"En el modelaje eres lo que otro quiere", Norma Nivia

“Mi primer personaje fue un antagónico en El pasado no perdona y no un extra. Agradezco la fama que, entonces, me había dado el modelaje".

Por Redacción Cromos

29 de julio de 2016

"En el modelaje eres lo que otro quiere", Norma Nivia
"En el modelaje eres lo que otro quiere", Norma Nivia

Soy de Líbano, Tolima, y terminando de cursar el colegio tuve la oportunidad de viajar a Bogotá a estudiar. Desde pequeña había tenido la idea de ser actriz, era mi sueño y sabía que aquí era el mejor lugar para hacerlo. Llegué a los 16 años y, de repente, de la nada, el modelaje se me atravesó en el camino; por una foto que alguien vio y le dijo a otra persona y se conectaron mil cosas. El cosmos conspiró para que todo pasara como debía pasar y se atravesó en el camino de una manera que no pude ignorarlo.

Nunca se me había pasado por la cabeza ser modelo, pero pensé, sí está ahí, si insisten tanto por algo será. Irma Aristizábal y Tony Marques, los dueños de Stock Models, me insistieron. Estaba empeñada con ser actriz, pero no pude negarme. Si la vida te sirve algo en bandeja de plata, tampoco lo puedes despreciar. Decidí aprovechar la oportunidad y ver qué pasaba. Y resultó muy divertido, más parecido a la actuación de lo que yo me imaginaba, con el componente histriónico de interpretar otros personajes, porque en el modelaje nunca eres tú, eres lo que otra persona quiere que seas.

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Me fue bien, todo empezó a crecer y desde el día que arranqué hasta que me auto jubilé, como digo yo, pasaron 16 años. Años que disfruté un montón y en los que fui muy feliz. Mis amigas de la vida, mis hermanas del alma, además de las del colegio, me las dio el modelaje. 

La mayoría de países que visité y las personas que conocí alrededor del mundo, lo que aprendí de moda, de maquillaje y demás, fue gracias al modelaje. Estoy muy agradecida. 

Aunque es absurdo, el tabú del modelaje sigue presente. Muchas personas piensan que una modelo es una tonta que no tiene nada en la cabeza. Desafortunadamente en Colombia el modelaje no es tan bien pago y eso hace que no sea tan fácil vivir solo de este oficio. 

 

Norma Nivia (3)

Hoy, Norma Nivia es actriz. El héroe discreto, es su proyecto más reciente.

 

Pasaron 10 años de mi vida modelando y decidí que era hora de arrancar con mi actuación. No puedo negar que me encontré con ciertos personajes que decían ‘la modelito’, ‘la tonta’… Un actor puede ser arquitecto, médico o ingeniero, pero no puede haber sido modelo, porque creen que no tiene algo que ofrecer. 

Siento que cerré mi etapa como modelo en el momento que era y no la extraño en mí día a día.

El bichito de la actuación me picó desde muy pequeña. Mi mamá recuerda que cuando yo le contaba alguna historia lo hacía de forma dramática y actuando, y eso se suma a mi carácter fuerte. A mi se me mete algo en la cabeza, y si siento que de verdad está conectado con mi corazón, sé que voy a luchar. Ese carácter no me deja flaquear. Claro que cuando dije que quería ser actriz, a mis papás casi les da un ataque. Fue un proceso largo, tuve que negociar con ellos. Empecé a estudiar bacteriología, ¡y duré medio semestre! Me salí de estudiar sin decirles nada y empecé a trabajar de mesera. Fue un acto de rebeldía para demostrarles que iba a hacer lo que soñaba. Hicimos un compromiso: me ayudaban a pagar mis estudios de arte dramático, que cursé en la Academia Charlot, si luego hacía una carrera. Soy graduada de la Charlot y de comunicación social de la Universidad de la Sabana. Este proceso me ayudó a entender que vale la pena esforzarse por lo que uno quiere. Y sabía que ser actriz era lo que necesitaba para vivir y ser feliz. 

Mi primer personaje fue un antagónico en El pasado no perdona y no un extra. Agradezco la pequeña fama que, entonces, me había dado el modelaje. 

Como siempre fui tan histriónica, lo aprovechaban fotógrafos y productores, y cuando había algo especial en una pasarela, me proponían a mí. Me entrené mucho en crear personajes, perderle el miedo a la cámara y a la presión del público. 

Tengo recuerdos muy lindos de mis campañas. En esa época, entre modelos, fotógrafos, dueños de agencias, productores y estilistas, se vivía en ambiente de familia. 

Y si de momentos especiales se trata, no olvidó el premio que me gané para viajar a Nueva York. Me mandaron a un casting para la revista Bazaar, para un editorial de fotos y un comercial, y me entregaron la ficha #537. Lo hicimos como 700 aspirantes y quedé yo. Nunca se me olvidará. 

Ser modelo me dejó muchísimas personas que quiero, cariños de verdad, como mis mejores amigas Ángela García y Ángela Cardozo. 

 

Foto: David Schwarz - Archivo CROMOS

 

Por Redacción Cromos

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