Cada año se diagnostican en el mundo más de un millón y medio de nuevos casos de cáncer de seno. Una enfermedad que puede prevenirse y tratarse a tiempo, pero cuya aparición afecta dramáticamente la vida de las familias. Muchas de las pacientes que acuden a los grupos de apoyo que ofrece la Liga Colombiana contra el Cáncer, han perdido a sus parejas por cuenta de este mal. Algunos esposos no logran aceptar sus cambios corporales debido a la mastectomía o al tratamiento con quimio y radioterapia; otros, sienten que esta noticia es el detonante que evidencia el fracaso de su relación y están quienes no saben cómo actuar para ser un apoyo y no convertirse en alguien sobreprotector, intenso y fastidioso.
Becky Malca, psicooncóloga de la Liga Colombiana contra el Cáncer, reconoce que esta es una enfermedad que atenta contra la autoestima de las pacientes, quienes en algunos casos dicen sentirse menos mujeres por haber perdido su seno o porque la caída del pelo, las pestañas y las cejas las hacen ver poco atractivas. Por eso es importante que cuando se diagnostica la enfermedad los familiares, especialmente los esposos y quienes van a asumir el rol de cuidadores, reciban una asesoría que les permita comprender la enfermedad y cuál es su rol frente a ella.
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“Lo primero que les decimos es que deben ser conscientes de que son una pieza clave en el tratamiento, debido a su cercanía emocional con la paciente”. No es bueno, dice Malca, que se vuelvan sobreprotectores ni que estén obligando a su pareja a comer todo el tiempo alegando que así su organismo está más fuerte para lidiar con los efectos de las medicinas; tampoco que las hagan hablar todo el tiempo de lo que sienten, ni que eviten que lloren demasiado. “Lo ideal es que la paciente pueda seguir llevando su vida lo más normal posible, se sienta tranquila y cuando lo necesite se libere del sufrimiento que la embarga por la enfermedad”.
A los hijos y los amigos se les recomienda estar muy cerca de la persona que fue diagnosticada con cáncer de seno y referirse con tranquilidad a su condición de salud. Los grupos de apoyo, como los que ha conformado la Liga, son muy beneficiosos porque permiten asimilar mejor la enfermedad. “Las pacientes ven a otras personas que sufrieron de lo mismo y lograron superarlo. Esto las llena de fuerzas”. De hecho, cuenta Malca, para algunas pacientes el cáncer de seno ha traído consigo transformaciones en su vida relacionadas con la espiritualidad, la concepción que tienen de la felicidad y de la vida. Incluso, cuenta, muchas optan por no reconstruirse el seno. “Esa cicatriz se convierten en un símbolo la nueva oportunidad que tuvieron de seguir viviendo”.
Factores de riesgo
Para prevenir la aparición del cáncer de seno se recomienda realizarse el autoexamen cada mes después de los 20 años y una mamografía anual después de los 40. Las personas que presentan alguno de los siguientes factores de riesgo deben consultar periódicamente a su médico y ser más estrictas con las medidas de prevención.
- Si la mamá o la abuela tuvieron cáncer de seno antes de la menopausia. Es posible que la enfermedad sea genética.
- No haber tenido hijos ni amamantado antes de los 35 años.
- Tener la primera menstruación a una edad muy temprana.
- Mala alimentación y estrés.
Foto: iStock.