Así se hace un picnic inolvidable. Me encanta la carne de cerdo
Un mantel protector es más importante que uno decorativo
El plan de picnic, aunque es delicioso, acarrea varios riesgos: lastimarte con alguna roca mal ubicada, tallarte con arena, mojarte con el pasto húmedo o embarrarte; por eso, busca en casa un mantel cuya tela sea gruesa y ojalá algo impermeable. Por supuesto, si quieres hacer honor a tu gusto por las flores, elige el mantel que más se acerque a tus exigencias.
La canasta es idílica pero haz que también sea útil
Está claro; la imagen idílica del picnic con canasta de mimbre, uvas, pie de fresas, vino y muchos colores, es la que quieres dejar impresa en las fotografías y eso está perfecto; sin embargo, haz que lo poético no te quite lo práctico; consigue una canasta con la capacidad de cargar casi todo lo que deseas llevar. Sácale provecho.
Recipientes para la comida ¡Indispensables!
Si planeas un picnic de varias horas, lleva la comida bien empacada y separada. El calor o la humedad pueden hacer que los alimentos se mezclen antes de ser servidos y se perderá el encanto de los ingredientes. El objetivo es que la mezcla la hagan los comensales según su gusto y su inspiración.
Olvídate de la vajilla de porcelana
Practicidad deberá ser una de las premisas del picnic. La vajilla de porcelana se ve divina pero te complicará el momento; se puede romper en el viaje o durante el picnic –recuerda que estás al aire libre, sentado en el suelo-. Lleva simplemente platos, cubiertos, vasos y copas desechables, muchas servilletas y listo. Eso sí, que el cuchillo corte muy bien.
Piensa en carne de cerdo deshilachada, molida o en tiritas ¡Te va a encantar!
La carne de cerdo fría es más deliciosa de lo que piensas; no temas llevarla al picnic porque con seguridad será el plato favorito de tus acompañantes. Prepararla es muy sencillo. Elije cualquiera de estas presentaciones: deshilachada, molida o en tiritas. Después, prepara el acompañamiento que más te guste; puede ser salsa bolognesa, salsa napolitana, guacamole o cebollas caramelizadas; cualquiera será una excelente elección. Una vez tengas lista esa mezcla, empácala en un recipiente seguro. Eso sí, no olvides llevar suficiente pan o tortillas de harina; si se te antojan unas arepas para rellenar, perfecto. Con seguridad, todos van a querer repetir.
Rienda suelta a los acompañamientos
Piensa en algunos encurtidos como aceitunas, pepinillos, mazorcas y espárragos; súmale a esa elección algunos quesos, jamones y frutos secos. Aprovecha lo inspirador del paisaje, mezcla sabores y agudiza ese exigente sentido humano: el gusto.
Una nevera portátil solo si es necesario
Si quieres mantener fríos algunos alimentos como quesos y jamones, o bebidas como cervezas, vino blanco o refrescos, puedes llevar una nevera pequeña con bloques grandes de hielo o con bolsas de gel helado. Los cubos de hielo convencionales se derriten en menos tiempo y podrían estropear tu comida.
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