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Aprende el poder de la vulnerabilidad

Permitirnos ser vulnerables es una forma de vivir, de asumir situaciones cotidianas, lejos del miedo, con coraje y decisión. Una aproximación para llegar a ese territorio y abrazarlo.

Por Sebastián Restrepo. Psicólogo gestaltista y sistémico.
24 de febrero de 2016
Aprende el poder de la vulnerabilidad

Aprende el poder de la vulnerabilidad

Hace poco tuve la suerte de dar con uno de esos escasos libros que reúnen una intención generosa, una sólida base científica, ideas cruciales y actuales para el arte de vivir, y la sencillez necesaria para que cualquier persona pueda entenderlo. Se trata de Frágil, un libro donde Brené Brown confronta profundos mandatos sociales que nos condenan al miedo y la escasez, y a la vez apunta al lugar donde podemos recuperar el coraje y el poder perdidos: el corazón de la vulnerabilidad. 

Pero ustedes y yo sabemos que abrazar la vulnerabilidad no es la actitud que nos caracteriza a la mayoría de nosotros: queremos ser perfectos, sabérnoslas todas, tener todas las garantías, controlar todos los flancos antes de lanzarnos al ruedo. Eso en el mejor de los casos, porque con mucha frecuencia ni siquiera nos lanzamos. Y así vivimos la tragedia de los cobardes –¿perfectos? –: fallamos antes de haberlo intentado y nos arrepentimos de lo que nunca fue. 

Pero todo esto parte de una gigantesca pero simple confusión: creemos que la incertidumbre, el riesgo y la exposición emocional son opcionales. Pero la vida nunca nos dará certezas, cada paso que valga la pena implicará múltiples riesgos y, si vivimos con el corazón por delante ?y esa es la única vida que nos realiza? estableciendo conexiones verdaderas,  siempre estaremos expuestos emocionalmente.  

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el poder de la vulnerabilidad

La comparación es traición, que el estándar afuera silencia la conciencia de adentro, que los moldes aniquilan la creatividad.

 

La elección, si tenemos alguna, no es ser vulnerables o invulnerables, sino si asumimos la vulnerabilidad con entereza y entrega o si la negamos. Lo primero nos conduce al coraje y el sentido, lo segundo a una fortaleza mentirosa que solo encubre al miedo y la desconexión. 

Así lo resume Brown: “debemos caminar hacia el ruedo, cualquiera que sea ?una nueva relación, una reunión importante, un proceso creativo, o una difícil conversación familiar? con coraje y voluntad de comprometernos. En lugar de sentarnos en los márgenes lanzando juicios y consejos, debemos atrevernos a mostrarnos y dejarnos ver. Esto es vulnerabilidad, esto es atreverse”.  

Pero antes de hablar de la vulnerabilidad debemos encarar una pregunta que muchos de ustedes se están haciendo: ¿Pero por qué buscamos tan ansiosamente la invulnerabilidad, por qué nos cuesta tanto ser vulnerables?

Para Brown, y aquí radica su profundidad, nuestra aversión a la vulnerabilidad radica en un mandato estructural de nuestra cultura: la escasez. Y es que nuestra sociedad neoliberal se alimenta de una idea terrible: nuestra vida, tal y cómo es, es ordinaria y carece de sentido. Debemos compararla con la vida extraordinaria, pero ficticia, de las celebridades del momento, de los amigos de las redes sociales, de los símbolos del éxito y estatus. Pero nunca seremos ni lo suficientemente buenos, ni los suficientemente perfectos, ni lo suficientemente musculosos, ni los suficientemente bellos, ni lo suficientemente ricos, ni lo suficientemente libidinosos, ni lo suficientemente diligentes, ni lo suficientemente inteligentes, etc., etc., etc. 

Y el resultado de la escasez, de sentirnos carentes o defectuosos, es que no estamos dispuestos a apropiarnos de nuestras vulnerabilidades, ni a comprometernos  con el mundo desde un lugar de valor personal (dándonos nuestro lugar). Y este mandato cultural de escasez conlleva siempre vergüenza, comparación y separación, venenos para el coraje y la integridad. 

