El sexo es considerado uno de los grandes placeres de la vida, y desde que se haga consensuado y con responsabilidad es sinónimo de diversión, sin embargo, cuando se llega el momento de ponerlo en práctica a veces suele parecer todo muy complicado, y es que hay algunas causas por las que hay momentos en los que llegamos a no disfrutar tanto de tener relaciones, ¿por qué sucede esto?
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Si bien hay algunas afecciones físicas y mentales que pueden ser muy comunes entre hombres y mujeres, hay algunos hábitos o errores que cometemos diariamente que afectan nuestra percepción o consumo del sexo, a continuación, te contamos cuáles son esos enemigos que debemos evitar a toda costa.
Exceso de información
El sexo es un tema muy popular y puede dar la sensación de que está en todas partes, tanto en la publicidad como en lo que consumimos en los medios de comunicación. Pero eso no quiere decir que sepamos más sobre el tema, la sexóloga, Arola Poch, dice al respecto: “En un mundo con tantísima información sobre sexo es cuando más necesaria se hace una educación sexual que proporcione información fiable. Pero seguimos cojeando en este aspecto”. Ella sugiere qué debemos hacer para mejorar: “Incidir en el espíritu crítico y en la capacidad de análisis de la información”.
Presión en los mejores resultados
Aunque se sabe que el sexo es para disfrutarlo, lo cierto es que hoy en día pareciera para hacerlo hay que pasar por exámenes, midiendo tamaños, cumpliendo tiempos y frecuencias, entre otros requisitos. ¿El resultado? Completa angustia, Sonia García, sexóloga, destaca este problema, sin embargo, combatirlo puede ser algo complejo, entonces la experta recomienda trabajar en lo que se conoce como psicoeducación, además de aprender a saber qué hacer con la ansiedad, “y practicar un sexo consciente y con atención plena”.
Demasiadas expectativas
Algo que puede pasar es que se generan muchas expectativas frente al ámbito sexual, sobre todo cuando se tienen pocos referentes, y nuestro conocimiento se basa en la pornografía o en amigos que alardean de hacer cosas que simplemente no son reales. “Alrededor del sexo se generan falsas ideas de cómo van a ser los encuentros. Volvemos a la falta de educación sexual que hace que no se disponga de información real, que permita ajustar esas expectativas para que los encuentros partan de la realidad (no de la fantasía) y, de esta manera, evitar algunas decepciones”, añade Poch.
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Estrés
El cuerpo responde sexualmente cuando no se siente, entonces cuando está bajo estrés reacciona y se pone en modo supervivencia, en el que solo puede realizar funciones básicas que no gasten mucha energía, por ejemplo, el sexo está fuera de la ecuación. Sonia García recomienda al respecto “aprender a manejar correctamente el estrés para prevenirlo, controlarlo o hacerle frente si aparece”. La idea es meditar y realizar actividades de mindfulness que ayuden a concentrarnos en el momento.
Autoimponerse obligaciones
Crees que debes desempeñarte de cierta manera y sientes la necesidad de probártelo a ti mismo, en hacerlo tantas veces a la semana o en hacer sexo oral cuando ni siquiera te gusta. “Ir a un encuentro sexual con presiones no es recomendable, porque lo más fácil es que uno o una acabe situándose en un rol de espectador y se preocupe más de verse desde fuera y valorar qué está haciendo según unos cánones sociales, que de sentir y disfrutar el propio encuentro. Deberíamos quitarnos esas presiones sociales y entender que cada encuentro es único y diferente y no hay un guion que seguir para que funcione”, dice Arola Poch.