‘Dentro de la piel’, la columna de opinión de Vanessa de la Torre

Carlos Pizarro Leongómez fue el cuarto candidato presidencial asesinado en esa fatídica contienda electoral de 1990, que manchó de sangre la historia de Colombia y que derivó en la Constitución de 1991.

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Pizarro pasó sus últimos días entre los afanes de la campaña, el temor de las amenazas y los brazos de una mujer guapísima de 25 años que llevaba en su vientre el fruto de una pasión ardiente y corta, de la que nació Carlos Andrés, su único hijo varón, que tiene los mismos años que su padre de haber fallecido. Ni Carlos Andrés ni su madre buscaron tener el apellido Pizarro, aunque el niño siempre creció sabiendo quién era su papá y fue acogido desde el primer instante en la familia Pizarro.

Creció cerca de María José -hoy senadora- y de Claudia, las hijas de Myriam Rodríguez, y también conoció desde muy pequeño a María del Mar -hoy representante a la Cámara-. Todas mujeres valiosas y fundamentales en la vida de Carlos Pizarro.

Carlos, el hijo, es ingeniero agroindustrial, vive en el campo y tiene un parecido físico innegable a su padre. Treinta años después, con vientos de cambio en la política colombiana y tras el triunfo de un presidente que considera que honra las banderas de su padre, me dio una entrevista para contarle al país su historia.

Así son las familias y así es la historia: cargada de secretos, amores, pasiones y dolores. Nadie sabe lo que ocurre por dentro de los demás y nadie sabe, tampoco, las verdaderas pasiones que se guardan dentro de la piel. Contarlas, como en el caso de Carlos, y publicarlas, como en el mío, es liberador y fascinante.

Autora de la columna: Vanessa de la Torre.