"Este es un grito de auxilio": gobernador de San Andrés por el coronavirus

El escolta de Everth Hawkins fue el primer caso de contagio identificado en la isla, que tiene 70.000 habitantes y tan solo nueve camas de cuidados intensivos. En entrevista con El Espectador, cuenta cuáles son sus principales preocupaciones.

Thomas Blanco- @thomblalin
31 de marzo de 2020 - 04:58 p. m.
El hospital enfocará el hospital para atender a personas contagiadas y se utilizará un hotel con 128 habitaciones para atender necesidades diferentes al COVID-19.  / Archivo particular.
El hospital enfocará el hospital para atender a personas contagiadas y se utilizará un hotel con 128 habitaciones para atender necesidades diferentes al COVID-19. / Archivo particular.

En San Andrés, casi por casualidad, se dieron cuenta de su primer caso de coronavirus. Porque en la visita a la Casa de Nariño, en un encuentro que sostuvo el presidente Iván Duque con todos los alcaldes y gobernadores del país el pasado 14 de marzo, el alcalde de Popayán, Juan Carlos López, en la entrada negó haber salido del país en los últimos 14 días, a pesar de haber regresado de un viaje de Marruecos con escala en Madrid (España).

Cinco días después López dio positivo por COVID-19, un resultado que alertó a todas las personas que habían asistido a la reunión. El gobernador de San Andrés, Everth Hawkins, optó por hacerse la prueba junto a sus dos escoltas y conductor. Uno de sus guardaespaldas marcó positivo y se convirtió en el primer y, de momento, único caso de contagio confirmado en la isla. Al parecer, porque mientras Hawkins estaba en Bogotá en la reunión con Iván Duque, le ordenaron patrullar la peatonal, uno de los principales lugares con flujo de turistas. Una noticia que alertó al país pues San Andrés, que cuenta con alrededor 70.000 habitantes, apenas tiene nueve camas de cuidados intensivos. 

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Varios han decidido no cumplir el aislamiento, por lo cual el gobernador optó por decretar un "pico y cédula" para que las personas que necesitan hacer mercado sepan qué día pueden hacerlo. Evitar el contacto es una máxima en la isla, que cuenta con una densidad de 2.000 habitantes por kilómetro cuadrado. 

Otra de las medidas que se tomaron fue adecuar las 128 habitaciones de las instalaciones del hotel Marazul, administradas por Fontur y operadas por la cadena Decameron, para atender las emergencias que no tengan que ver con el COVID-19, mientras el hospital se centrará únicamente en los contagiados por el virus. 

Una situación que desnuda las precarias condiciones del hospital Clarence Lynd Newball, que ha sido noticia en los últimos años por las irregularidades que salpicaron su funcionamiento, y que han desencadenado en la falta de medicamentos e insumos para atender a los isleños. Un hospital en el que los costos para operar eran más altos que los que ingresaban del sistema de salud y donde hasta los muertos facturaban. Una crisis que obligó al procurador general Fernando Carrillo a suspender al entonces gobernador Ronald Housni, quien hoy por hoy, está preso con una condena de 7,5 años por los delitos de concierto para delinquir, falsificación en documentos privados, peculado e incumplimiento de contratos

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De acuerdo a la Gobernación Departamental, desde 2017, el archipiélago venía superando la barrera del millón de turistas por año, la principal fuente de ingreso de los habitantes de San Andrés, en donde la informalidad laboral supera el 60%. Solo la tarjeta de turismo que le cobran a los turistas que llegan a la isla representa 115 mil millones de pesos anualmente.

Este lunes, la Embajada Americana, ante la negativa de algunos gobiernos como el panameño, y como un gesto humanitario, pidió permiso para desembarcar en la isla a dos pacientes en situación crítica por el virus de dos barcos para que fueran recogidos por helicópteros americanos, pero Hawkins, tras varias deliberaciones, optó por decir que no. 

"Me ha dolido el alma, pero no podemos poner a nuestra población en riesgo. Dios me perdone, pero el riesgo es muy grande para nosotros", fueron las palabras del gobernador, quien habló con El Espectador en un "grito de auxilio" de lo que puede ser una bomba de tiempo. 

¿Qué medidas están tomando para solventar la crisis?

