Una de las necesidades emocionales de toda persona es vivir la experiencia del amor. La mayoría de individuos aspira a construir un proyecto de “nosotros” que perdure en el tiempo. La relación de pareja, para que valga la pena, debe aportar siquiera un cinco por ciento a la felicidad que toda persona es capaz de construir por sí misma en términos de placer y desarrollo personal. Esto significa que si la convivencia estanca, deja un saldo de tristeza y de tensión, esa relación es inútil y dañina.
Las parejas felices existen y tienen unas características comunes: se interesan por conocerse, se valoran, se elogian, se tratan con respeto, procuran estar juntas el mayor tiempo posible -sin asfixiarse-, encuentran placer en la conversación, se manifiestan afecto, se apoyan y se cuidan, buscan la manera de divertirse, hacen planes de crecimiento intelectual o espiritual y tienen un proyecto de vida en común. Una relación amorosa creciente, sólida y perdurable, no puede ser un simple sueño. Es una realidad cuando las dos personas se lo proponen. Y no está exenta de dificultades y momentos por superar, pero allí es donde se pone a prueba la capacidad para amar y ser amado.
Lectoras preguntan
Conocí a un hombre extremadamente romántico, tierno, cariñoso. Parecía perfecto, pero cuando decidimos empezar a vivir juntos esa máscara de ovejita de repente se convirtió en una de lobo feroz. Dejó de lado los detalles y las cosas que había en el noviazgo desaparecieron. Descubrí realmente quién era. ¿Qué puede hacer uno para aprender a convivir? ¿Qué consejos poner en práctica?
Erika R.
Lamento decirte que el comportamiento de tu “ovejita” no es, básicamente, un problema de convivencia, sino de personalidad. Hay personas que tienen una increíble capacidad para seducir. Ahora bien, sabemos que los lobos feroces y los sapos no seducen a nadie. Por eso, aparentan una personalidad ideal, encantadora, atractiva porque de no hacerlo estarían condenados a vivir en soledad. A las personas así les resulta muy difícil convivir en armonía, ni siquiera ellas mismas se soportan. En cuanto a tu interés acerca de cómo aprender a convivir, si te refieres a tu pareja, creo que necesita con carácter urgente un buen proceso psicoterapéutico. Con la ayuda de alguien él podría ajustar un poco las tuercas y las arandelas que le están sonando y aprender a ser un buen compañero de vida, aportando lo mejor de sí mismo a la relación afectiva.
Mi pareja creía que como llevábamos mucho tiempo juntos y la relación era sólida no tenía que esforzarse por conquistarme y poco a poco se fue acabando el amor. ¿Cómo hacer para que después de convivir durante años el amor se mantenga?
Camila H.
¿Sólida tu relación? Querrás decir, segura, fija. Una relación sólida es aquella en la que las personas se dan constantemente oportunidades de disfrute y de crecimiento; donde ninguna de las dos tiene que esforzarse por conquistar a la otra, sino por alimentar el amor cada día mediante expresiones de ternura, mutua valoración, planes de diversión, manifestaciones de confianza y respeto. El amor es una construcción permanente. Las relaciones son un aplauso a la vida, y una mano sola no aplaude.
*Psicoterapeuta, conferencista y autora de 14 obras de psicología práctica.