Creen que no hago nada

Como dedico gran parte de mi día a mi hijo, muchos se sienten en la libertad de decir que me la paso rascándome la barriga.

Por Redacción Cromos

28 de julio de 2017

Creen que no hago nada
Mamá con los pies de su hijo en la mano

Mamá con los pies de su hijo en la mano

 

 

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Por: Juanita Kremer 

 

Todos, alguna vez, les hemos oído decir a nuestras mamás o a alguna tía, prima, abuela, amiga, hermana, etc., que ser madre es un trabajo, y tal vez el más duro y desagradecido. Sin embargo, un par de allegados me han soltado afirmaciones como: “Pero es que usted no hace nada, solo trabaja tres horas y el resto del día está en la casa. Cambiemos de trabajo y verá que yo también estaría igual de relajado y feliz”.

 


Cuando esas personas han tenido el cinismo de lanzarme frases de ese tipo, he sentido como si me agarraran del pelo y me botaran muy lejos. La gente es desconsiderada, hiriente, poco empática. ¿Qué saben ellos del cansancio que traigo? ¿Acaso ellos conocen de primera mano qué significan esas horas de trabajo sumadas al resto en las que cuido a mi hijo? 

 


Sería bonito que esas personas se despertaran todos los días, durante dos años seguidos sin excepción, a las 6:00 de la mañana. Que no tuvieran el chance de dormir hasta las 7:00 u 8:00 un sábado, un domingo o un festivo. Me encantaría cambiar de puesto con aquellos que critican, para que se dedicaran a jugar con un niño, que no va al jardín, hasta que le dure la cuerda. Me gustaría que supieran que es imposible leer cinco páginas seguidas de un libro, una revista o un periódico; que ver un programa de televisión completo es una hazaña irrealizable, y que una siestita de 15 minutos siempre va a ser interrumpida por un incansable “Mamá, mamá, mamáaa”. 

 


Estar de arriba para abajo, jugar, leer, pintar, esculpir figuras con plastilina, recoger, ordenar, leer, hacer títeres, darle de comer al niño, limpiarlo, cambiarlo, consolarlo, reprenderlo y soportar su llanto, que a veces taladra el cerebro, son razones suficientes para sentirnos cansadas y querer, de cuando en cuando, tirar la toalla. No obstante, a veces ni siquiera los mismos papás de esos niños que nosotras cuidamos son realmente conscientes de lo valiosa y demandante que es nuestra labor. 

 


Para las personas que salen de la casa es sencillo pensar que los que nos quedamos pasamos el día rascándonos el ombligo y viendo televisión, pero cuando se tiene un hijo pequeño, las cosas son totalmente diferentes a como la gente se las imagina. 

 


Creo que solo el amor que tenemos por esos niñitos, a los que decidimos amar sin condición, nos da la fuerza para seguir adelante y lograr, eventualmente, hacer caso omiso a todos los comentarios que hacen sobre nuestro supuesto tiempo libre. Ahora que lo vivo en carne propia, entiendo a la perfección cuando las mujeres dicen que ser mamá es un trabajo duro y desagradecido. Solo era cuestión de ponerse en los zapatos de una madre, ojalá otras personas hicieran lo mismo antes de opinar.

 

 

Foto: Istock

Por Redacción Cromos

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