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Comidas orgánica, un placer que sabe bien

No es un invento reciente, no es sinónimo de comida vegetariana y le hace bien al organismo. La comida orgánica vuelve a las mesas colombianas.

Por El Espectador
30 de julio de 2010

Un ideal comparten los dueños de restaurantes de este tipo de gastronomía en Bogotá: enseñarle a su clientela hábitos alimentarios saludables y apetitosos. “El término se relaciona generalmente con productos carentes de sazón y sabor. Eso es lo que queremos erradicar del pensamiento de nuestros consumidores”, cuenta Mauricio Parra, dueño de Suna, ubicado en la calle 71 No. 4-47, en Bogotá. En el menú del lugar hay platos vegetarianos y preparaciones con pollo orgánico o con carne, ingredientes que se incluyeron en la carta para atraer comensales masculinos. Pero, y entonces, ¿qué significa la palabra ‘orgánica’?

La revolucuón verde

Cuarenta años atrás, el término “comida orgánica” no existía. La mayor parte de la gastronomía colombiana era natural, cultivada sin abonos artificiales. “Con la revolución verde, proceso en el que se incrementó la elaboración de alimentos debido a las hambrunas mundiales, llegaron los productos industrializados y se esfumaron los naturales”, afirma Magdalena Barón, fundadora de Quinua y Amaranto.

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Hace más de una década profesionales de diferentes áreas se dieron a la tarea de recolectar productos naturales y ponerlos no sólo en los platos de sus restaurantes, sino en las despensas de los hogares. Así surgieron lugares como Bioplaza, Quinua y Amaranto y Suna, restaurantes que cuentan, además, con servicio de mercado.

Por eso los sábados, no es extraño encontrar jóvenes con bolsas de tela pesando tomates sin insecticida o leyendo cuidadosamente los ingredientes de las malteadas naturales. Este es el grupo consumidor más grande de Quinua y Amaranto.

En busca de lo natural

En Quinua y Amaranto, ubicado en la calle 11 N° 2 -95, no existen la mantequilla ni el azúcar refinada. Se ofrecen postres caseros a base de fruta, sopas típicas y la especialidad de la casa: empanadas integrales de quinua. Su propietaria, dejó hace cinco años su oficio como politóloga para convertir un pequeño local en La Candelaria en un restaurante de comida ciento por ciento natural. Entre sus platos se encuentran caldo de miso (base de la sopa japonesa), ajiaco y tofu.

El menú de Suna es diferente. Su plato estrella es la lasaña de vegetales. Brócoli, champiñones, queso y zanahoria bañados en una salsa a base de curry conforman este plato. No todos los ingredientes son completamente orgánicos, pues como el mismo socio lo afirma, “no somos ortodoxos”, pero la mayoría de sus productos son saludables.

Los consumidores acuden a estos templos de comida natural con la intención de cuidar su organismo, pero terminan tentados por las innovadoras preparaciones de alimentos tan comunes como la pasta y las verduras. Volver a lo natural no sólo es saludable sino delicioso.

Receta en cinco minutos

Daysi Soria Aldana, cocinera del restaurante Suna, preparó esta receta sencilla y saludable.

Ingredientes (1 porción)

Una tajada de mango verde en julianas
1/4 de pepino cohombro en julianas
20 g de raíces chinas
Un g de cilantro
Un g de yerbabuena
1 hoja de espinaca grande
1 tallo de cebollín (para amarrar)
10 g de nueces de Brasil
Media zanahoria partida en julianas

Preparación

Lavar la hoja de espinaca e introducirle el mango, el pepino cohombro y la zanahoria. Picar finamente el cilantro y la yerbabuena.

Triturar la nuez y lavar las raíces chinas. Poner encima estos últimos ingredientes. Amarrar la preparación con el tallo de cebollín pasado por agua caliente. Finalmente, agregar la vinagreta de tamarindo.

Por El Espectador

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