Según el Foro Económico Mundial, alcanzar la plena igualdad de género en el mundo tardaría 131 años, dado que la brecha entre hombres y mujeres se ha agudizado no solo en aspectos relacionados con la contratación laboral, sino también en acceso a servicios de salud, educación y una vida libre de violencias.
En Colombia, desde 2015 hasta septiembre de este año, 298 niñas y mujeres adolescentes fueron víctimas de feminicidio en el país, cifra que varía de acuerdo con las investigaciones en curso, conforme al Observatorio Contando lo Invisible, de la Fundación Plan, y los datos del Sistema Penal Oral Acusatorio (SPOA) de la Fiscalía General de la Nación.
Este desolador panorama se debe discutir para reconocer las realidades a las que se enfrentan las personas con experiencia de vida femenina, entre las cuales se encuentran las mujeres cisgénero, trans y las menores de edad.
Por ello, en el Día Internacional de la Niña, entendiendo la necesidad de un enfoque de género transformador, la Fundación Plan desarrolló la campaña “Un País para las Niñas”, que busca promover la igualdad, el empoderamiento y garantizar un futuro justo, que permita derribar la violencia y la discriminación de género, con el fin de contribuir a una sociedad más justa y equitativa para ellas.
De acuerdo con la organización, con esta campaña se fomentará su liderazgo, participación activa en la sociedad y en la toma de decisiones, amplificando sus voces y sensibilizando a la sociedad en general sobre la importancia de romper estereotipos de género y fomentar una cultura de inclusión y diversidad preguntándose: ¿qué estamos haciendo como sociedad por un país para las niñas?
Este cuestionamiento cobra especial relevancia al saber que cada día, en 2022, al menos 11 niñas, entre 10 y 14 años, tuvieron un parto producto de abuso sexual, como indican las estadísticas vitales y el Informe de Nacimientos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Escenario al que se suma que, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en todo el mundo hay 32.248 niñas en este mismo rango de edad en uniones tempranas forzadas.
Según la Fundación Plan, mientras un colombiano promedio ve un partido de fútbol se estima que cerca de cinco niñas entre los cero y los 17 años son abusadas sexualmente en el país. Agresión a la que están especialmente expuestas las menores migrantes, pues desde 2015 hasta el 4 de septiembre de 2023, se han registrado 4.331 denuncias por delitos sexuales a menores de nacionalidad venezolana.
“La realidad de los delitos sexuales cometidos contra niñas y adolescentes en Colombia es una carga demasiado pesada para que cualquier niña la soporte. Cada una de estas cifras representa una vida marcada por el sufrimiento y el dolor. Cada una es una razón más para que la voz de las niñas sea escuchada”, afirma Ángela Anzola de Toro, presidencia ejecutiva y CEO de la Fundación Plan en Colombia.
Infancias libres de violencias y estereotipos
Sin embargo, más allá de las palabras y las estadísticas, la Fundación Plan desea reflejar el impacto real de la desigualdad y la violencia de género en nuestro país. En los últimos ocho años, conforme a las métricas del Observatorio Contando lo Invisible, se han registrado 3.463 feminicidios, en el 36 % de los cuales las víctimas no superaban los 28 años.
“Detrás de estas cifras hay historias personales, sueños truncados y familias que han sufrido pérdidas irreparables. Esta realidad dolorosa nos impulsa aún más a luchar por un cambio real en Colombia”, acota Anzola.
Esto sin mencionar que las violencias y los estereotipos marcan y dejan huella en el crecimiento y desarrollo de la personalidad. Nikol y Yulieth son participantes de la Fundación Plan y de acuerdo con sus testimonios: “Las niñas con frecuencia nos vemos forzadas a asumir roles de adultas para ganar respeto y ser escuchadas. En ocasiones nos vemos obligadas a cambiar nuestro lenguaje y aparentar madurez en conversaciones de personas adultas para ser tomadas en serio. Nos resulta profundamente frustrante que la palabra ‘niña’ se use para menospreciar nuestra capacidad de opinar y expresarnos”, exclaman.
Esta reflexión nos lleva a entender también que el uso del lenguaje tiene un significado especial al aportar a una sociedad más justa y equitativa, que tenga pilares de igualdad con el fin de reducir las preocupaciones de las niñas y aumentar sus esperanzas y oportunidades para que sean las futuras dirigentes de la nación.