Está demostrado que, tras el nacimiento, el crecimiento cerebral es mayor durante el primer año de vida. En este periodo se desarrollan muchos procesos cognitivos. Es precisamente por esto que los padres buscan estimular a los niños desde el vientre materno para favorecer su intelecto.
Con esta idea compran todo tipo de productos que prometen niños más inteligentes. Sin embargo, ninguno de estos productos musicales o audiovisuales ha sido probado en estudios serios que demuestren su efectividad. El biólogo molecular John Medina habla sobre este tema en su libro Los principios del cerebro en los niños, donde explica de qué manera un entorno sano y tranquilo sumado a la buena nutrición (principalmente leche materna) se convierten en el sustrato esencial para los bebés.
Sigue a Cromos en WhatsAppEstrés en la madre, peleas entre los padres o algún evento traumático en esta primera etapa es percibida por el cerebro del bebé provocando reacciones bioquímicas que perturban el desarrollo normal. Más que tecnología y estimulos muy complejos, los bebés necesitan seguridad, amor y tranquilidad para que su cerebro desarrolle todo su potencial.
Mitos y verdades
Los videos para niños aumentan el vocabulario. Falso: Pueden incluso reducirlo. El vocabulario de un niño aumenta en la medida en la que sus padres u otras personas les hablen. Las palabras tienen que venir de un ser humano.
La música de Mozart en el embarazo mejorará su promedio futuro en matemáticas. Falso: El niño eventualmente sentirá familiaridad con esta música y podrá recordarla. Pero para aumentar su desempeño en matemáticas hay que enseñarle autocontrol, pues esta condición -que se llama función ejecutiva- controla la previsión, la resolución de problemas y la formulación de metas.
Los juguetes pedagógicos y las ayudas audiovisuales harán a los niños más inteligentes. Falso: La mejor tecnología para estimular la inteligencia de los niños es el juego libre y creativo. Mejor si es orientado por los padres o un adulto. La televisión para recién nacidos y hasta los dos años está asociada a problemas de atención y de hiperactividad.
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