
La mitología celta está plagada de rituales que buscan energizar el cuerpo y poder creador a través de una profunda conexión con la madre tierra; una magia que se puede sentir en el agua, las piedras, las plantas, los animales y todos aquellos elementos que conforman la naturaleza.
Para este 31 de octubre, la invitación será apoyarte en la fuerza de la tierra, para expandir tu capacidad creadora y dirigir toda tu energía hacia aquellos cambios que tanto estás necesitando.
Escribe en un papel pergamino eso que quieres crear o cambiar. Utiliza palabras que evoquen una actitud positiva.
Busca un lugar tranquilo, a la hora del día en el que te sientas más cómoda, y pon música suave para poder concentrarte.
Cuando te sientas lista para iniciar vas a decir ‘Desde mi esencia me unifico con el total, con la tierra y con todo lo que brota de ella, para que me permita desarrollar mi misión y los propósitos de mi vida’.
Siembra en una matera una planta de tu elección, preferiblemente una que te genere bienestar, y vas a repetir: ‘me conecto y me uno a ti madre tierra, mi propio cuerpo, mi propia nutrición’.
Una vez dicho esto, ubica siete cristales de Citrino en la matera. Para esto, primero debes programarlas: lleva cada cristal a tu corazón y pon en ellos toda tu intención, aquella que escribiste previamente en el pergamino. Mientras las ubicas vas a repetir: ‘Me conecto con el rayo y el campo puro de la abundancia que ahora lo uno con la tierra; colócalas en forma de círculo y en sentido de las manecillas del reloj’.
En seguida toma diez semillas de girasol y ubícalas de la misma manera alrededor de la planta, mientras dices: ‘Brota mi creación y da sus frutos.’
Para finalizar el ritual, repite ‘Así es, así es, así es’.
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