Por: María Isabel Zapata Villamil
Tímidamente entró la fotografía a Cromos, cuyas portadas durante la dirección de Arboleda y Valencia estuvieron a cargo de artistas e ilustradores con estampas costumbristas, imágenes religiosas, damas de sociedad, próceres, gobernantes, plazas y edificios históricos, escritores y paisajes de la Sabana, que hacían que la revista fuera coleccionada por los lectores.
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La fotografía siempre vivió en constante relación con el mundo del arte. Cromos, incluso, nació como revista ilustrada. La fotografía reprodujo la realidad de manera tan fiel que la pintura le recordó que tendría dos problemas para resolver: el color y el movimiento; y en eso se demoraría casi 100 años. Mientras tanto, para dar color a las imágenes, se usó el retoque. Así se aprecia en la primera fotografía a color que sale en la edición 48, de 1916, del torero Pedro Espejo en el Circo Mosquera. En 1917 se ve la partida de un soldado estadounidense a la Primera Guerra Mundial, de la agencia Underwood & Underwood.
17 de octubre, 1925
De paseo por los talleres de Cromos
Excursiones de estudiantes de la época visitaban la sede donde se producía la revista en los años veinte. Un grupo de alumnos de la Escuela de Une (Cundinamarca) a la salida de la travesía.
Quien contribuyó a darle un carácter gráfico a Cromos fue Coriolano Leudo —dibujante, caricaturista y pintor—, desde 1916 hasta finales de los veinte. También Rinaldo Scandroglio, Luis Felipe Uscátegui, Tito Saubidet, Pepe Gómez, Sergio Trujillo Manegat, Moreno Otero y Roberto Pizano. Además fue clave Ricardo Rendón, el caricaturista de cabecera. Con un estilo muy francés, inspirado en el art nouveau y decó, Nicolás Delgado dibujó damas sofisticadas. La única mujer dibujante fue Cecilia Pérez.
La fotografía hizo propias las preocupaciones de los movimientos artísticos. En representantes como Peter Henry Emerson se ven imágenes borrosas y composiciones, como las alegorías de la pintura simbolista. Esta corriente se aprecia en los retratos de mujeres que esquivan la mirada, y en el Álbum de Cromos, donde aparecen jóvenes envueltas en una aureola misteriosa. A partir de la edición 89, el retrato de Blanca Posada de Berrío inaugura las portadas de bellas damas de la alta sociedad.
Otra corriente promovía que el fotógrafo no interviniera lo que se buscaba enseñar, como los avances del transporte y la industria. Esta corriente también se representó en la revista, con fotografías fijas en edificios emblemáticos y en carreteras, construidas gracias a la indemnización que dio Estados Unidos a Colombia por la separación de Panamá. Aquí encontramos representantes como Pedro Osteau de Lafont, J.N. Gómez y Jorge Obando.
También se hacen famosos los estudios especializados en retratos, como los de Castello y Posada y J. N. Gómez, en Bogotá, y de Benjamín de la Calle y Melitón Rodríguez, en Medellín.
Fotos: Archivo Cromos.