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"Estaba predestinada al mar"

La nieta del ambientalista francés Jacques-Yves Cousteau sigue el camino familiar en la lucha para proteger el mundo marino.

Emiliana Malfatto
22 de junio de 2011 - 10:37 p. m.

Su abuelo fue oceanógrafo, internacionalmente conocido como el comandante del barco ‘Calypso’. Su padre exploró los mares y creó una fundación para salvar los océanos. Digamos que Céline Cousteau tenía cierta predisposición para el mundo marino.

Lo admite ella misma: “Con un apellido como el mío, estaba predestinada a desempeñarme en la protección de los océanos. Nuestro apellido, Cousteau, es asociado con el mar en todo el planeta y obviamente esto me ha influenciado”.

El mar, Céline Cousteau lo conoció desde su infancia, cuando participaba en las expediciones marítimas de su abuelo Jacques-Yves Cousteau.

“En la época de mi abuelo no había mujeres en las expediciones y, sin embargo, mi abuela y mi madre se pasaban la vida en el ‘Calypso’. Creo que esto influyó mucho sobre mí, crecí con la idea de que las mujeres podían hacer lo mismo que hacían los hombres”, dice desde Francia.

Esta niñez poco común, hecha de viajes por mares y tierras lejanas, marcó para siempre la niña que era. “Cuando tenía 9 años acompañé a mis abuelos en una expedición a la selva amazónica —recuerda—. Este mar verde me impactó de una manera tan fuerte, que no lo entendí hasta volverme adulta”.

Expediciones familiares por los océanos y las selvas fueron el quehacer de Céline durante su infancia y lo que la contagió con  el “virus” de la exploración. Sin embargo, cuando llegó la hora de decidir lo que quería hacer con su vida, no siguió directamente el camino familiar.

“Tuve una trayectoria universitaria normal, fui a la universidad y estudié psicología y relaciones interculturales” explica. “Pero luego sentí la necesidad de trabajar en lo que había sido mi universo desde mi nacimiento: el medio ambiente”.

Sin embargo, al lanzarse a este combate, escogió seguir su propio camino en vez de pisar las huellas de su abuelo. Decidió que lo que quería era “ser la  portavoz de las luchas para salvar el medio ambiente, compartir las historias de la gente que se moviliza”.

Empezó entonces a enfocar sus esfuerzos en la protección de los océanos —y del medio ambiente en general— realizando documentales sobre varios temas, como la desaparición de especies marítimas o la protección de la Amazonia.

Este último tema es uno de los principales caballos de batalla de Céline, que realizó varios proyectos sobre la selva amazónica y las tribus indígenas que conviven con ella.

“Cuando entras a la selva, te das cuenta de que son los animales y la gente los que hacen que la Amazonia sea lo que es, hay una manera de vivir en simbiosis con la naturaleza que me impresiona”, explica. “Hay que proteger a las tribus indígenas, porque protegerlas es proteger a la Amazonia. Ellos son los que saben vivir con la selva y nosotros debemos aprender de ellos”.

“En el año 2006 estuve en un barrio de Iquitos, Perú, que se llama Belén”, recuerda. “Es un barrio muy pobre, donde la gente vive completamente con el ritmo de la selva y de la naturaleza, vive al ritmo de las aguas. Pero el problema es que no hay dispositivos para los desechos, y cuando las aguas suben, se llevan toda la basura del barrio. Y esto se reproduce en todas partes del mundo”, subraya Céline.

Para contrarrestar estas problemáticas Céline Cousteau está haciendo un combate a escala mundial para sensibilizar a la gente. La lucha de un David contra un Goliat. Pero Céline —que se convirtió en la figura de varias campañas de sensibilización, como la actual “Vidrio es vida” para la empresa de envases O-I— no pierde la esperanza, ni tampoco el fuego interno para seguir luchando.

“Me da rabia que estemos tratando al medio ambiente así, estamos destruyendo el futuro de nuestros niños”, asevera. “Si el medio ambiente está mal, si está enfermo, entonces los seres vivos, los seres humanos también lo estamos”.

Y concluye: “Tenemos que cuidar a las generaciones futuras, hacer algo para nuestros niños. Mi abuelo ya hablaba de esto, decía que teníamos que dejar un planeta limpio para nuestros hijos. Años después, yo sigo con su combate, porque él trató de dejarme un planeta limpio a mí, su nieta, y yo quiero hacer lo mismo para mis hijos y mis nietos”.

Por Emiliana Malfatto

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