Diagnóstico de una depresión

Si bien del tiempo que dure la pandemia dependerá la gravedad del impacto sobre la economía, los augurios no son favorables. En este texto, dos economistas se aventuran a presentar un probable panorama de esta crisis global.

Philip Wright* y Salomón Kalmanovitz
29 de marzo de 2020 - 04:06 p. m.
El impacto sobre el sector financiero será la suspensión del flujo de ingresos de los préstamos concedidos. / Mauricio Alvarado / El Espectador
El impacto sobre el sector financiero será la suspensión del flujo de ingresos de los préstamos concedidos. / Mauricio Alvarado / El Espectador

Estamos frente a una crisis global que se ha desatado más fuerte y rápidamente que la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado: su profundidad dependerá del tiempo que tome superar la pandemia.

Para Colombia habrá primero un impacto sobre la Inflación. Al depreciarse la tasa de cambio y darse una escasez de bienes básicos causada por el acaparamiento, se desatarán impulsos inflacionarios, agravados por los estrangulamientos en el suministro de insumos importados. En el mediano plazo, Rusia y Arabia Saudita deben llegar a un acuerdo de recortar la producción para alcanzar precios de US$40 el barril, que todavia le resten participación a los productores norteamericanos del fracking. Eso mejorará un poco la balanza comercial colombiana, pero estará lejos de equilibrarla.

La actividad económica durante la cuarentena se afectará por una reducción considerable de la demanda agregada y un cambio dramático en su estructura, en la medida en que muchos hogares adoptan un nivel de consumo de subsistencia. A diferencia de lo que sucede en una recesión, el consumo de un número importante de bienes y servicios será de cero o mínimo. La mayoría de la población se encuentra de pronto con un ingreso inexistente y una minoría tendrá el mismo ingreso o lo verá también reducido.

¿Cómo se puede financiar el nivel de subsistencia del consumo de la población con ingreso de cero? A duras penas por medio de subsidios del gobierno, uso de ahorros, crédito y, es de anticipar, del crímen. Cundirá la desnutrición en la población que carecerá de defensas para enfrentar el virus.

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En un principio, los ingresos de aquellos que logran conservarlos, las clases medias que laboran en el sector formal, podrán recurrir al ahorro, al gasto público, las empresas a sus reservas y al crédito. La mayor parte tendrá que contraer sus consumos.

¿Qué les sucede a las finanzas públicas en el corto plazo? Se dara una reducción fuerte de los ingresos por la baja del IVA y de los aranceles, con niveles de gasto que superan ampliamente los ingresos con las consecuentes dificultades de financiamiento. Sin embargo, en el mediano plazo el gasto público financiado con emisión del banco central puede otorgar un nivel mínimo para mantener áreas críticas de la función pública. Los bancos pueden ser presionados a adquirir bonos públicos, aunque habrá presión sobre las escasas divisas para fugar capital.

El impacto sobre el sector financiero será la suspensión del flujo de ingresos de los préstamos concedidos,  pero se continuará con los pagos de interés sobre los instrumentos de ahorro; habrá también reducción de costos de operación en la medida en que despida empleados o les reduzca sus salarios.

Superada la cuarentena, que podría prolongarse más de lo anticipado, la actividad económica se lesionará por la reducción de la demanda de los hogares que deben atender el pago de los créditos contraidos y la imposibilidad de recuperar muchos de los empleos perdidos. La actividad de las empresas se reduce al no recuperarse los niveles previos de demanda.

La habilidad del Estado para estimular la economía se verá limitada por el incremento del deficit causado por los gastos asociados a la cuarentena y la falta de demanda por los bonos del gobierno. Sin embargo, podrá recurrir a la emisión monetaria en grandes cantidades, aunque lo niegue piadosamente el ministro Carrasquilla, vigilando de que no se agraven las presiones inflacionarias.

La estanflación que resultará será acompañada por un cambio grande en la estructura de la demanda, en la medida en que las compras se limitan a las necesidades y algunos sectores como la pequeña industria y el  turismo sean perjudicados. Dada la perturbación del comercio internacional y el aumento del costo de las importaciones, la política pública debe focalizarse en medidas para alcanzar autosuficiencia, comenzando con los alimentos  y la manufactura de repuestos para el acervo de capital y de transporte. La prestación de los servicios de salud con insumos nacionales deben prioritarze, dado el aumento de los costos de las importaciones.  

Hacia 2021, superada la pandemia, la actividad económica se recuperará parcialmente. El gobierno tendrá que considerar la desconcentración de la población, reduciendo su número en las ciudades para reducir la posibilidad de un resurgimiento de esta virosis o de otras en el futuro, ampliando su participación en las areas rurales para aumentar la oferta de alimentos y un retorno a la autosubsistencia. Nos esperan tiempos difíciles, pero también oportunidades mas sostenibles de largo plazo.

* Economista, Observatorio del Caribe Colombiano.

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Por Philip Wright* y Salomón Kalmanovitz

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