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Lograr que más jóvenes accedan a la educación superior y elevar la calidad a quienes hoy ya la reciben son dos de los retos más importantes tras la emergencia sanitaria, no sin antes recordar el objetivo más ambicioso: el de lograr una cobertura nacional que de verdad llegue a todos los territorios del país. Por eso buscamos a Cristian Velandia, director de la especialización universitaria de la Universidad El Bosque, para que nos diga cuáles son los retos y desafíos que enfrenta la educación superior después de la pandemia.
Con la llegada del nuevo gobierno se habla de cobertura nacional de educación superior. ¿Eso será posible?
La intención es posible si se logran resolver problemáticas de fondo, que desde ya se identifican en el contexto de la educación superior. El Gobierno propone la ampliación de la cobertura en términos de infraestructura, de gratuidad y de acceso a la totalidad de la población, una manutención a aquellos estudiantes que así lo requieran, el aumento de la inversión para el mejoramiento de áreas como la tecnología, la ciencia y la innovación; no obstante, es importante el abordaje de otros factores si se quiere el alcance no solo en ampliación y cobertura, sino en la educación de calidad que apunte a la formación de seres humanos con potenciales capacidades para la transformación y el mejoramiento continuo de la sociedad.
En un modelo híbrido, ¿qué tanto del tiempo del estudiante debería ser presencial y qué tanto virtual?
Bueno, ha tenido que migrar hacia nuevos criterios que permitan el alcance de objetivos de una educación que se encuentra llamada a fortalecer la capacidad de los sujetos para adaptarse a diferentes situaciones y a las exigencias de una cultura en la que siempre estará imperando la comprensión y el uso de la tecnología, en este sentido es menester la consideración del mejoramiento de la formación de competencias digitales en toda la comunidad académica, en la construcción de nuevos modelos pedagógicos y educativos sustentados en una gestión emocional, en la comprensión del uso de tecnologías más allá de la exploración de redes sociales, la implementación de modelos híbridos que puedan responder a esas exigencias actuales, pero que se adapten también a la cobertura y a la estructura tecnológica de contextos reales, digamos inmediatos, en nuestro país.
¿Qué pasó con la calidad educativa después de la pandemia?
Bueno, esto depende del campo de formación, de las condiciones socioeconómicas del estudiante y de las capacidades de las instituciones para lograr una educación mediada por la tecnología, entre otros factores. La formación docente es un asunto relevante en cuanto al fortalecimiento de las capacidades orientadas no solamente al dominio disciplinar, sino al desarrollo de competencias digitales, esto es esencial no solo para los docentes, sino para la comunidad académica en general, dadas estas exigencias y los retos que ha dejado la pandemia en cuanto a la interacción y el uso de la tecnología en diferentes áreas del saber y del trabajo.
Las limitaciones económicas siguen siendo uno de los grandes retos a la hora de acceder a la educación superior y, con la subida de las tasas de interés, es más difícil solicitar un crédito. ¿Cuál es la solución a este problema que se ha convertido en estructural para Colombia?
Puede constituirse en un elemento esencial para el acceso a la educación, pero no es el único, más allá de unos beneficios como la financiación de la educación y la manutención de algunos estudiantes, considero que es importante reconocer si existe la capacidad de las instituciones para responder a los intereses de los sujetos y la permanencia de los mismos en el sistema educativo: la situación familiar, el entorno, entre otros.