COVID-19 y las finanzas del balón

Jorge Tovar
21 de abril de 2020 - 03:00 a. m.

El coronavirus paró la economía del mundo. El fútbol, por supuesto, no es la excepción.

El pasado viernes asistí virtualmente a la charla de Stefan Szymanski (autor de Soccernomics) en la que analizaba el estado financiero del fútbol inglés y planteaba una estrategia para mantener el balón a flote. El ejercicio que presentó era sobre los 92 equipos que componen la FA; es decir, utilizó datos de las cuatro primeras categorías en Inglaterra, no solo de los millonarios.

El ejercicio demuestra cómo el fútbol de ese país hace décadas no recibe préstamos de entidades bancarias: muy arriesgado. Por ello los principales acreedores son los dueños millonarios que, por supuesto, no tienen el menor interés en reclamar las deudas en la coyuntura actual. Pero, solo cancelando la temporada actual, el fútbol inglés va a perder un 20 % de sus ingresos. Ello implica que todo el fútbol inglés, incluyendo la millonaria Premier, va a estar en números rojos. ¿Cómo evitar la quiebra?

Szymanski propone un esquema de cooperación. Crear un fondo de consolidación al que se asigne el valor futuro de los derechos de televisión y emitir papeles a favor de los clubes sobre el déficit en las transferencias por pagar. En esto se encuentra trabajando bajo el supuesto de que las transferencias de jugadores entre clubes ingleses son sustanciales. El último paso es negociar con los futbolistas para que acepten papeles por el valor de salarios que no se van a pagar hoy. En esencia, es utilizar el valor del fútbol de mañana para salvar el de hoy.

En el fútbol colombiano habría que replantear al menos dos puntos: la televisión, por un lado, y las relaciones entre los agentes involucrados, por el otro. El esquema de pago por ver no parece ser la mejor alternativa cuando los hogares se enfrenten a la mayor recesión que jamás se vivió en Colombia. Renegociar y replantear el esquema parece ser la alternativa óptima. Es especialmente importante si, como parece, el fútbol arranca sin público. En ese caso, la competencia del balompié nacional con las grandes ligas de Europa y América sería directa.

El otro punto es el más complicado. Hay que unificar criterios entre los miembros de Dimayor y coordinar con los jugadores. Al día de hoy, no sin razón, los futbolistas en Colombia no aceptan rebajas de salarios y menos aún rupturas de contratos. Pero, por otro lado, los clubes, la mayoría ya antes de la pandemia con las finanzas muy débiles, no tienen la capacidad de sostener las nóminas si los ingresos no arrancan. En aras del bien común, están todos condenados a entenderse. No hay peor manera de enfrentar una recesión que todos jalando para un lado diferente.

 

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