
Por: Antonio Sanint (@antoniosanint) - Actor y Comediante
Una gran cantidad de niñas en el mundo crecen viendo películas de princesas que son rescatadas por un príncipe azul y llevadas a vivir a un castillo donde por fin les brindan la vida que realmente se merecen, lejos de la cruel realidad que las atormenta. Listo. En el mundo, hay una cantidad de niñas que necesitan ser rescatadas porque viven en niveles de vida infrahumanos.
Pero ¿y el resto de niñas? ¿Qué tiene de dramático la vida de una niña de clase media en el mundo? ¿Qué las atormenta tanto para que sean rescatadas? ¿La malvada madre que no la dejó usar su teléfono en la mesa? ¿El terrorífico trayecto de bus del colegio a la casa? ¿Los terribles padres que no la dejaban ir sino a una fiesta?
Lo grave de todo esto es que el mensaje más fuerte que reciben es que la vida tiene un final feliz. Cuando se casa el príncipe con la princesa todo es color rosa. ¡Y no! Los que hemos estado casados sabemos que el día que uno se casa es cuando la historia empieza a complicarse: al tercer día el príncipe azul tiene panza, ronca y cuando está dormido, de vez en cuando, se le salen un par de pedos que huelen muy mal.
Por otro lado, los niños crecemos admirando e intentando emular superhéroes como Batman, el Hombre Araña y el Capitán América. Lo complicado de este arquetipo es que si bien su objetivo es rescatar doncellas en aprietos, una vez las rescata, las abandona en algún tejado de la ciudad para ir a rescatar otras doncellas. Un superhéroe no fue entrenado para tener una relación estable con solo una mujer. Un superhéroe es un ser aislado de la sociedad, que solo después de que la misma le ha hecho daño es que decide ayudarla. Lo que quiero decir es que si uno se pone a pensar, todos los superhéroes son hombres solitarios, incapaces de tener una relación estable y con delirios de grandeza.
Pero cuando crecemos esto se complica. Las mujeres desean tener un hombre como el que aparece en todas las comedias románticas. Sensible, divertido y que las oiga tanto que pareciera que les adivinara el pensamiento. Un hombre mágico. Y los hombres desean tener una actriz porno que esté sexy y preparada a toda hora para jugar con nosotros los mil juegos del amor sin pudor ni límites.
El problema es que las comedias románticas no son más que una fantasía romántica que alguna mujer en algún momento escribió para que otras mujeres se sintieran identificadas y compraran la película. Y las películas porno son fantasías eróticas que algún hombre escribió, produjo y dirigió para que otros hombres que se identifiquen con él compren la película.
Las comedias románticas, las princesas, los superhéroes y las películas porno se parecen en que ninguna se trata de amor de verdad. Una es la dramatización de las emociones y la otra es sobre estimulación genital.
Lo que existe en una relación real es el trabajo diario de la pareja para mantenerse unida y el esfuerzo para no matar al otro.
De resto todo es fantasía.