
¿Cuál es tu verdadera personalidad?
Todos necesitamos saber cuál es nuestra verdadera personalidad, pero a menudo estamos desconectados de nuestra verdad más íntima y profunda. Según Merino, durante la infancia los mensajes limitantes que recibimos nos inclinan a desconectarnos de nuestros talentos y a prohibirnos nuestras vocaciones. La buena noticia, es que siempre estamos a tiempo de dar la vuelta a esta situación y volver a conectarnos con lo que verdaderamente hemos nacido para ser.
Entre los tres y los siete años de edad, las creencias de nuestros padres y las pautas sociales, culturales y religiosas, nos «exigen» desconectarnos de aquello que aporta un significado especial a nuestra vida: «Acabamos viendo la vida con los ojos de otros, confusos y sin saber quiénes somos realmente», comenta la experta.
Esta situación, que surge en la niñez pero se prolonga a lo largo de la vida, origina seis tipos de personalidad, en donde hay una «emoción que nos domina y que, a la vez, nos limita y debilita en exceso». Arancha Merino da algunos consejos para funcionar mejor con cada personalidad, activar los talentos y conectar con las vocaciones que permanecen ocultos en cada uno de nosotros.
EL FORTIFICADOR: los individuos con esta personalidad interpretan la vida desde la amenaza o el peligro y están dominados por un miedo excesivo. Por eso siempre buscan seguridad y se cierran a lo nuevo, temen a los cambios y les gusta pasar desapercibidos.
Quienes encajan en este perfil deben ponerse en acción y movimiento, nunca aplazar ni dejar las cosas para mañana, atreverse a poner límites y decir NO, hacerse ver, asumir responsabilidades, en lugar de dejar que otros resuelvan sus asuntos, y buscar soluciones a través del pensamiento.
EL CONSTRUCTOR: estas personas están dominadas por una tristeza excesiva. Interpretan la vida desde la pérdida, piensan mucho en problemas futuros, creando en su mente preocupaciones por cosas que no llegan a pasar, pero además son personas racionales, ordenadas y meticulosas.
Si te ves dentro de este esquema debes tomar decisiones con firmeza y valentía, pensar menos y crear más, creer en tí mismo y en tu talento creador, ir a la esencia de las cosas en vez de perderte en detalles, reaccionar ante las manipulaciones, implicarte en las situaciones y expresarte libremente.
EL REVELADOR: esta personalidad interpreta la vida desde la búsqueda de justicia. Los domina una rabia excesiva. Son muy vitalistas, están siempre a la defensiva, odian las normas establecidas y las órdenes. Primero actúan y luego piensan y empiezan muchas cosas sin concluirlas.
Si tienes este perfil para y reflexiona un momento. Debes analizar y pensar antes de actuar, encontrar soluciones inteligentes a los problemas sin culpar a nadie, y atreverte a mostrar tus creaciones, que suelen ser muy originales y novedosas, sin temor a las críticas ni a las envidias.
EL LEGISLADOR: Los individuos con este perfil interpretan la vida desde el estatus, juzgan quién merece su aprobación y quién no, tienen un orgullo excesivo; son personas con un gran sentido del deber, rígidos, quisquillosos y controladores y, además, muy exigentes consigo mismos y los demás.
Si crees que este es tú perfil, es necesario que aprendas a fluir con la vida, permitirte ser algo irresponsable para reducir tu autoexigencia, soltar el control y volver a reír como un niño, confiar y entregarte, poner amor en todo lo que haces, abrir y expandir tu corazón, también aceptar tu romanticismo.
EL REACTIVADOR: Conforman este tipo aquellas personas que interpretan la vida desde la protección a los demás, los domina un amor excesivo. Son paternalistas con los más débiles, sufren decepciones porque no discriminan, tratan a todos por igual y actúan como salvadores de causas perdidas.
Los individuos de este perfil deben detectar los peligros para ponerse a salvo, no entregarse a quien no lo merece, dar más a los mejores y no a los más necesitados, sentirse más seguro de sí mismos y merecedores de felicidad. También deben dejar de sostener a los demás y empezar a recibir.
EL PROMOTOR: Son aquellos que interpretan la vida desde las oportunidades, que ven por todos lados, no se quieren perder nada, y los domina una alegría excesiva. Son emprendedores, seductores y exitosos. No les importa ser depredadores con tal de conseguir sus objetivos.
Si encajas en esta clasificación debes confiar y creer que el amor existe, dejar de competir y empezar a compartir, ser cariñoso y generoso sin crear deudas en los otros; hacer que los demás se sientan seguros a tu lado y no invadirlos; ser prudente y medir los riesgos antes de lanzarte a un reto.