Nosotros tenemos nueve camas UCI. En Providencia no tienen, imagínense, una población de 1.500 personas. Estamos en esa tarea ahora mismo de buscar las diez camas que compramos a través de urgencia manifiesta que tenemos en Barranquilla y esperamos que lleguen este jueves. Estamos coordinando la traída con un avión que alquiló la Federación Nacional de Departamentos (FND). Vamos a tener al hotel Marazul como un hospital transitorio, solo para patologías diferentes al coronavirus. Todas las áreas del hospital, incluyendo los cuidados intesivos, están a disposición para contener en el virus. Y estamos adecuando el sótano, con la sociedad de arquitectos de la zona, para  ubicar la zona UCI allí para que no haya pacientes en varios sitios y el virus se siga propagando.

Con el cierre indefinido de los aeropuertos, ¿cómo están haciendo para transportar las pruebas del coronavirus?

Eso nos ha complicado mucho, afortunadamente la FND nos puso a disposición el transporte de muestras y un avión de carga que nos va a apoyar en la traída de los insumos que necesitamos. Estamos en esa coordinación.

¿Cuánto se demoran en conocer el resultado de una prueba?

Alrededor de dos días. Toca mandarlas a Bogotá, esperamos que haya la posibilidad de evaluarlas aquí. Ellos miran el resultado y luego lo mandan por correo electrónico. 

¿Qué balance hace de la respuesta del gobierno para ayudarle a la isla a contener la pandemia?

La verdad he estado esperando mucha más colaboración, más que todo con el tema de tener camas de cuidados intensivos. Eso es lo más grave, porque el virus complica la parte respiratoria de las personas y solo tenemos nueve camas UCI. A los médicos les va a tocar escoger. Yo como gobernador pido que los hospitales que estaban cerrados en el país, como los de Saludcoop, que tienen respiradores tirados y abandonados, no los hagan llegar. Así podríamos salvar a muchas personas, sino va a ser muy complicado.

Y qué decir del estado del hospital de San Andrés...

Es una de las peores instituciones de salud de Colombia, de segunda, imagínense. La idea es ver como tratamos el COVID-19 aquí para no colapsar y tener un problema de salud pública delicadísmo.

¿Entonces, llevar pacientes a otras ciudades no es una opción?

De nadie. Por ejemplo, en Barranquilla obvio se van a alborotar si llevamos contagiados, lo que hacemos es propagar el virus. Solo queda que el Estado nos apoye, este es un grito de auxilio. 

Mirando el espejo retrovisor, ¿cómo recomponer el camino de su antecesor, preso por corrupción, entre otras cosas señalado de malos manejos de las instituciones prestadoras de salud (IPS)?

Nos encontramos con esa situación: el sistema de salud en la Isla es un desastre, esperamos transformarlo enuna empresa social del estado, inyectarle recursos a través de una estampilla y aumentar la atención básica para atender a la gente aquí. Nosotros nos merecemos un hospital aquí, no podemos mandar a la gente en Barranquilla, Cartagena, eso no puede pasar más. Aspiro que el presidente y el ministro de Salud nos apoyen. 

¿Cómo evalúa la situación de que el primer caso de coronavirus sea su guardaespaldas y que se trate de un caso no importado?

Recalco que él no ha salido de la isla. Esa es una historia complicada: cuando estuve en la reunión con los alcaldes y gobernadores y pasó lo del alcalde de Popayán decidí hacerle las pruebas también a mis guardaespaldas y conductor. Hicimos un rastreo de dónde pudo haber sido y resulta que a mi escolta lo mandaron todo el día a trabajar en la peatonal de San Andrés, donde están todos los turistas, parece que ahí fue el contagio. Si yo no hubiese practicado las pruebas por la noticia del alcalde de Popayán, no hubiéramos hecho pruebas. Cuando lo uniformaron irresponsablemente a un trabajo que no tenía que hacer. Está en su casa aislado con la familia, pero no tiene síntomas.

San Andrés depende del turismo, ¿qué medidas ha hecho para los afectados por la crisis?

Nuestra economía se ha lesionado gravemente. A mucha gente se les suspendieron los contratos, otros se cancelaros y eso es gravísimo. Todo en una informalidad que supera el 60%, para ellos, estamos haciendo bonos alimenticios y para los trabajadores formales algunos alivios tributarios. 

¿Y ha sido fácil convencer a los habitantes para que cumplan el aislamiento?

Hay gente que es consciente, hay muchos que no. En los recorridos por la ciudad uno ve cosas que no entiende. Por eso a través de un decreto creamos un pico y cédula para hacer mercado, por ejemplo un día las personas terminadas en dos y tres pueden ir a hacerlo. Toca guardar la distancia de dos metros, llevar los tapabocas, lavarse las manos, si la gente no cumple el asilamiento, no sé va a pasar aquí. 

 

*Puede consultar el recuento de noticias falsas que ha detectado El Espectador en este link. 

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Por Thomas Blanco- @thomblalin

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