En los primeros meses de vida, es frecuente que los bebés devuelvan un poco de la leche que han tomado. En ocasiones sucede porque al sacarle los gases al bebé se le da la vuelta muy rápido y en otras, la situación se vuelve reiterada e incluso genera molestias a la hora de dormir, haciendo que se despierte con frecuencia.
El tubo digestivo de un lactante aún se encuentra en desarrollo y por eso es normal que devuelva un poco los alimentos por la boca. Hay que esperar unos meses para que madure el orificio que se encuentra en la parte inferior del esófago, el cual funciona como una válvula que se abre y cierra para controlar el paso de la comida al estómago.
“Esto les pasa a todos los bebés sanos. A los 2 o 3 meses de edad van a empezar a superar el reflujo”, asegura el pediatra Nicolás Ramos, presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría Regional, y advierte que hay que estar alerta cuando el vómito se complica volviéndose abundante y frecuente, el niño no sube de peso o presenta anemia.
Según Ramos, también hay que consultar con el pediatra si el bebé tose al mismo tiempo que regurgita, pues corre el peligro de que la comida se cuele a la vía respiratoria y empiece a padecer neumonía o se ahogue. No hay que tenerle miedo al tratamiento, pues en general sólo basta tomar la medicina indicada y cambiar la fórmula láctea.
Para aliviar los síntomas
- Menos volumen de leche por cada toma, pero más veces al día.
- Recordar que la mejor leche es la materna. Es un error suspenderla cuando hay vómito.
- El reflujo se puede presentar porque la leche es demasiado líquida, en ese caso hay que espesarla con un poco de cereal.
- Si toma biberón, usa chupos con agujeros no muy amplios y mantén el tetero inclinado para que el bebé no trague aire.
- Es aconsejable que el niño duerma algo inclinado. Se puede levantar un poco la cabecera de la cuna con ayuda de un cojín.
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