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"Cada día son violadas 21 niñas entre los 10 y los 14 años", Mónica Roa

"Nuestras niñas nos necesitan, ellas tienen derechos propios, pero además tienen la llave del desarrollo y de la paz".

Por Redacción Cromos

06 de diciembre de 2016

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Niñez, familias y enfoque de género 

 

Por: Mónica Roa

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Me atrevo a juntar estas palabras en un mismo título sabiendo que generan mucha polarización pues quiero explicar con un ejemplo, por qué el enfoque de género es una herramienta que ayuda a garantizar el bienestar de la niñez y las familias, y por lo tanto a construir las condiciones para la paz y convivencia en el día a día de nuestra sociedad.

 

Todos estamos indignados –tal vez no lo suficiente- con las continuas muertes de niños y niñas por desnutrición en el país. De acuerdo al Instituto Nacional de Salud, este año van 49 muertes de menores de 5 años relacionadas con la desnutrición. De esas muertes el 53% son niñas y 47% niños. El 87% de las madres de los menores fallecidos tienen un nivel educativo bajo o inexistente y el 94% pertenecen al estrato uno.

 

El enfoque de género es uno de los enfoques diferenciales que nos ayuda a entender mejor el mundo y la manera en la que las personas de acuerdo a su sexo, a su identidad o rol de género, o a su orientación sexual, lo experimentan. Un análisis con enfoque de género de estos datos indica que no hay una diferencia significativa entre la cantidad de niños y niñas que mueren por desnutrición. Sin embargo, es tristemente revelador que las madres tienen todas un bajísimo nivel educativo y socioeconómico. Los estudios de género llevan décadas insistiendo en que la mejor manera de garantizar niños y niñas saludables es asegurando salud y educación a las mujeres antes de que sean madres. Si además quisiéramos profundizar en la complejidad de que estas madres son indígenas, tendríamos que usar un enfoque interseccional que ayuda a entender cómo interactúa la discriminación de género con otros criterios de discriminación.

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Revisar estas estadísticas me hizo recordar una campaña, llamada The girl effect, que identificaba a las niñas entre los 10 y los 14 años como los agentes de cambio social con más potencial de transformación para lograr la paz y acabar con el hambre y la pobreza. El video mostraba cómo una niña de 12 años que vive en la pobreza, tiene su futuro fuera de control, pues corre el riesgo de quedar embarazada, y si sobrevive al parto, tendrá muy pocas oportunidades de ganarse la vida para mantener a su familia y será muy vulnerable a la explotación sexual, el VIH y la trata de personas.

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Sin duda, no es la realidad que quisiéramos para una niña de 12 años. Por el contrario, si durante la pubertad nos aseguramos de que las niñas cuentan con la educación y los servicios de salud necesarios para no quedar embarazadas, podrían terminar con tranquilidad sus estudios y usarlos para ganarse la vida, tomar sus propias decisiones y formar una familia cuando estén preparadas.

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Si la situación de las niñas de 12 años es un indicador del bienestar de la niñez, de las familias y de la sociedad, entonces los datos publicados recientemente tienen que dejarnos preocupados en muchos niveles. Un análisis con enfoque de género de los problemas que enfrenta la niñez en Colombia, indica que las niñas son el grupo más vulnerable. De todas la víctimas de delitos sexuales, el 73% son niñas según Medicina Legal. Cada día son violadas 21 niñas entre los 10 y los 14 años, y cada día 18 dan a luz de acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas.

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Niños y niñas tienen derecho a estar libres de violencia y a desarrollar su propio proyecto de vida. Este derecho, cobra una dimensión diferente para las niñas en el momento en que entran a la pubertad y empiezan a tener la posibilidad de quedar embarazadas. En ese momento, el impacto de estas violaciones crece exponencialmente, no solo para ellas sino para su entorno. El análisis con enfoque de género nos permitió entender desde hace décadas que el bienestar de la niñez y de las familias depende directamente del bienestar de las mujeres que cuidan esos niños y sostienen socialmente esas familias. Por esto, los derechos de las mujeres, y en particular los de las niñas entrando a la pubertad, se han convertido en una bandera para quienes buscan promover el desarrollo de las naciones y la construcción de paz.

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El enfoque de género no pone en riesgo las familias ni la niñez, todo lo contrario, ayuda a entender cuál es la mejor manera de garantizarle a las familias la protección que necesitan y asegurar el desarrollo pleno del potencial de la niñez. Nuestras niñas colombianas nos necesitan, ellas tienen derechos propios, pero además tienen la llave del desarrollo y de la paz. Dediquémonos menos al debate teórico sobre el enfoque de género y generemos más movilización para buscar soluciones a las problemáticas que este enfoque revela.

 

 

Foto iStock. 

 

 

 

Por Redacción Cromos

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