Así acorraló el coronavirus a Italia

Los italianos recibieron como un balde de agua fría la llegada del nuevo coronavirus. Decisiones apresuradas e improvisaciones tienen a esta nación en una trágica situación: ya supera a China en número de muertos. ¿Por qué no se ha logrado detener el avance del covid-19?

Nicolás Marín Navas
22 de marzo de 2020 - 02:00 a. m.
Así acorraló el coronavirus a Italia

Mario Turco, un joven ciudadano italiano, lleva cerca de cuatro semanas encerrado en su apartamento en Milán (Italia) debido a las estrictas pero necesarias medidas impuestas por el Gobierno de Giuseppe Conte para detener la propagación del nuevo coronavirus. “Nosotros sentíamos que teníamos todo bajo control y en realidad lo que ocurrió es que el virus se difundió muy rápido y en el curso de los días el número de contagiados estaba desbordado”, afirma a este diario.

Para Gloria Valle, otra ciudadana italiana, las cosas se han puesto difíciles durante las últimas semanas. En diálogo con este diario, afirmó: “Estamos viviendo una situación muy difícil, en la que los hospitales están llenos, los contagios están aumentando y se está tratando de afrontar con medidas restrictivas. Lo más importante es seguir algunos consejos sencillos cómo lavarse las manos, estar en la casa y salir lo menos posible. Todas las otras actividades se deben hacer desde internet; si hacemos esto, estaremos distantes pero unidos lo lograremos”.

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No es tan fácil, pues el Gobierno italiano tuvo que autorizar el despliegue del ejército en Lombardí, la región más golpeada por el virus, para garantizar que se cumplan las medidas adoptadas, pues no ha encontrado la manera de contener la curva de contagios en el país con más muertos por la enfermedad.

Sí, Italia, que ahora tiene más muertes que China por la pandemia, más de 4.000 en total y 47.000 contagiados, empezó la crisis sin un plan de ruta claro. La pregunta que todos se hacen en este momento es, ¿por qué hay tantas muertes en tan poco tiempo? El promedio de edad de la población, la organización sanitaria y el método de recuento de los contagiados, además de los fallecidos, son algunas variables que, según expertos de todo el mundo, pueden arrojar las primeras luces sobre el tema.

Según el presidente del instituto Superior de Sanidad, Silvio Brusaferro, para explicar que la tasa de mortalidad de China, que es del 3 %, sea tan inferior a la de Italia, que se sitúa alrededor del 8 %, se debe tener presente que el país es uno de los más envejecidos de Europa. Según el Instituto de Estadística (Istat), la esperanza de vida de los hombres es de 80,8 años y el de las mujeres es de 85,2. No es casualidad que la mayoría de las personas que han muerto hasta ahora sean ancianos, muchos de ellos con enfermedades crónicas.

“Constatamos una mortalidad considerablemente más elevada en los países que tienen poblaciones más viejas en relación con los países más jóvenes”, explicó la demógrafa y profesora de Salud Pública, Jennifer Downd. Esto, en un país como Italia, podría ser clave para entender la gran incógnita, pues “la familia numerosa es uno de los pilares de la sociedad en la que los abuelos van a buscar a sus nietos a la escuela, los cuidan, hacen quizás las compras de sus hijos de 30 a 40 años, exponiéndose peligrosamente al contagio”, apuntó la experta.

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Según su Instituto Superior de Salud (ISS), que entrecruzó los datos recolectados hasta ahora de la difusión del coronavirus, la media de edad de los fallecidos es de 79,5 años. De una muestra de 2.003 muertos, 707 se hallaban en la franja de edad 70-79 años, 852 entre 80-89 años y 198 tenían más de 90 años, según un comunicado del ISS. El informe asegura que “17 personas positivas con covid-19 menores de 50 años murieron. Cinco de ellas tenía menos de 40, todas del sexo masculino, con una edad comprendida entre 31 y 39 años y con graves patologías precedentes”.

Otras de las grandes incógnitas que se mantienen en el aire es por qué el virus llega tan rápido a Italia y no a otros países. Preguntado sobre el tema el profesor Yascha Mounk de la Universidad Americana Johns Hopkins afirmó al canal canadiense CBC: “la única diferencia es que el contagio llegó ahí unos diez días antes que a Alemania, Estados Unidos, Canadá; y si estos países no reaccionan rápidamente y de manera decisiva, se convertirán en lo que Italia es hoy”, asegura.

No estar preparados para la crisis provocó un colapso en el sistema de salud italiano que difícilmente se había visto antes: las 5.200 camas de cuidados intensivos del país se vieron sobrepasadas en los primeros días por pacientes que ya tenían problemas respiratorios por la temporada invernal, a eso se sumó la escasez de ventiladores mecánicos, de mascarillas y de indumentaria clave para combatir la enfermedad.

Los servicios hospitalarios se vieron rápidamente saturados y se llegó al punto de que los médicos tuvieron que elegir a quién tratar, como revelaron varios testimonios publicados por la prensa. En condiciones tan críticas, se da prioridad a los pacientes que tienen mayores posibilidades de supervivencia, lo que significa que la calidad de la atención desciende, a pesar de que el sistema sanitario lombardo se considera eficaz.

Por último, se debe tener en cuenta que posiblemente uno de los grandes problemas que tiene el Gobierno en este momento es su política de detección, pues solo se realizan pruebas a personas que presenten algún tipo de síntoma. La polémica decisión excluye a personas potencialmente positivas pero que no presentan síntomas. Todo lo contrario a Corea del Sur o Alemania, que optaron por un sistema que permite detectar a muchas personas infectadas, aunque casi no presentan síntomas. En consecuencia, la tasa de mortalidad disminuyó a medida que se contabilizaba el número de casos leves.

Italia hoy pide ayuda internacional, una que pocos países europeos están dispuestos a dar pues enfrentan un escenario incierto. Pero China, que ya parece haber controlado el avance del coronavirus, respondió, aunque con sorpresa. Sun Shuopeng, jefe de la delegación de médicos chinos que llegó esta semana a Lombardía se preguntó: “¿En qué están pensando?, hay que parar todas las actividades ahora”.

 

Por Nicolás Marín Navas

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