Bullying, una modalidad frecuente en los niños
“Mami, mami, es que esa niña siempre hace burlyng", sobre todo a las niñas más chiquitas, las molesta todo el tiempo y las hace llorar”. Ahí estaba yo, acompañando a mi hijo a una fiesta de niños, y logré oír esa maravilla de conversación entre Julieta, una niña de siete años, y su madre.
“Juli, no se dice burlyng, se dice bullyng”, le contestó su madre. “Ay, mamá, como se diga, esa niña siempre molesta”. Con frecuencia recibo inquietudes de los padres sobre este fenómeno escolar que está hoy muy de moda, bullying, matoneo dicen algunos y otros prefieren en español el término intimidación escolar. Pero en ese momento me contuve para dejar esa obsesión de médico de andar explicándole al mundo todo lo que sabemos y para fortuna mía dejé seguir la escena que sirve para explicar realmente de qué se trata.
“Mira, Juli, cuando alguien te molesta no siempre es bullying, a veces las personas molestan a otras por razones distintas a lastimarlas. Es decir, no todo el que te molesta quiere que la pases mal, a veces sólo lo hace para decirte cosas o para poder conversar contigo. Es importante que sepas que si te molestan mucho, o todo el tiempo y tú no te sientes bien, debes decírselo a esa persona, y si no resulta, vas donde un adulto para que te ayude”.
Sigue a Cromos en WhatsAppGeneralmente se acepta el bullying como la situación en la que un joven o niño en ambiente escolar molesta o tiene una actitud agresiva (verbal o física), o de marginación, discriminación, directa o dirigida a través de algún medio (Cyberbullying) o de otro compañero o persona. Se trata de un asunto sistemático, repetitivo que tiene un victimario y una víctima protagonistas frecuentes, y no debe confundirse con una pelea entre muchachos o un evento aislado cuyas razones pueden encontrarse fácilmente.
El maltrato se realiza generalmente por acción, un golpe, un empujón o algo parecido, también puede darse verbalmente, ofensas a las familias, a características personales, las gafas, las orejas, en fin, los jóvenes son muy recursivos para todo y no ahorran tampoco en esto. Por último, se puede dar por marginación o exclusión, cuando un niño es ignorado, o aislado de un juego de equipos, por ejemplo a la hora del recreo.
“Mamá, ¿pero y si no me molesta sino que me pega?” preguntó Julieta. “Tienes que decirle firmemente que no te gusta –replicó su mamá–, pero no es necesario que alguien te pegue o te diga algo para hacerte sentir mal, también podría decirle a alguien que te diga algo o no dejarte jugar o algo así. Pero en ocasiones hay discusiones o peleas y eso es normal, lo más importante es aclarar la situación. Y saber que, si lo necesitas, debes contárselo a una persona mayor”. Luego Julieta llevó la conversación a otra parte y su mamá se distrajo con algo de la fiesta.
Me quedé sin hablar con ellas, pero con la tranquilidad de que esta madre, lejos del terror de moda del bullying que tanto asusta a los padres, era capaz de conversar con su hija, explicarle qué es, qué no y recordarle a quién acudir cuando tiene dificultades.
Para tener en cuenta
Para resolverlo hay que trabajar desde la casa y el colegio.
Los padres no deben estigmatizar a sus hijos, padecer el matoneo no forma el carácter. Hay que reforzar en los niños la capacidad de enfrentar a sus compañeros, el miedo y las dificultades.
Es necesario hacer entender al bully que ha causado dolor y que debe enmendarlo, debe comprender y reparar.
Consejo del especialista
El bullying genera dificultades en la formación de la personalidad de los niños, tanto para quien lo hace como para quien lo padece. El bully (victimario) no logrará madurar su manera de relacionarse con otros a través de la palabra y el diálogo, además de crear una personalidad poco sólida. La víctima puede verse afectada en su amor propio. Se altera de muchas manera su percepción de los otros y sus habilidades sociales.
Foto: Flickr.