El 'conejo' de EE.UU. a 'Rojas' por matar a 'Iván Ríos'

Embajada comentó el escabroso caso de alias 'Rojas', quien asesinó a un miembro del secretariado de las Farc. La polémica por el pago de la recompensa y el proceso penal contra el desertor, por entregar muerto a 'Iván Ríos'.

El Espectador
08 de mayo de 2011 - 07:00 a. m.

A Pedro Pablo Montoya Cortés, alias Rojas, lo recuerdan en el oriente del departamento de Caldas como el más sanguinario y ambicioso del frente 47 de las Farc, aunque poco inteligente. Asesinó a su comandante Iván Ríos por cobrar la recompensa que pagaba el gobierno colombiano, pero no supo que el gobierno norteamericano también pagaba otra recompensa y nunca la cobró.

La imagen más aterradora de Montoya Cortés la dejó entre la gente del corregimiento de Florencia (Samaná), donde sabían que su llegada al pueblo significaba dos cosas: que alguien iba a ser cruelmente asesinado y que muy cerca rondaba alias Karina, la comandante del grupo. Así ascendió en la guerrilla.

Su prestigio criminal no sólo se quedó en la provincia. Lo refrendó a nivel nacional y mundial el 8 de marzo de 2008, cuando se entregó a tropas del Batallón Ayacucho en el norte de Caldas. Dos días antes había asesinado a Iván Ríos, miembro del secretariado de las Farc. Para probarlo, luego de asesinarlo de un tiro en la frente mientras dormía, le sacó el pasaporte, la cédula y, como prueba reina, le cortó una mano y se la entregó a los militares. A Montoya le quedó fácil asesinar a Ríos, porque era su jefe de seguridad… su hombre de confianza.

El escabroso capítulo no fue ajeno a los comentarios de la embajada norteamericana, como quedó en evidencia con los cables diplomáticos revelados por Wikileaks. Sin embargo, más allá del crimen, los comentarios del embajador de la época hacían referencia a dos polémicas que se suscitaron después del episodio: si Rojas debía ser procesado por el homicidio y el pago de la recompensa.

De acuerdo con el cable, el guerrillero dijo que había asesinado a su jefe por temor a un inminente ataque militar al frente 47 de las Farc y por su descontento por la falta de suministros al grupo, que llevaba días sin comer. “Era o su vida o la nuestra. La única manera de sobrevivir era matar al comandante”, dijo Rojas.

La muerte de Iván Ríos
era un duro golpe para la estructura de las Farc, pero más allá de eso, también lo veían como una oportunidad militar para generar más deserciones y casos similares en el grupo guerrillero. La clave estaba en la recompensa.

Ríos era figura clave en el secretariado, ya que coordinaba todos los frentes del centro del país. El gobierno colombiano ofrecía por su cabeza una recompensa hasta de cinco mil millones de pesos. Pero, tras el episodio, se generó toda una controversia sobre si se le debía pagar o no la bonificación a Rojas, especialmente por la forma como entregó a su comandante, y si debían o no procesarlo por el homicidio.

Sin embargo, el debate parece que giró más a la luz de la estrategia militar que de la ley, pues sabían que pagar la recompensa y absolverlo por el crimen de Iván Ríos (igual las autoridades lo buscaban vivo o muerto) jugaría a favor del Estado en la guerra contra las Farc. Si lo hacía así, esto “podría alentar a más guerrilleros a desertar de las Farc”, indica  el cable.

Después del debate, “el 14 de marzo, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos (hoy presidente) decidió pagarle a Rojas  $2.700 millones por decir el sitio dónde estaba el cadáver, por haber entregado el computador de Ríos, memorias USB y otra información, pero no por el asesinato”, señala el despacho.

Y agregó: “El ministro dijo que el gobierno había tenido que pagar la recompensa, porque de lo contrario se hubiera corrido el riesgo de generar desconfianza a otros posibles desertores”.  Esta decisión del ministro Santos la apoyaron los comandantes, que indicaron: “tenemos que pegarnos a nuestro compromiso de recompensar a quienes colaboran en la captura y dada de bajas de las cabezas de grupos armados”.

“Muchos oficiales del Ejército creen que la recompensa hará que la moral de las Farc decline, llevando a que muchos miembros entreguen a sus propios comandantes. Citando fuentes no nombradas, la revista Cambio denunció que oficiales militares hicieron que Rojas matara a Ríos, después de que el guerrillero hizo esfuerzos para indicarles a los militares su ubicación, la que era muy difícil”, informa el cable.

A alias Rojas, a quien inicialmente lo trataron con los beneficios de un desmovilizado, a medida que avanzó el tiempo y encontraron que a su espalda cargaba delitos de lesa humanidad como la tortura y posterior asesinato de ocho campesinos en la vereda Samaria, del municipio de Samaná (Caldas), y varios secuestros extorsivos, lo llevaron a prisión.

Dos ciudadanos, que fueron secuestrados por el guerrillero, lo demandaron exigiendo reparación. Un fiscal de Manizales ordenó el embargo de sus cuentas bancarias, donde guardaba el dinero de la recompensa, con lo que se espera pueda indemnizar a estos ciudadanos.

Lo que no supo Rojas, hasta hoy, es que contra Iván Ríos también existía un proceso penal en Estados Unidos por narcotráfico y el gobierno norteamericano ofrecía una recompensa de hasta cinco millones de dólares (casi el doble de la que ofrecían en Colombia). Al menos, así dice  el cable revelado por Wikileaks y con fecha del 17 de marzo de 2008, en el que indicaba: “El gobierno de Estados Unidos emitió una acusación contra Iván Ríos el 12 de marzo de 2006, por tráfico de drogas.  Rojas puede calificar para una recompensa de hasta cinco millones de dólares, en el programa de recompensas de narcóticos del Departamento de Estado, pero no hemos recibido ninguna petición”. Pedro Pablo Montoya, alias Rojas, el más sanguinario y ambicioso del frente 47 de las Farc, también refrendó que no fue tan inteligente. El dinero que ofrecía EE.UU., hasta donde se conoce,  nunca lo reclamó.

Por El Espectador

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