"Diariamente batallo con mi tirana interior", Mábel Lara

La periodista colombiana asegura que ya no busca el éxito. Hoy, ya es una mujer realizada. ¡Digna de admirar!

Por Redacción Cromos

01 de diciembre de 2016

"Diariamente batallo con mi tirana interior", Mábel Lara
"Diariamente batallo con mi tirana interior", Mábel Lara

 

Por: Mábel Lara 
Periodista de Noticias Caracol

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El viaje es un proceso largo, dispendioso, abrumador y comienza con un profundo vacío. Un sentimiento enrarecido en la boca del estómago, que se agudiza en las noches y en los días grises. Toma tintes dramáticos con los cambios hormonales cuando literalmente nuestra naturaleza femenina no aguanta tanta contención y se deja sentir, explota. Es como una descarga energética que se recompone cíclicamente y nos muestra su peor faceta en el periodo que solemos llamar “aquellos días”. Me refiero a esa sensación de aridez e insatisfacción que nos hacemos con la más trascendental pregunta ¿para qué sirve todo esto? 

 


Muchas de las mujeres que somos llamadas exitosas, hemos renunciado a nuestro lado femenino para poder meternos en el mundo de los hombres y lo voy a explicar. El éxito es una construcción masculina de nuestras sociedades y somos las mujeres modernas quienes asumimos ese “cuentazo” para competir en él. Somos las más estudiosas, las más trabajadoras, las mejores empleadas, las mejores hijas, esposas, madres, amantes y además nos esforzamos por hacer dieta y vernos siempre bien ¡Qué cansancio!

 


Hemos construido nuestro universo complaciendo a otros: al jefe, al hijo, al marido, a los amigos, a la sociedad que nos exige vernos de un modo determinado, lo hemos hecho siendo principalmente desleales con nosotras, en una carrera contra el tiempo porque nos hicieron creen que existen las mujeres maravillas y somos las chicas superpoderosas.

 


Lo más doloroso es que poco hablamos de ello, nadie nos dice que el malqueriente éxito es solitario, desgarrador y poco femenino. Y no quiero que me malinterpreten, claro que lo hemos logrado, somos mujeres que rompemos el molde; sin embargo, cuando hacemos la reflexión hemos encausado una búsqueda equivocada que nos viene saliendo bastante cara. 

 


¿De dónde sale este sentimiento de soledad? ¿De dónde procede esta insatisfacción? ¿Si hemos logrado lo que nos hemos propuesto, por qué sigue siendo insuficiente? La psicóloga Maureen Murdock, que llegó a mis manos como regalo del cielo, en una tarde fría bogotana intentó explicármelo: “Cuando el inconsciente masculino toma el poder, puede que una mujer sienta que nunca es suficiente, haga lo que haga y como lo haga. Ese inconsciente le urge a pensar en el futuro sin valorar nada de lo que esté haciendo en el presente”. Es en otras palabras nuestra tirana interior, la que todo el tiempo nos habla de exigencias, de necesidades, de cumplimientos de metas. 

 


Estamos demasiado sometidas a requerimientos de tiempo y energía y no nos gusta admitir nuestras limitaciones, podemos decir no a los patrones de la súper mujer en la casa y el trabajo, podemos y debemos reconocer nuestras limitaciones y eso significa incluso dejar el trabajo y renunciar al poder o al prestigio para conectarnos de nuevo, yo lo hice y mi invento en esta etapa me ha ayudado a encontrar la dicha interior y a ahuyentar las falsas nociones de lo heroico. 

 


En mi caso entendí que mi proyecto personal no era el éxito, mi proyecto es la realización y de esa manera me he desapegado de los mitos y exigencias del mundo moderno para ser feliz y allí está la magia, esa es la esencia de mi realización. Me ha tocado desligarme de los caprichos del ego, reconocerme cansada, abrumada, estallada en tiempo y responsabilidades, diariamente batallo con mi tirana interior a la que le digo con frecuencia y le dejo múltiples papelitos por donde camino y para que no se le olvide: “No soy todo, pero soy suficiente”, lo mío ya no es el éxito, lo mío es sentirme realizada y eso ya lo logré.

 

 

Foto: Hernán Puentes. 

Por Redacción Cromos

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