Nunca nos detenemos a pensar en el lugar desproporcionado que ocupa la vergüenza en nuestras vidas, en cómo hemos atado nuestro valor a logros, resultados y complacencias, en cómo vivimos inmersos en culpas que no son esenciales. Nunca hemos pensado que el perfeccionismo que nos ata las manos, los ojos y la boca, no es más que el resultado de la docilidad con que nos hicimos a la idea de que nunca somos suficientes. 

Tampoco nos hemos dado el tiempo para entender que la comparación es traición, que el estándar afuera silencia la conciencia de adentro, que los moldes aniquilan la creatividad, y que las medidas nos alejan de los dones únicos. Mientras nuestros ojos estén entrenados para compararnos, nunca nos conoceremos. 

Nunca, tampoco nos hemos preguntado si tanto miedo de asumir riesgos, de intentar cosas nuevas, de mostrarnos auténticamente, no ha sido un condenarnos a la distancia. Nos preservamos, nos camuflamos, nos maquillamos y eso es distancia. Hay soledad en las palabras no dichas y hay abandono en los dones que no entregamos por miedo. 

Y aquí llega una nueva idea liberadora de Brown: el opuesto de la escasez no es la abundancia ?ambas son dos lados de la misma moneda?, sino la integridad. Y aquí viene entonces una invitación práctica: para asumir el coraje de la vulnerabilidad, lo primero es que dejemos de apostarle a la escasez. 

Para apostarle a la integridad necesitamos la consciencia de que siempre somos suficiente, que valemos de entrada, que no tenemos que ganarnos el valor, que somos sagrados por el simple hecho de existir. Eso se llama dignidad. Cuando tenemos dignidad, ya no somos vulnerables a la fórmula de la vergüenza, ya no somos adictos a las palmaditas en la espalda, ya no estamos condenados a la aprobación, ni estamos amordazados por el perfeccionismo. Una vez tenemos dignidad podemos cultivar la vulnerabilidad. 

Solo cuando el valor lo encarnamos de entrada, tenemos espacio para celebrar la incertidumbre de una vida que no ofrece garantías, donde un día ganamos y otro perdemos. Podemos abandonar nuestros burladeros y ser honestos, dejar de victimizarnos, dejar de adormecernos, y dar nuestra verdadera cara, con amor y sin vergüenza. Entonces estaremos dispuestos a sufrir riesgos emocionales, sabiendo que aunque nuestro ego es muy frágil, nuestro corazón puede con muchas heridas, muchas desilusiones, muchos rechazos y muchas equivocaciones. Piense que es mejor tener cicatrices que estar embalsamado. 

A fin de cuentas, creo que, como diría Brown: “una cosa que tenemos en común es que estamos hartos de sentir miedo. Todos queremos ser valientes. Todos queremos atrevernos a lo grande”. 

 

Conferencia

El poder de la vulnerabilidadconferencia TED donde Brené Brown comparte la visión profunda de la investigación que la llevó a una búsqueda personal para conocerse a sí misma y a la humanidad. Disponible en Youtube. 

Escuchando a la vergüenzaconferencia TED donde Brené Brown explora lo que puede suceder cuando las personas se enfrentan directamente a su vergüenza. Disponible en Youtube. 

 

Libro

 

fragil 9788479532383  

Frágil, de Brené Brown 

La profesora Brown plantea escenarios de la vulnerabilidad, como las nuevas relaciones, entrevistas laborales, exámenes, procesos creativos, nuevos entornos profesionales.No obstante, en la vulnerabilidad radica nuestra mayor fuerza.

 

Los dones de la imperfección, de Brené Brown

“Admitir nuestra historia y amarnos a nosotros mismos durante el proceso de la vida es lo más valiente que podemos llegar a hacer”, sostiene la autora.

 

Foto: iStock. 

 

Por Sebastián Restrepo. Psicólogo gestaltista y sistémico.

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