Union Libre es una heladería artesanal y un café distinto en Bogotá. Eso sí, todo ha estado relacionado. A partir de la curiosidad por entender y conocer el café de las diferentes regiones de nuestro país, es que Ana Julia Arévalo comenzó el camino de probar, entender y conocer la riqueza de las frutas en Colombia. Hoy el Acai, el nispero y el zapote, son solo algunos de los sabores que hacen parte de la carta de Unión Libre.
Esta heladería ubicada en Usaquen, zona norte de Bogotá, evoca lo que muchisimas empresas promulgan hoy en día: volver al origen. Entregar productos saludables al ser humano, que no contengan productos químicos que está más que comprobado que con el tiempo impactan negativamente la salud de las personas, y hacerlo de forma artesanal.
“Todos nuestros helados están hechos de la forma más natural posible, resaltando los sabores y hechos de la misma fruta. Los helados no contienen saborizantes, ni conservantes, ni ningún tipo de químico”, cuenta Ana Julia, quien hoy por hoy está al frente de la selección y compra de cada uno de estos frutos.
Ella misma en varias oportunidades viaja hasta el Caribe colombiano para seleccionar y comprarle directamente a los productores la fruta. “Por ejemplo, los mangos de azúcar son una variedad única que se da solamente en Gaira, en el Magdalena, un municipio cerca a Santa Marta”. Ese nivel de detalle y de cuidar los sabores es lo que ha hecho que Unión Libre sea uno de los referentes de heladería artesanal en Bogotá.
“Nos embarcamos en Unión libre en la producción teniendo en cuenta insumos regionales, por cosechas. Somos el complemento en la heladería. Nos gusta mucho el trabajo con frutas de la costa, que son sabores que no se conocen o se consumen en el interior del país. Nos da alegría comprarles a los productores directamente. Es disfrutar las frutas y transformalas en helado. Siempre que hablamos en las publicaciones que hacemos en nuestra redes, hablamos sobre el origen de la fruta”, afirma Ana Julia.
El origen de cada fruta es tan diverso como lo variado de su carta. Por ejemplo, el zapote se lo compran a un productor del Magdalena, el corozo a otro del Cesar. El nispero y el zapote también son el resultado de esa búsqueda de traer frutas al interior, mientras que el Acai viene desde el Putumayo.
El proceso del helado conserva esos rasgos de lo artesanal. La producción de helados en Unión Libre no es de producción masiva, así como se venden se van haciendo. La máquina desde el día uno ha estado a la vista de los clientes, para que ellos vean y entiendan el proceso artesanal por el que pasa cada uno de los productos que allí consumen. “Es curioso, si tú llevas un helado y dura varios minutos sin siquiera derretirse un poco, eso te da una señal que el helado está lleno de productos artificiales”.
Eso sí, Unión Libre no solo destaca por su heladería artesanal, sino también por cómo su menú responde a las necesidades que hoy demandan los clientes. Desde helados de crema elaborados con leches deslactosadas, una línea vegana en la que destacan los helados de almendra y un especial hecho a base de leche de cabra, lo que le da razón a Ana cuando afirma que el menú de Unión Libre “tiene un gran equilibrio de sabores”.
Hoy los negocios que se vean asi mismos como sostenibles, responsables con el medio ambiente y conscientes del valor de los pequeños cultivadores, tienen asegurada una parte del éxito. Unión Libre, con su apuesta única en heladería artesanal puede dar fe de ello.