Foto: David Schwarz
Flores intentaba prender una vela con un encendedor de gasolina cuando se produjo una chispa que le quemó parte del pecho, la cara y el brazo derecho. Estuvo hospitalizada por varios meses, sin saber a ciencia cierta cómo quedaría su piel. Ese suceso le cambió la vida.
Luego de recuperarse decidió ayudar a otras personas que hubieran pasado por experiencias como la de ella, por eso creó la Fundación Inti, junto a la cirujana plástica Jennifer Gaona y a la psicóloga Adriana Liévano. Para ellas es muy importante que los sobrevivientes de quemaduras tengan una buena atención médica, un buen psicólogo y acompañamiento en todo el proceso de recuperación. Lo cual no ocurre actualmente. En Colombia hay un déficit de más de 100 camas y no existe la tecnología necesaria para atender adecuadamente a los pacientes. Su interés por extender su mano a otros implicó recoger fondos y esa necesidad la llevó a hacer a un lado el modelaje y apostarle a su pasión: la cocina.
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La Fundación Inti organiza diferentes eventos culinarios, como desayunos, almuerzos y cenas, en los que participan cuatro o cinco chefs de los mejores restaurantes de Bogotá. El resultado de cada comida es único, ya que se unen cocineros que normalmente no se juntarían para hacer combinaciones especiales, que no se encuentran en ningún restaurante. Estas comidas son itinerantes: cada una se lleva a cabo en un lugar diferente.
- Su restaurante se llama Malu. Se inspira en el Mediterráneo y es responsable con el medioambiente. En su menú no tienen frituras, todo es horneado o salteado. Cada plato tiene un sentido y está ligado a un recuerdo. Incluso sus proveedores están alineados con su búsqueda ecologista y orgánica. @fundacioninti