El escepticismo sobre la capacidad real del Kremlin para enfrentar la pandemia se ha propagado tan rápido como el virus en el mundo. En las últimas semanas, el gobierno de Vladimir Putin ha señalado que el país no reporta tantos casos del nuevo coronavirus, pero los médicos lo contradicen y, además de desafiar las cifras oficiales, denuncian que los hospitales no cuentan con los equipos necesarios. Esta actitud rebelde los ha dejado expuestos a un sistema judicial estricto y severo que castiga en silencio a quienes cuestionan al oficialismo.
A comienzos de abril, Anastasia Vasilieva, jefa de la Alianza de Doctores de Rusia, fue detenida por criticar la respuesta del Gobierno Nacional a la pandemia. La policía la amenazó con cargos por “difusión de noticias falsas”, por los que podría pagar hasta cinco años de prisión. Su detención fue el combustible necesario para que otros profesionales como ella lanzaran sus propios cuestionamientos, pero los jefes de los hospitales han surgido como la principal barrera para que estos comentarios no vean la luz.
Rusia, un país que protege de lleno sus jerarquías, intensificó su intimidación contra quien hable de la escasez, según reporta The Washington Post. Los médicos en jefe actúan como zares y censuran a quienes están por debajo de su autoridad. Y esta situación ha golpeado la poca confianza que muchos tenían en las autoridades sanitarias.
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“Las acusaciones de que los funcionarios rusos están encubriendo verdades críticas, como las tasas de infección para los trabajadores de la salud, es el último ejemplo de cómo la necesidad de hechos públicos en la lucha pandémica a menudo puede chocar con controles autoritarios”, dice Robyn Dixon, periodista de The Washington Post.
Los trabajadores de la salud son a menudo obligados a fabricar o comprar su propio equipo de trabajo, según informó France 24. A medida que aumenta el número de casos, el personal se preocupa por cómo atender nuevos pacientes sin infectarse o infectar a otros.
"Nos dan una máscara desechable por día, pero se supone que debes cambiarla cada dos horas", dijo Olga a France 24, quien pidió mantener su nombre real en secreto. “la falta de equipo de protección en los hospitales en prácticamente todas las regiones rusas”, denunció.
Pero la falta de equipo no es la única evidencia del problema del Kremlin. Según The Moscow Times, como el sistema de salud de Rusia se vio tan afectado en los últimos años, ahora los estudiantes de medicina fueron enviados a la primera línea para enfrentar la pandemia para suplir la falta de personal.
"Nuestro sistema de atención médica, posiblemente como resultado de muchas medidas de optimización (reducciones en el número de camas y médicos, incluidos especialistas en enfermedades infecciosas, que se llevan a cabo desde 2012) es muy vulnerable a un aumento tan agudo en la carga de trabajo", dijo Andrei Klepach, economista de VEB.RF, consultado por The Moscow Times.
Mientras la crisis se profundiza, las autoridades minimizan los comentarios sobre escasez de equipos de protección. Las denuncias ya han llegado hasta organizaciones como Amnistía Internacional, quien ve con terribles repercusiones para el futuro la doctrina del silencio que se produce en Rusia.
“Es asombroso que las autoridades rusas parezcan temer más a las críticas que a la mortífera pandemia de COVID-19”, concluyó Natalia Zviagina, directora de Amnistía Internacional Rusia.
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