas para incidir en sus territorios. El enfoque no fue solo teórico, pues se impulsaron metodologías que les permitieron aplicar esos conocimientos en la acción política directa.
Johana Trujillo, oficial de programas en Equidad de Género de NIMD Colombia, resalta el hecho de que las mujeres comenzaron a actuar más allá de los espacios del programa, articulándose con autoridades locales, partidos políticos y mesas multipartidarias. Algunas iniciaron procesos desde lo local; otras, desde lo institucional, y a pesar de los obstáculos estructurales, los encuentros entre mujeres funcionaron como plataformas para compartir estrategias y construir confianza entre ellas.
“Más allá de la formación, lo más valioso ha sido ver cómo ellas mismas han empezado a movilizar sus agendas y a ganar reconocimiento en espacios políticos, tanto locales como institucionales”.
Una perspectiva internacional
Las voces de Nway Nway Tun y Pélagie Gahungu, representantes de Myanmar y Burundi, enriquecieron el cierre del programa LEAP4Peace con una mirada desde territorios distantes, pero con desafíos comunes con Colombia. Ambas lideresas coincidieron en que la transformación de los sistemas políticos empieza por reconocer el potencial de las mujeres para incidir, organizarse y liderar. Sin embargo, también señalaron particularidades locales que condicionan la participación de la mujer en situaciones de conflicto y conservadurismo social.
Nway Nway Tun, Gerente de Programas de NIMD Myanmar, explicó que el enfoque de liderazgo femenino en los procesos de paz es fundamental, no solo como un aporte adicional, sino como una fuerza transformadora. Las mujeres en su país, a pesar de estar en medio de un conflicto activo y de las consecuencias del golpe de Estado de 2021, continúan organizándose para resistir a la violencia de género. Una de las barreras más significativas que mencionó fue la falta de infraestructura básica, y cuenta que muchas mujeres deben recorrer largos trayectos para poder cargar las baterías de sus dispositivos y luego desplazarse hacia entornos seguros, donde pueden acceder a conectividad para estudiar o trabajar, limitando así sus oportunidades de incidencia.
Por su parte, Pélagie Gahungu destacó el impacto transformador que el programa ha tenido en Burundi, un país profundamente conservador donde las mujeres han sido históricamente relegadas. Según explicó, muchas de ellas hoy levantan la mano, toman decisiones y se están formando activamente. Gracias a LEAP4Peace, ahora sienten que tienen voz para intervenir en los asuntos que las afectan directamente, desde lo comunitario hasta lo institucional. “El miedo a hablar se ha ido transformando en confianza”, expresó, refiriéndose a cómo estos espacios también han permitido tejer redes de apoyo.
Ambas lideresas concluyeron que los espacios de encuentro entre mujeres de distintos países son vitales, no solo para compartir experiencias, sino para nutrirse de otras formas de resistencia, organización y poder.
Aunque el programa se encuentra en su etapa final, el compromiso del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD) con la participación política de las mujeres continuará intacto. La directora ejecutiva de NIMD Colombia, afirma que la organización se mantendrá promoviendo una democracia incluyente, donde las mujeres sean eje en la construcción de políticas de paz y señaló que el reto es seguir fortaleciendo redes, alianzas y estrategias que permitan que más mujeres del sur global fortalezcan su participación en política.
“La política no debe ser un espacio ajeno ni intimidante para las mujeres, sino una herramienta de transformación desde sus liderazgos comunitarios”, enfatizó.