
Bertolucci aterriza en Cartagena
En los últimos diez años había realizado El último tango en París (1972), Novecento (1976) y La luna (1979), y en La Heroica presentó el que era su más reciente trabajo: La historia de un hombre ridículo. Libre de la vanidad de las estrellas, rechazó con cariño las adulaciones y le aseguró a CROMOS que era el último en entender sus películas. Confesó que para él era fundamental ambientar sus filmes con escenas de baile, pero que él era incapaz de bailar, y que la fama era una especie de resignación que uno debía paliar con impotencia. El monstruo que más tarde dirigiría El último emperador (1987), cautivó a los cartageneros y se fue feliz.