Vestirse de blanco simboliza paz. La magia de la moda radica en poder usarla para proyectar algo. La ropa comunica, de manera silenciosa, qué pensamos y cuál es nuestro estado de ánimo. Con el color de una camiseta se define cuál es el equipo al que vitoreamos en el estadio o el partido político por el que hemos salido a votar. El blanco, sin embargo, es neutro. Es el color de la paz y de la esperanza.
La moda ha vestido la historia y por eso nos habla de las transformaciones de la sociedad. En las guerras, en las revoluciones, en las ceremonias y en los triunfos, la moda siempre ha estado ahí, como testigo y protagonista de los momentos cruciales de la humanidad.
A raíz de este momento histórico, en el que el país se divide entre el “Sí” y el “No” pero quiere la paz indiscutiblemente, veremos muchas manifestaciones artísticas del campo creativo. Los artistas están comprometidos con la paz y sienten que tienen una responsabilidad con el país. La moda, como podría esperarse, forma parte de este movimiento. Un grupo de diseñadores, periodistas y blogueros se unieron bajo el nombre Colectivo Sí para crear conciencia frente a la paz y generar compromiso entre los colombianos. Para lograrlo, han creado ropa, obras de arte y piezas de joyería inspirados en la narrativa de la paz y la reconciliación.
El proyecto nació de forma espontánea, en medio de la efusividad por la paz. Entre las personas vinculadas a la iniciativa están diseñadores como Juan Pablo Socarrás, Silvia Molina y María Luisa Ortiz; periodistas como Natalia Díaz Brochet, Pilar Luna y Beatriz Arango, y blogueras como Ita María y Laura Agudelo, entre otros. Todos están convencidos de que la paz se puede representar a través de prendas y tejidos, con el apoyo de manos artesanas sin filiaciones políticas y con fabulosas habilidades para crear. Con este movimiento les darán oportunidades a colombianos ex combatientes, campesinos, madres cabeza de familia, artesanos, jóvenes estudiantes, empresarios, consumidores y diseñadores.
Como parte de esta iniciativa se han elaborado Joyas con balas utilizadas en el conflicto armado colombiano.
El evento de lanzamiento se llevó a cabo simultáneamente en Bogotá y Medellín, el 26 de septiembre, y desde ese día el movimiento empezó a generar transformaciones. Les dio empleo a pequeñas empresas caseras. Las fábricas de la industria textil contrataron reinsertados. Y las madres víctimas del conflicto empezaron a trabajar desde sus hogares para aprender a perdonar a través de la costura, lo cual les permite plasmar sus historias con la ayuda de retazos de tela. Todo esto genera bienestar social y se traducirá en una nueva Colombia, en la que la historia se escribirá con confianza y esperanza.
Foto: Sebastián Jaramillo.