En medio de la pandemia por el nuevo coronavirus, un escenario olvidado han sido las cárceles. El altísimo nivel de hacinamiento, que asciende en Colombia a más del 50%, así como problemas en el acceso a servicios de salud y a una alimentación adecuada, son algunos de los factores que agravan un eventual brote de COVID-19 en cualquier prisión del país. Por eso, el presidente Iván Duque ordenó suspender las visitas a los penales y la semana pasada se declaró la emergencia carcelaria luego de que se registraran fuertes protestas que pedían medidas más serias. Ahora, a la espera de otras decisiones, los internos y funcionarios del Inpec envían un mensaje a sus familias: que se queden en casa.
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Desde diferentes centros de reclusión, los privados de la libertad le aseguraron a sus allegados que se encuentran bien de salud y le pidieron a los colombianos que por favor, se queden en casa. Este, por ejemplo, fue uno de los mensajes que enviaron los internos de la cárcel de Riohacha (La Guajira):
A la iniciativa se unieron los reclusos de la cárcel de Sincelejo, Sucre, quienes le dijeron a viva voz a sus familias: “¡Quédense en casa!”.
Asimismo, el comité de derechos humanos de la cárcel de Montería le pidió a sus familias que cumplan con el aislamiento preventivo con calma.